Deuda Pública

Deuda pública, ¿un freno para el crecimiento global?

La Razón
La RazónLa Razón

El mundo adeuda 217 billones de dólares, o sea un 3,3% de su PIB. Una ingente cantidad de deuda, en su mayoría en manos de países desarrollados, que necesitan crecer para poder cancelarla.

Como un barquito de papel al que empuja la corriente, el mundo navega en un océano de deuda cuyo crecimiento no parece tener fin. El endeudamiento de empresas, familias, banca y estados alcanzó el ejercicio pasado los 217 billones de dólares (208 billones de euros), lo que equivale a un 327% del PIB global, según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF). «En los últimos ocho años, la deuda privada y pública ha aumentado en 57 billones de dólares. Casi la mitad del incremento está vinculado a una mayor deuda pública, que creció como resultado de las medidas de estímulo y el rescate del sistema bancario internacional», explica Cristopher Dembik, economista de Saxo Bank.

Así, los crecimientos más espectaculares se han producido en los conocidos como PIGS, término peyorativo con el que se hace referencia a países como España, Irlanda, Portugal y Grecia, que han necesitado de ayuda internacional para corregir sus desequilibrios y poner en orden sus economías. En total, la deuda de la eurozona alcanza el 405% del PIB. Ciudadanos, gobiernos y empresas deben cuatro veces lo que se produce en el área.

¿Podemos hablar de una burbuja de deuda? Santiago Carbó, catedrático de Economía de CUNEF cree que «existe una abundancia de deuda, otra cosa es que esa deuda esté sobrevalorada hasta el punto de suponer una burbuja». «Durante mucho tiempo, desapalancar deuda familiar, empresas y hogares, va a ser un reto importante en muchos países y tiene que ser compatible con los necesarios flujos de crédito nuevo que precisa el sector privado y con la financiación y crecimiento que necesita el público. Eso sí, la sostenibilidad fiscal de algunos países puede acabar poniéndose en cuestión», subraya. Y uno de los países que está en el disparadero es Grecia, con una deuda pública que roza el 180% del PIB, y sobre el que el FMI ha apuntado la necesidad de emprender una reestructuración.

Además de poner en duda la solvencia de los estados, el exceso de deuda puede traer consigo otras consecuencias. Una de ellas es el impacto que tiene para el crecimiento. Según la extendida teoría de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, el crecimiento merma alrededor del 1% cuando la deuda pública supera el 90% del PIB.

Aunque, como con cualquier regla, existen excepciones. Una de ellas es España. El pasivo del conjunto de las administraciones públicas de nuestro país ascendió a finales de 2016 a 1.106.952 billones de euros, según datos del Banco de España, lo que representa el 99,4% del PIB. Así, pese a incrementar la deuda en 33.000 millones, la economía española avanzó un 3,2%, el mismo ritmo que el ejercicio anterior.

España

Desde 2008, cuando comenzaron las primeras turbulencias en los mercados, el pasivo del sector público español ha protagonizado una imparable escalada desde el 39,4% del PIB, hasta cerca del 100% actual. A razón de unos 80.000 millones de euros al año. Semejantes cotas de endeudamiento dejan a nuestro país muy expuesto a cualquier vaivén de los mercados. Y es que como señala IIF en su informe, un aumento de los intereses podría suponer un problema con los niveles de endeudamiento actuales, más si se tiene en cuenta que la previsión para 2017 es un aumento de las políticas de estímulo fiscal. «El estímulo fiscal previsto podría aumentar las presiones sobre el coste de los préstamos, lo que generaría preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda», señalan los analistas de este lobby bancario mundial.

¿Es sostenible la deuda española? «En España, la deuda pública sobre el PIB es demasiado elevada, pero no hay motivo para preocuparse mucho ya que el país está protegido por el Banco Central Europeo (BCE)», sostiene el economista de Saxo Bank. «El nivel de deuda de los hogares ha disminuido desde su máximo de 2010, pasando del 87% al 75% del PIB. Probablemente, sea necesario un mayor desapalancamiento, pero la situación de los hogares españoles sigue estando mucho mejor que en Canadá o Reino Unido».

Dos récords

China y Japón tienen en su poder dos récords preocupantes para la economía global. El primero registra el mayor avance de la deuda pública y privada desde que comenzó la crisis financiera, mientras que el segundo es el que tiene mayor nivel de endeudamiento en relación con su PIB, más de un 400%. Así, el pasivo del gigante asiático ha escalado desde el 148% del PIB que registraba en 2008, hasta el 248% con el que cerró el ejercicio pasado. Detrás de esto está, como explica Julián Cubero, de BBVA Research, «un ritmo insostenible de crecimiento de la deuda en sectores no financieros, como el inmobiliario, que puede traer muchos problemas».

Japón es otro caso paradigmático. Y es que pese a ser el país del mundo con mayor nivel de deuda pública, ésta no despierta sospechas sobre la sostenibilidad de su economía. «No hay un nivel a partir del cual la deuda resulta insostenible. No existe. Todo depende del acreedor y en el caso de Japón nadie duda de la refinanciación de su deuda», subraya Cubero. Desde 2007, el pasivo del sector público nipón ha crecido en 60 puntos y, según cálculos del FMI, podría triplicarse de aquí a 2030 si no se produce un cambio de políticas.

Queda por ver si el ahorro privado, con una población cada vez más envejecida, puede seguir sosteniendo estos niveles de endeudamiento.