Energía

Energía más barata, empresas más competitivas

En algunos sectores, la factura energética puede llegar a representar más del 17% de los costes
En algunos sectores, la factura energética puede llegar a representar más del 17% de los costeslarazon

La energía es un factor clave de la competitividad económica. En los últimos años, el sector ha afrontado importantes desafíos relacionados con los desequilibrios económicos y la disminución de la demanda por la crisis económica y su larga duración, tal y como ha advertido la CEOE en su informe «Energía y competitividad: propuestas del sector empresarial».

La industria ha pasado de representar el 34% del PIB en 1970 al 13%. Incluso, la Comisión Europea promueve en el marco del programa «Horizonte 2020» un proceso gradual de reindustrialización, cuyo objetivo, en el caso español, es que la producción industrial alcance el 20% del total del PIB de la UE y, todo ello, sin olvidar los objetivos planteados en el ámbito de la lucha contra el cambio climático. Para ello, resulta imprescindible impulsar y fomentar medidas de eficiencia energética. Así, eliminar de la factura energética los costes que no estén relacionados con la producción es esencial, a juicio de los expertos. «El enorme incremento de los costes ajenos al suministro experimentado en los últimos años ha llevado inexorablemente a una caída de la competitividad de la industria nacional. Al situar los precios finales eléctricos que afronta nuestra industria en un rango superior al que teníamos hace una década en relación al resto de países de la UE, los componentes de la factura desincentivan la competitividad industrial y encarecen considerablemente el gasto del consumidor doméstico», destaca CEOE. Precisamente, el presidente de la Comisión de Industria y Energía de la patronal empresarial, Guillermo Ulacia, destaca la importancia de disponer de precios energéticos competitivos. «Hoy en día, en un mercado globalizado, las empresas tienen que competir a nivel internacional con el resto de economías. Por tanto, disponer de precios competitivos de la energía, significa poder competir, tanto a nivel europeo, como a nivel mundial. Además, la mayoría de sectores productivos intensivos en energía no pueden incorporar en el precio final de su producto los incrementos del coste energético, tanto de electricidad y gas como de otros combustibles», explica Ulacia.

Y es que, en algunos sectores, la factura energética puede llegar incluso a superar el 17% de sus gastos, como ocurre en la siderurgia y metalurgia no férrea, según datos del Instituto Vaco de Competitividad.

En el cotexto europeo y mundial, Ulacia alude al informe de la Comisión Europea sobre precios y costes de la energía y que revela que los precios eléctricos se incrementaron entre 2008 y 2015 un 17% . En dicho periodo –prosigue el informe– el componente de energía (mercados mayoristas) descendió un 2,8% anual para un consumidor industrial de media, mientras que el componente de redes se vio incrementado en un 3,2%. Otro capítulo que aumentó notablemente fue el de cargos e impuestos, que ha pasado de representar el 12% del precio al 32%.

«A nivel mundial, el precio medio industrial en electricidad de la UE se encuentra por debajo de los precios de Japón, en precios similares a Brasil, China y Turquía y muy por encima de México, Estados Unidos y Rusia, entre otros», destaca.

Propuestas

Agustí Segarra , catedráitco de Economóa Aplicada en la Universitat Rovira i Virgili, y Joan Batalla, director general Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (Funseam), estiman en un artículo publicado en «Papeles de Economía» de Funcas que, entre 2008 y 2014, los costes energéticos para el conjunto de la industria española han oscilado entre un 2,13% y un 2,55% de los ingresos totales. «Como ‘‘input’’ básico en todo proceso productivo, los costes energéticos afectan a los productivos. Asimismo, más allá de este efecto directo e inmediato, la evolución de dichos costes incide también en otros indirectos como pueden ser los de transporte o los flujos logísticos de mercancías, afectando a las pautas de localización industrial, así como a las cadenas globales de valor», indican. La existencia de diferencias de precios de la energía que deben afrontar unas economías en relación a sus principales competidores directos es, en su opinión, un factor generador de desventajas comparativas en la medida en que tales disparidades pueden reducir los niveles de producción e inversión en favor de aquellas regiones con mejores costes productivos. «En el caso europeo, en los últimos años se ha ampliado el diferencial de costes energéticos en relación a sus principales competidores, en particular en comparación con la economía norteamericana», señalan los autores.

Para abaratar la factura de la luz y aumentar la competitividd de las empresas españolas, CEOE aboga por una reforma normativa que traslade el coste de políticas ajenas al suministro a los Presupuestos Generales del Estado; la eliminación de la tarifa regulada de gas; el desarrollo de un Plan Renove de instalaciones de cogeneración; una política fiscal de carburantes homogénea en todo el territorio nacional, así como la supresión de los impuestos que generen una doble imposición. Posibilitar la extensión de las centrales nucleares; el apoyo a las energías renovables, y el fomento del autoconsumo son otras de la propuestas de la patronal empresarial.