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Ferrero: una máquina de hacer chocolate

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Detrás de esos Ferrero Rocher que tan de moda pusieron en España el chófer Ambrosio o la incombustible Isabel Preysler; de esos Kinder Sorpresa irresistibles para los más pequeños; de esa crema de cacao y avellana como Nutella, un «must» de las meriendas, o de ese Kinder Bueno que el jugador de la NBA José Manuel Calderón no quería compartir con nadie, se encuentra una multinacional italiana, Grupo Ferrero. Un gigante de la industria, cien por cien familiar, tercer productor mundial de chocolate elaborado, que en el ejercicio 2014-2015 facturó, según se estima, alrededor de 9.000 millones de euros y vendió más de 1.100.000 toneladas. Integrado por 73 empresas, cuenta con 21 fábricas –tres de ellas sociales– y oficinas operativas en 51 países, y emplea a más de 34.000 personas.

Ferrero nació en Alba, un municipio del Piamonte con unos 30.000 habitantes muy conocido por su trufa blanca, a partir de la pastelería que montaron los hermanos Giovanni y Pietro Ferrero al término de la Segunda Guerra Mundial. De entre todas sus elaboraciones, empezó a destacar una pasta de chocolate y avellana, precedente de la exitosa Nutella. Fallecido su hermano, Pietro y su mujer, con la ayuda de su joven hijo, Michele, transformaron el obrador en una fábrica. La producción era comercializada gracias a la red que había montado el tío Giovanni.

Michele, un trabajador infatigable, un volcán de ideas, un jefe exigente e ingenioso con una visión amplia, fue el gran propulsor de la compañía desde que tomara sus riendas en 1955 y hasta su muerte en febrero de 2015. Un nombre ficticio, Valeria, consumidora prototipo, era siempre el espejo en el que hacía mirar a toda la compañía a la hora de definir su estrategia porque, como él decía, el “leit motiv” de Ferrero es «el compromiso diario con los consumidores». Distintos principios y valores sustentan esta idea motriz: lealtad y confianza hacia los clientes; respeto absoluto de los derechos humanos; defensa de la dignidad humana, la familia y los niños; pasión por la investigación y la innovación; diseño y desarrollo de productos únicos; utilización de tecnologías propias... Este espíritu se resume en un lema: «Trabajar, Crear, Donar».

Esta visión se traduce a diario en unas prácticas constantes que la hacen diferente y le confieren mayor competitividad. Por ejemplo, en su sede central en Alba cuenta con un área denominada Soremartec, dedicada exclusivamente a la creación de nuevos artículos. Diseña y desarrolla productos totalmente originales que puedan abrir nuevos nichos de mercado con ingredientes exclusivos, utilizando complejos procesos de producción tecnológica. Anualmente, un equipo de unos 1.700 degustadores realizan más de 400.000 pruebas, 33.900 mensuales. El sistema técnico de las fábricas tiene que ser pionero y único. Cuenta con una empresa propia de ingeniería volcada en mejorar las líneas de producción y en incorporar los continuos progresos tecnológicos.

La frescura del producto y la materia prima es otra de sus prioridades. Es la primera empresa del sector que retira los bombones en temporadas calurosas asumiendo todos los costes derivados de esta actuación. Otra diferencia es que más del 65% de sus productos se comercializan en porciones con un peso inferior a los 25 gramos, y más del 80% tienen uno inferior a los 40.

Su no cotización en bolsa le da otro plus: mayor independencia y libertad. El crecimiento orgánico propio ha sido otra constante. Con una excepción muy reciente, la compra en junio pasado de la británica Thorntons por 156 millones de euros. La operación busca una mayor penetración en un mercado difícil con unos gustos distintos. El vicepresidente del Grupo Ferrero, Francesco Paolo Fulci, subraya esta diferencia en la gestión de Giovanni Ferrero, el nuevo CEO, con respecto da la de Michele. «Como es más joven -apunta en tono jocoso- quiere crecer más rápido».

La sensibilidad social también está en el ADN de la compañía, y «desde mucho antes de que se pusiera de moda», precisan. Pivota en torno a cuatro ejes: los productos (innovadores, excelentes y originales), la Fundación Ferrero, las Empresas Sociales y el programa Kinder+Sport.

La expansión internacional también es fastuosa, máxime si se tiene en cuenta que no se inició hasta 1960. Hoy en día cuenta con 51 oficinas operativas y 21 fábricas, 11 en Europa, una en Asia, cinco en América y otra en Australia. La última es la de China, inaugurada hace unas semanas y en la que se ha invertido 300 millones de dólares y creado 500 puestos de trabajo.

El gigante italiano está presente en nuestro país desde hace 25 años. Ferrero Ibérica que espera cerrar el ejercicio (septiembre 2014- agosto 2015) con una facturación de unos 200 millones de euros y unas ventas próximas a las 15.000 toneladas de productos. Ocupa la tercera posición en el mercado español del «chocolate confectionary» y es el octavo mercado mundial para el grupo. Se prevé lanzar este año dos nuevos productos: Nutella B-Ready y Gran Ferrero Rocher como icono de sus bodas de plata.