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Valls anuncia concesiones al sector ferroviario para tratar de poner fin a la huelga

Las protestas en la SNCF constituyen el principal desafío, pero no el único, en el terreno social que afronta el Gobierno francés

Un andén vacío en la estación de trenes de Chatelet Les Halles en París
Un andén vacío en la estación de trenes de Chatelet Les Halles en Paríslarazon

El primer ministro francés, Manuel Valls, anunció hoy concesiones al sector ferroviario, y en particular a la compañía estatal SNCF, para tratar de poner fin a la huelga de trenes, que sin embargo continuará mañana por noveno día consecutivo.

El primer ministro francés, Manuel Valls, anunció hoy concesiones al sector ferroviario, y en particular a la compañía estatal SNCF, para tratar de poner fin a la huelga de trenes, que sin embargo continuará mañana por noveno día consecutivo.

En la sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional, Valls desgranó una serie de medidas, empezando por 90 millones de euros para reducir los peajes que tienen que pagar los trenes de mercancías y por un incremento de las partidas presupuestarias para modernizar las infraestructuras.

En concreto, el año próximo el Estado aportará 100 millones de euros suplementarios para la renovación de la red ferroviaria y esa cifra se irá incrementando hasta representar 500 millones anuales suplementarios en el horizonte de 2020.

Globalmente, se pasará de los 2.500 millones de euros anuales para modernizar vías y otras infraestructuras a 3.000 millones en 2020, precisó el primer ministro socialista, que garantizó igualmente las subvenciones de su Gobierno para mantener "el equilibrio económico actual"en la explotación de las líneas subvencionadas.

Valls no quiso comprometerse de forma concreta en una de las principales demandas de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), la asunción por el Estado de una parte de su deuda, que supera los 50.000 millones de euros.

Sin embargo, avanzó que el Ejecutivo presentará ante el Parlamento en agosto un informe sobre la forma de asumir "una parte o la totalidad de esa deuda".

Todas estas disposiciones pretenden dejar sin argumentos a los tres sindicatos de la SNCF (la CGT, Sud Rail y FO), que mantienen la huelga indefinida iniciada el martes de la semana pasada pese a la propuesta negociada para un nuevo acuerdo de empresa sobre el tiempo de trabajo que prácticamente garantiza sin cambios las condiciones actuales.

Las diversas asambleas generales que se han celebrado por todo el país decidieron prolongar los paros, que tienen un seguimiento muy minoritario -hoy el porcentaje oficial de huelguistas fue del 8,3 %, tras el 8,5 % ayer-, pero que obligan a la compañía a cancelar en algunas líneas hasta la mitad de los trenes habituales.

La Sociedad Nacional de Ferrocarriles anunció que mañana tendrá que suprimir, en términos globales, un 20 % de los trenes de alta velocidad (TGV), la mitad del resto de los de largo recorrido, el 40 % de los regionales y la mitad de los cercanías en París.

Si se examinan únicamente las líneas internacionales, las más afectadas serán un día más las conexiones con España, con la mitad de los trenes cancelados. Por el contrario, funcionarán con normalidad los Eurostar a Londres, los Thalys a Bélgica, Holanda y Alemania y los Alleo a Alemania.

Las protestas en la SNCF constituyen el principal desafío, pero no el único, en el terreno social que afronta el Gobierno francés -con el fondo de la oposición a su reforma laboral- en vísperas de la Eurocopa de fútbol que se va a celebrar en Francia desde el próximo viernes al 10 de julio.

Los pilotos de Air France, con el foco internacional puesto en la Eurocopa, han convocado otra huelga de tres días, del 11 al 14 de junio, para exigir cambios en la estrategia de la aerolínea francesa de bandera, a la que reprochan su política de ajustes y de promoción de la filial de bajo coste Transavia.

Una reunión está prevista esta tarde entre la dirección y los sindicatos convocantes para tratar de desactivar la protesta.

Además, varios de los principales centros de recogida de residuos urbanos de la región de París y de Marsella se encuentran paralizados por huelgas contra la reforma laboral, lo que se traduce en una acumulación de basuras.

EFE