Consumo

El desplome del petróleo pone en duda la fortaleza de la recuperación

El crudo baja a niveles de 2009 por la ralentización del crecimiento mundial

El desplome del petróleo pone en duda la fortaleza de la recuperación
El desplome del petróleo pone en duda la fortaleza de la recuperaciónlarazon

No siempre un petróleo barato es sinónimo de buenas noticias para la economía. Es lo que está sucediendo ahora. El precio del crudo Brent, de referencia en Europa, se ha hundido un 55,56% en el último año y el viernes cerró en 45,56 dólares el barril. Durante la jornada, llegó a caer hasta los 45,1 dólares, nivel no visto desde 2009. El mismo desplome viene sufriendo el West Texas, el petróleo de referencia en Estados Unidos. Desde agosto de 2014 su precio se ha hundido un 38,85% y el viernes cerró en 40,45 dólares, en una jornada en la que llegó a cotizar por debajo de los 40 dólares, precio mínimo desde 2009, como el del Brent. El crudo americano ha encadenado ocho semanas consecutivas de caídas, algo que no sucedía desde 1986.

Tanto en el caso del West Texas como en el del Brent, el hundimiento de los precios no obedece a un volumen de producción elevado en un contexto de consumo elevado mediante el que los productores persiguen defender su cuota de mercado, sino a una sobreoferta sin demanda. Y esa atonía del consumo de petróleo tiene una explicación muy simple: la recuperación económica no está siendo todo lo briosa que se preveía el año pasado.

La UE no arranca

Aunque Estados Unidos sigue creciendo a buen ritmo –su PIB aumentará un 3,1% tanto este año como el que viene, según el Fondo Monetario Internacional (FMI)–, otros países que deberían jugar un rol importante en el apuntalamiento de la recuperación titubean, empezando por la Unión Europea. Sumida en su eterno laberinto de la deuda y la austeridad para corregir sus desequilibrios, Europa crece, pero a ritmo moderado. La eurozona, por ejemplo, sólo avanzará un modesto 1,5% y un 1,6% los dos próximos ejercicios. Los legados de la crisis, factores demográficos y una desaceleración de la productividad son los puntos que señala el FMI como causas de este modesto desempeño.

El problema es que los problemas de Europa están arrastrando a China, su principal socio comercial. Uno de los efectos de la congelación de la recuperación es el parón del consumo esbozado ya por diferentes indicadores en los últimos meses. El Índice Seco del Baltico –Baltic Dry Index, por sus siglas en inglés–, un indicador poco conocido que mide el transporte de productos sólidos a granel pero que se considera un termómetro adelantado de la actividad comercial, ha caído un 1,7% en las dos últimas semanas. El World Trade Monitor también refleja un descenso del comercio mundial del 1,2% en mayo respecto a abril, mes en el que ya había caído un 0,2%.

Reacción china

China, la gran fábrica del mundo y cuya economía depende en gran medida de las exportaciones, ha tratado de combatir esta caída del consumo devaluando su moneda, el yuan, hasta en tres ocasiones. El objetivo de esta medida es recuperar competitividad después de sufrir el mayor desplome en su actividad industrial en los últimos seis años. La medida, a decir de los economistas, es de lo que dicta la ortodoxia en estos casos. No obstante, resultará ineficaz si la economía y, por ende, el comercio mundial no se recuperan. Que logre su objetivo primario está por verse. Lo que de momento ha conseguido es meter el miedo en el cuerpo a los mercados, que la contemplan como un síntoma de debilidad y temen que un retroceso de la economía china frene definitivamente la recuperación. Los pronósticos no son buenos. Tras crecer un 7,4% en 2014, para este año el FMI contempla un avance del PIB chino del 6,8% y del 6,3% para 2016.

Golpe al petróleo

Los titubeos del país asiático han contribuido de forma importante a hundir el precio del petróleo en las últimas semanas. La demanda desde China, segundo consumidor mundial de crudo, se ha mantenido estable hasta ahora gracias a que Pekín aprovecha los bajos precios para incrementar sus reservas estratégicas. Sin embargo, ha comenzado a mostrar síntomas de debilidad.

Otros países como Brasil que venían contribuyendo en los últimos años al crecimiento mundial también están atravesando por dificultades. El país suramericano ha perdido casi medio millón de empleos desde principios de año, el peor resultado en este periodo desde 2002, según ha informado esta semana el Gobierno. Este dato, junto con el incremento del desempleo, es consecuencia de la desaceleración que está sufriendo la economía brasileña, que en 2014 sólo creció un 0,1 por ciento y en 2015, según las últimas proyección, sufrirá una contracción del 2 por ciento. El Gobierno de Dilma Rousseff ha anunciado un paquete de medidas de austeridad para equilibrar las maltrechas cuentas públicas, muy impactadas por la caída del precio del petróleo dada su condición de productor, que incluyen una reducción del gasto público y más impuestos.