Empresas

«Es admirable el dinamismo y la capacidad de reiventarse de los españoles»

Stefano Sannino
Stefano Sanninolarazon

Su tono monocorde se vuelve agudo, casi apasionado, cuando se le pregunta por la UE y su futuro. Ese cambio es consecuencia de su firme creencia en la construcción europea. Su discurso europeísta es de una factura intachable. Fruto de una reflexión y un conocimiento que está al alcance de muy pocos. Stefano Sannino ocupó puestos claves en Bruselas antes de que tomara posesión de ese palacete de la calle Juan Bravo que tanto gusta a los madrileños y que, desde 1939, alberga la sede de la Embajada de Italia en España.

– Acaban de celebrar en un centenar de ciudades del mundo, entre ellas Madrid, el «Italian Design Day». ¿Cuál es el estado de salud del diseño italiano?

– Bastante bueno. Al menos ése el diagnóstico que se puede hacer tras analizar los datos que ha ofrecido recientemente la Fundación Symbola. Supone un 0,17% de la facturación total del país, un 0,3% del PIB. El sector, integrado por 29.000 empresas con más de 45.000 empleados, genera un volumen de negocio de 4.400 millones de euros. Llama la atención que, en los años de crisis, aumentó su nivel de ocupación en un 5,4% y su facturación en un 12,3%. Las empresas empiezan a tener diseñadores para resolver problemas. Me comentaban hace poco en el IE que una empresa de bicicletas tenía un elevado número de encargos que llegaban en malas condiciones a sus destinatarios. Ese nivel de incidencias se redujo drásticamente cuando un «designer» creó un embalaje nuevo, idéntico al de las televisiones, lo que llevó a que los transportistas lo cuidaran con esmero como si se tratara de uno de esos aparatos.

– ¿El diseño es uno de los sectores clave de la internacionalización de las empresas o uno de los principales atractivos de los productos italianos?

– Efectivamente, es esencial tanto en la manera de elaborarlo como en su presentación. La capacidad de seducción es muy importante.

– Usted habla con frecuencia de un nuevo «Made in Italy». ¿En qué se diferencia del anterior?

– Básicamente en que no sólo presta atención a la forma de los productos, sino también a la metodología de su fabricación. Es decir, tiene en cuenta el impacto que genera en la sociedad.

– ¿Ha aumentado la producción nacional?

– Sí. Italia sigue siendo uno de los países en los que más se manufactura. Aunque la cadena de valor de hoy es diferente como consecuencia de la globalización. Hay sectores como el textil, el calzado, la alimentación o el mobiliario en los que la actividad de fabricación es importante. La alta calidad que caracteriza a nuestros productos hace que estemos muy encima del proceso de elaboración.

– ¿El diseño, la investigación y la innovación son las principales armas que tiene la economía europea para no ser arrollada por otros continentes?

– La innovación no sólo es necesaria en lo que se produce, sino también en la organización y en los modos de funcionamiento de las empresas porque los continuos y, a veces, repentinos, cambios del mercado exigen mucha agilidad y capacidad de adaptación.

– ¿Cómo va a enfrentar Italia el proteccionismo estadounidense?

– No es un problema de Italia y además trasciende el ámbito de lo económico. La respuesta no debe ser nacional, sino de toda la Unión Europea. La incógnita es si lo que está pasando supondrá un cambio del marco internacional. Tras la Segunda Guerra Mundial, nuestra historia es la de un multilateralismo que nos ha llevado a dotarnos de reglas válidas para todos, como es el caso de la UE para Europa, o de la ONU y la OMC, a nivel mundial. El proteccionismo es preocupante porque es más una manifestación de debilidad que de fuerza.

– ¿La UE será alguna vez algo más que un mercado común?

– La Unión Europea tiene sus debilidades y complejidades, pero ya es mucho más que un mercado. La construcción europea ha propiciado unas conexiones muy fuertes entre las gentes y los pueblos. Actualmente, atravesamos una crisis y los estados miembros deben elegir entre los escenarios propuestos en el «Libro Blanco sobre el futuro de Europa» y, después, ser coherentes.

– ¿Ve factible la unión fiscal?

– Algún tipo de armonización fiscal es necesario ya.

– Cada día es mayor la presencia de diseñadores italianos en nuestro país. ¿Qué hacen desde la embajada para que su peso sea cada día más relevante?

– Lo que más me interesa no es la influencia, sino que profesionales y empresas favorezcan lazos de unión entre España e Italia. Me gusta mucho lo que he tenido oportunidad de ver: muchas de esas personas mantienen su carácter italiano, pero asumen simultáneamente una parte del español. Estoy convencido de que la suma de identidades genera riqueza.

– ¿Cómo valora la evolución de la economía española? ¿Qué destacaría más de su recuperación?

– Me llama mucho la atención el dinamismo, la energía y la capacidad de reiventarse de los españoles.

– ¿Hay muchas diferencias entre los empresarios de un país y otro?

– Bastantes. Los italianos se han acostumbrado a trabajar al margen de la coyuntura política, mientras que los españoles tienen más los ojos puestos en el Gobierno.

EL PERFIL

Stefano Sannino es, desde marzo del año pasado, el embajador de Italia en España y Andorra. Una legación muy activa, que sigue siendo el hogar y el refugio de las empresas italianas que operan en tierras españolas. La maravillosa casa que lo alberga siempre está abierta para sus compatriotas y para todos porque su inquilino quiere ayudar a que haya unas sólidas relaciones entre profesionales y compañías de ambas naciones. Es un gran experto en asuntos europeos. Aparte de representante permamante ante la UE de su país durante casi tres años, fue director general de la Ampliación y consejero diplomático del presidente del Consejo.