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Lagarde: culpable sin pena

Un tribunal francés declara responsable de «negligencia» a la jefa del FMI por no recurrir la indemnización de 404 millones de euros que recibió el empresario Bernard Tapie por la confiscación de Adidas, pero la exime del año de cárcel por su cargo

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagardelarazon

Un tribunal francés declara responsable de «negligencia» a la jefa del FMI por no recurrir la indemnización de 404 millones de euros que recibió el empresario Bernard Tapie por la confiscación de Adidas, pero la exime del año de cárcel por su cargo

El Tribunal de Justicia de la República francesa considera que Christine Lagarde es culpable de negligencia en el uso de fondos públicos en relación con el «affaire» Tapie, pero la dispensa de toda pena. Los jueces consideran a Lagarde culpable de un delito no intencional por «no haber ejercido ningún recurso» contra el arbitraje que se llevó a cabo en 2008 para poner fin al litigio que enfrentaba al empresario Bernard Tapie y el Crédit Lyonnais sobre la venta de Adidas. Sin embargo, no la consideran culpable del procedimiento de arbitraje en sí lanzado en 2007 para saldar este viejo litigio.

El proceso no ha dejado de ser peculiar ya que los magistrados han dictado sentencia en contra de la propia acusación que pedía el archivo del caso. El fiscal general, Jean-Claude Marin, estimó en su requisitoria que no existían «las acusaciones propias para fundar una condena penal» de Lagarde por negligencia. Según el fiscal, las audiencias no habían permitido respaldar «una acusación bien débil, e incluso de encantamiento», y consideraba el proceso en sí «atípico» porque no había «propiamente hablando, acusación» contra la directora general del FMI, y no le parecía que una jurisdicción penal debiera juzgar la oportunidad de una decisión política. Para Marin, la «opción política desafortunada» por la que se decidió el arbitraje no podía ser considerado como una «negligencia penal».

Pero el Tribunal de la República, institución creada para juzgar los crímenes y delitos reprochados a los miembros de un Gobierno durante el ejercicio de sus funciones, no ha compartido su opinión. El Tribunal considera que sí hubo delito, y reprocha a Lagarde el haberse rodeado exclusivamente de consejeros favorables al arbitraje durante una reunión que tuvo lugar el 20 de julio de 2008, impidiendo que los que no estaban de acuerdo pudieran «presentar sus argumentos». Según el tribunal, Christine Lagarde debería haber estudiado más en profundidad «todas las posibilidades de recurso» teniendo en cuenta que estaba ante una decisión «nefasta para las finanzas públicas». Le reprochan que tomara una decisión de forma precipitada, sin haber consultado suficientemente la Agencia de Participaciones del Estado, y especialmente una nota redactada por la agencia que le habría permitido conocer con detalle «las pesadas consecuencias» del arbitraje «sobre las finanzas públicas».

Para magistrados y parlamentarios, Lagarde debería haber recurrido el arbitraje rendido al ver que Tapie y su mujer recibían entre los 403 millones de euros que se les otorgaban, 45 millones destinados a paliar el perjuicio moral sufrido. De hecho, éste ha sido el punto en el que la directora general del FMI ha mostrado su punto más débil durante el juicio, reconociendo su consternación cuando descubrió este apartado por perjuicio moral. El tribunal considera que Lagarde ha hecho «ineluctable la apropiación de una suma de 45 millones por parte de los esposos Tapie», y esta negligencia fue «una de las causas determinantes» del desvío de fondos públicos que permitió a Tapie recibir más de 400 millones.

El abogado de Christine Lagarde, Patrick Maisonneuve, señala sin embargo, que la relación entre los abogados de Tapie y los jueces que decidieron el arbitraje no fue descubierta hasta 2013, y su clienta no podría haberlo descubierto en 2008, que es cuando ella optó por no recurrir. Lagarde no estuvo presente ayer durante la lectura de la sentencia ya que había tenido que desplazarse a Washington «por razones profesionales», según Maisonneuve.

Las acusaciones que pesaban sobre ella estaban castigadas con hasta un año de prisión y 15.000 euros de multa, pero, ante la sorpresa de la sala, el tribunal ha decidido dispensarla de pena, y, además, su condena no figurará en sus antecedentes penales porque tienen en cuenta su «personalidad, su reputación nacional e internacional», así como el contexto agitado, en medio de una crisis financiera mundial, en el que tuvo que tomar la decisión para poner fin al contencioso Tapie.

Las claves

- Adidas, requisada. La justicia gala requisó a Tapie la empresa de equipamiento deportivo Adidas, atribuida posteriormente al banco público Crédit Lyonnais, que la revendió por un precio superior al valorado (440 millones de euros de hoy).

- Tapie recurre la venta. El empresario francés exige una indemnización que genera un culebrón jurídico con ingentes gastos en minutas de abogados.

- Lagarde intermedia. Para deshacer el entuerto arrastrado desde los 90, la entonces ministra de Economía auspició en 2007 un arbitraje privado que se saldó con 403 millones de indemnización para Tapie.

- Sin recurso. La ministra no interpuso recurso contra la decisión de los arbitros, incurriendo en negligencia, después de que un tribunal francés revocara aquel fallo en 2015.

El cargo maldito de los europeos

Tradicionalmente, el cargo de secretario general del FMI lo ocupa un europeo y la presidencia del Banco Mundial un norteamericano. Pero además de esa constante, existe otra que acompaña a los jefes del Fondo: los escándalos que salpican sus mandatos, precipitan sus salidas o manchan sus biografías nada más abandonar el asiento. Ese fue el caso del francés Michel Camdessus, quien dirigió el organismo entre 1987 y 2000. Camdessus aceleró su salida como consecuencia de las críticas por su gestión de la crisis asiática y su contagio a México, en especial de EE UU con quien mantuvo duras divergencias. Le sucedió el alemán Horst Köhler, quien tras su marcha en 2004 ocupó la Presidencia alemana, pero tuvo que renunciar por otro escándalo. Pero sin duda el «affaire» más sonado lo protagonizó el también francés Dominique Strauss-Khan (2007-2011) quien fue detenido por la presunta violación de una camarera de hotel en Nueva York.