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El caso de las «black» se salda con penas de 121 años de cárcel

El ex presidente permitió que los consejeros y altos cargos diesen a las visas «el uso particular que tuvieron por conveniente»

Expresidentes de Caja Madrid Rodrigo Rato (i) y Miguel Blesa (d)
Expresidentes de Caja Madrid Rodrigo Rato (i) y Miguel Blesa (d)larazon

La Audiencia condena a seis años a Blesa y a cuatro y medio a Rato por apropiación indebida. Los usuarios dieron un «uso particular» a las tarjetas pese a que legalmente no podían. Anticorrupción valorará el riesgo de fuga para pedir medidas contra Blesa.

«Si eran conocidas estas tarjetas, como repetidamente se afirmó en el juicio oral, restándole importancia a su emisión, minimizando la trascendencia de la intervención de aquellos después de tantos años circulando y sin reparar justamente en lo contrario, precisamente, todo ello, lo que revela es que frente a la protección de la entidad sostuvieron un sistema que perjudicaba claramente a su caudal –el de Caja Madrid y, posteriormente, el de Bankia–, pero siendo sus primeros beneficiados». Éste es uno de los principales argumentos que utiliza la Audiencia Nacional en su sentencia en la que condena a Miguel Blesa a seis años de cárcel y a sucesor en la caja y presidente de Bankia Rodrigo Rato, a cuatro años y medio, por delito continuado de apropiación indebida y administración desleal. Éste anunció anoche que recurrirá la sentencia. Al resto de los 63 beneficiarios de las «tarjetas black», en calidad de colaboradores, a penas que van de entre tres meses a seis años de cárcel, excepto al ex director General de Medios Ildelfonso Sánchez Barcoj, a quien se le impone dos años y seis meses de cárcel como colaborador y cómplice de la operativa desarrollada que contribuyó a mermar el caudal de la entidad bancaria. Tanto a Blesa como a Rato y Sánchez Barcoj se les absuelve del delito de administración desleal.

En la resolución, de la que ha sido ponente la magistrada Teresa Palacios, se afirma que Blesa y Rato se erigieron «en el detonante de una práctica que, por situarse al margen de las previsiones legales, estatutarias y contractuales, propiciaba la salida de fondos de la entidad de forma definitiva en claro detrimento del patrimonio de sendas entidades».

La sentencia deja claro que este sistema de tarjetas ya se implantó en 1988, cuando Jaime Terceiro presidía Caja Madrid, con el fin de «dignificar las retribuciones de los consejeros a través de una tarjeta que vendría a complementar las dietas que ya recibían». Ésta habilitaba disponer de dinero, «como compensación de los esfuerzos y dedicación a la entidad». Posteriormente en 1995, con la incorporación de nuevos consejeros, Terceiro informó de que esas tarjetas «eran exclusivamente para gastos de representación, en el desempeño de su función de consejero».

La sentencia relata cómo una vez que el acusado Miguel Blesa se colocó al frente de la entidad, por su condición de presidente ejecutivo recibió dos tarjetas de crédito, una de empresa para gastos de representación, y otra también corporativa que se atribuyó a sí mismo, «al margen de sus retribuciones convenidas contractualmente, para dedicarla a atenciones netamente personales, en detrimento, con el uso que le dio del caudal de Caja Madrid». Y, como presidente, «propició» que a los miembros del consejo y a los integrantes de la Comisión de Control, se les facilitase una tarjeta Visa de empresa contra la que disponer sin justificación del gasto, «viabilizando así una percepción dineraria que acrecentaba a la dieta, no obstante constarle que la única autorizada contra el patrimonio de Caja Madrid lo constituía ésta última».

La conclusión al respecto es que fue Blesa quien «con su proceder» contribuyó de forma decisiva a la «merma» al caudal de Caja Madrid, al permitir que los usuarios de las tarjetas diesen a las mismas el «uso particular que tuvieron por conveniente». Una de las cuestiones más contovertidas en el juicio fue la hoja excel aportada por Bankia a última hora, donde se recogían los supuestos gastos ocasionados con las tarjetas (en algunos casos aparecían las mismas cantidades el mismo día y en dos lugares distintos). Las defensas pidieron su nulidad por entender que se utilizaron datos personales sin la autorización de los afectados y que incluso pudieron esos datos ser manipulados.

Sobre esta cuestión, el Tribunal señala que afirmar que el listado Excel elaborado por Bankia está especialmente preparado para esta causa, «es una afirmación gratuita huérfana de cualquier elemento objetivo probatorio».

También se rechaza que esa hoja haya sido manipulada. «Nada más lejos de la realidad», se afirma en la sentencia, donde, además, se añade que los «errores» de duplicidad de cargos lo que pone de manifiesto es que ese documento «se ha realizado informáticamente y no de otro modo».

Las claves

Penas más altas

Son las impuestas a Blesa y Rato, condenados a seis y cuatro años y medio de prisión, respectivamente, por apropiación indebida.

Terceiro

Ideó el sistema de tarjetas en 1988 para «compensar» los esfuerzos. En 1995 advirtió de que no eran para uso particular.

Sánchez-Barcoj

Comunicaba los nombres de los usuarios, los límites operativos mensuales y anuales y autorizaba las ampliaciones de límite».

Devolución

El tribunal aplica la atenuante de reparación de daño a quienes devolvieron el dinero gastado con esas tarjetas.

Hoja excel

La Sala da validez a esta controvertida prueba, donde figuraban los gastos con los plásticos, y concluye que no fue manipulada.