Emprendedores

Claves para afrontar los obstáculos y miedos a través del optimismo pragmático

Potenciar la autoestima, confianza y seguridad para ser proactivos

Susana Cabrero, fundadora y directora de la Asociación Cúspide, durante el taller.
Susana Cabrero, fundadora y directora de la Asociación Cúspide, durante el taller.larazon

Los distintos aspectos de la Inteligencia Emocional son las claves del taller dirigido por Susana Cabrero, fundadora y directora de la Asociación Cúspide. En él, descubrimos en qué consiste o cómo cultivar el optimismo pragmático y cómo poder aplicarlo en nuestro proyecto actual.

Sobreponernos a situaciones adversas y a momentos de incertidumbre requiere de una actitud optimista. Sólo así seremos capaces de avanzar, cambiar y evolucionar en nuestros propósitos. Pensar con qué recursos contamos o cómo podemos solucionarlos dando lo mejor de nosotros mismos es la solución para conseguir un resultado óptimo en nuestra tarea. Durante el proceso, se pueden generar tanto expectativas de éxito como de fracaso. El ser responsable respecto a las consecuencias de nuestros actos define al pragmatismo.

Si juntamos el optimismo por un lado y el pragmatismo por el otro, resultará el optimismo pragmático. El mayor enemigo del optimismo pragmático realista es el pesimismo porque orienta a nuestro pensamiento hacia la negatividad, normalmente resultado de la influencia de nuestro entorno. No obstante, hay personas que son capaces de revertir esa tendencia de pensamiento negativo hacia otro positivo. Personas que crecen ante la adversidad en lugar de quedarse en el lamento o en la impotencia porque creen en sí mismos y en su potencial. Para ser capaces de incorporar el optimismo pragmático en nuestro ámbito laboral debemos tener en cuenta los siguientes tres aspectos: El autorrefuerzo, la expectativa positiva y el ver la vida y las circunstancias tal y como son.

El autorrefuerzo consiste en memorizar todos aquellos momentos de los que verdaderamente nos sentimos orgullosos. De esta forma, alimentamos nuestra mente con pensamientos positivos y potenciamos nuestra autoestima.

Por su lado, la expectativa positiva se nutre de la experiencia. Si he tenido experiencias positivas, mis expectativas serán de triunfo. Para ello, debemos contar con una predisposición previa, trabajar y realizar los ejercicios que nos guíen hacia el éxito.

Es importante que las personas no tengan miedo de aprender para que puedan adentrarse en nuevos retos y desafíos. Los problemas son cíclicos, por eso es aconsejable, lidiar y afrontar las cosas malas desde el optimismo pragmático realista.

La ciencia de la felicidad

Existen tres factores que podemos incorporar en nuestra forma de vivir y trabajar para no sólo estar felices, sino para mantener el estado de felicidad.

- El placer: Los momentos de felicidad son efímeros y llega un momento en el que desaparecen. Continuar, alargar esa sensación más allá del momento a través de la memoria es la clave para recuperar esa sensación de placer y bienestar.

- La fluencia: Fluir requiere de un compromiso. Ese compromiso habla de prestar toda nuestra atención a lo que hacemos hasta el punto de estar totalmente absortos sin darnos cuenta de que el tiempo pasa. Toda la atención está en resolver esa tarea. Pero, ¿qué hacemos para que esto se prolongue en el tiempo? Se trata de cambiar mis competencias, de ser más bueno en más cosas y centrarnos en los momentos de disfrute.

- La misión: Es aquello por lo que se está llevando a cabo el trabajo, nuestro talento al servicio de algo mayor a nosotros mismos. Lo esencial es no esperar nada a cambio. Compartir mi talento, mis conocimientos y mis logros porque es gratificante y, al mismo tiempo, proyectar mi pensamiento en los demás.

Mientras trabajamos estos tres factores, damos un nuevo sentido a nuestra profesión. En definitiva, encontramos la motivación que nos acerca a mejorar la calidad de nuestra vida y a ser más felices.