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Blindaje

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La lucha contra el fraude requiere que las empresas presten especial atención al análisis proactivo de sus riesgos, al uso de la tecnología, al conocimiento de sus «business partners», proveedores y clientes, así como a la vigilancia de sus amenazas internas. En este sentido, el director de KPMG Forensic revela que un plan eficiente antifraude debería contemplar cuatro ejes:

1. El análisis de los riesgos de forma proactiva, teniendo en cuenta el sector de actividad, identificando las amenazas y evaluando si los controles destinados a mitigarlas son suficientes y adecuados. «Es importante considerar que, como los patrones de fraude mutan y se sofistican, los riesgos deben ser evaluados periódicamente», agrega.

2. El uso de la tecnología como herramienta de detección. Los sistemas de monitorización de operaciones y el «Data Analytics» son indispensables en un escenario donde el volumen de datos que manejan las empresas crece de forma exponencial. Arenas insta a tener en cuenta que la tecnología no sólo está al servicio del defraudador, sino que se trata de una herramienta esencial para la prevención, detección e investigación de irregularidades.

3. La correcta selección de los terceros con los que se relaciona la organización, atendiendo a criterios de ética e integridad. La inteligencia corporativa es fundamental para la monitorización continua de las relaciones con agentes, distribuidores, proveedores y clientes.

4. La habilitación de mecanismos eficientes para detectar y responder a tiempo ante las irregularidades. Desde KPMG Forensic resaltan la necesidad de establecer canales efectivos para facilitar que empleados, directivos y terceros vinculados con la organización comuniquen eventuales desviaciones en los estándares éticos. De igual modo, remarcan la necesidad de disponer de procedimientos de investigación pautados que garanticen que las actuaciones corporativas sean proporcionales y acordes a lo dispuesto en la legislación.