UGT

Cándido Méndez, incapaz de controlar la renovación de UGT

La fuerte oposición interna impide al actual secretario general pilotar la reconstrucción del sindicato antes de su retirada, en marzo de 2016

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, en la Segunda Asamblea Confederal Consultiva, el pasado mes de marzo
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, en la Segunda Asamblea Confederal Consultiva, el pasado mes de marzolarazon

Cándido Méndez anunció el pasado mes de diciembre su intención de dejar la Secretaría General de UGT un año antes de lo previsto. Hoy, el Comité Confederal convocará el 42º Congreso de la UGT en marzo de 2016, un año antes de lo previsto. Sin embargo, el proceso de reestructuración que reducirá el tamaño del sindicato–acompañado de una profunda renovación generacional que obligaría a muchos sindicalistas a ceder el testigo– le está dando más de un dolor de cabeza. Méndez planeó reducir de seis a tres las federaciones del sindicato para tener menos estructura y más gente en la calle, menos costes directos y mayores inversiones en acción sindical. El líder de UGT quiere cerrar este melón antes de su retirada pero no controla el proceso por la aparición de una fuerte oposición interna.

Este proyecto se lo sugirieron a Cándido Méndez, antes del 41º Congreso, el ya fallecido Manuel Fernández «Lito», responsable de la todopoderosa federación del Metal y Construcción, y Julio Lacuerda, dirigente de la no menor federación de Servicios Públicos. Las disensiones internas están complicando el proceso y, sobre todo, su concreción en el tiempo. La publicación de las intenciones de Méndez de adelantar el Congreso Confederal en el mes de diciembre por LA RAZÓN evitaron su paralización pero seis meses después las cosas están como estaban. O quizás, peor.

La Comisión de Reagrupamiento Sectorial presidida por el propio Méndez y dirigida por su secretario de Organización, José Javier Cubillo, no alcanzó un consenso sobre los plazos congresuales. Méndez quiere que las fusiones de las federaciones se realicen antes del congreso –previsto entre el 9 y el 12 de marzo de 2016- y no será así. No ha conseguido imponer su criterio.

El frágil acuerdo alcanzado por el Consejo Confederal –formado por los secretarios de Uniones y Federaciones– la pasada semana apunta que primero se irá Méndez, se elegirá sucesor e inmediatamente después se fusionarán las federaciones.

Hoy, el Comité Confederal tomará la decisión final y convocará el congreso de la marcha de Méndez. Enseñanza y Alimentación están abiertamente en contra del proceso de fusión. De hecho, sus máximos órganos han aprobado resoluciones en contra de las fusiones. Metal y Construcción, Servicios Públicos, Cataluña y Andalucía dan apoyo a Méndez –en el proyecto y en los tiempos– pero el resto de federaciones mantiene sus reticencias al proceso y han forzado que las fusiones que reducirán a tres las actuales seis federaciones no se realicen hasta que Méndez no esté presente para tutelarlas.

Los partidarios de Méndez consideran que si éste no logra hacer la reestructuración antes de su marcha, difícilmente la podrá hacer un recién elegido que no tendrá la fuerza moral y política para imponerlo porque «no tendrá la autoridad suficiente». «Estará en una posición de debilidad extraordinaria, tendrá que afrontar la crisis institucional por los fraudes, la situación económica del sindicato y tutelar un proceso desde la fragilidad política», afirman fuentes del sindicato. Estas mismas fuentes recelan de las federaciones reacias, una vez sin Méndez, porque pueden bloquear un proceso «necesario para refundar el sindicato». En aras de alcanzar un consenso, la Comisión de Reagrupamiento Sindical ha planteado que los secretarios generales que dejaran de serlo se integrarían como miembros natos de la futura ejecutiva confederal. Los aludidos no han aceptado este premio de consolación.