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Grecia

Grecia necesita 20.000 millones antes de agosto para no quebrar

Sólo en abril, debe abonar 2.860 millones de deuda y 2.500 de salarios y pensiones

Yanis Varufakis, ministro de Finanzas griego
Yanis Varufakis, ministro de Finanzas griegolarazon

La teoría del juego en política consiste en hacer creer a tu oponente que estás dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, casi loco, y luego al final sonreír. Todo un experto en la materia es el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, quien escribió un libro con ese mismo título cuando todavía era profesor. Sin embargo, el juego de Grecia en las negociaciones con las instituciones, los acreedores, la troika o como quieran llamarlo en Atenas está tocando su fin. El 9 de abril el Gobierno heleno tendrá que abonar 460 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI). Esa fecha inaugura un angustioso calendario de devoluciones de préstamos y vencimientos de bonos que pueden provocar el accidente si Grecia no cumple en alguno de esos compromisos.

Una opción poco probable pero que ya nadie descarta. De hecho, mientras que a principios de marzo el propio Varufakis afirmaba que «Grecia no se convertirá en el primer país que deje de pagar al FMI», el ministro heleno del Interior, Nikos Voutzis, aseguró ante ayer que «Grecia no pagará al FMI dentro del plazo si no recibe dinero antes», aunque esa posibilidad fue desmentida de inmediato por el portavoz del Gobierno. El goteo de contradicciones y amagos preocupa a los prestamistas, especialmente al FMI, el que mayor descontento ha expresado ante la actitud de Atenas. A mediados de este mes, el Ejecutivo heleno tendrá que hacer frente a varios vencimientos de Letras del Tesoro: el 14 de abril, unos 1.400 millones de euros por bonos a seis meses y el 17 de abril, unos 1.000 millones por bonos a tres meses. Pero el momento crucial llegará a finales de mes, cuando el Estado deba cubrir 1.000 millones de euros en salarios de funcionarios y 1.500 millones en pensiones.

Como advirtió el primer ministro, Alexis Tsipras, en el Parlamento, el Gobierno griego priorizará el pago de esos gastos domésticos antes que las devoluciones de la deuda. Para evitar riesgos mayores, Grecia necesita recibir parte de los 7.200 millones de euros del último tramo pendiente del rescate, sujeto a la evaluación de la famosa lista de reformas. La aprobación de dichas medidas por parte de los socios podría retrasarse hasta el próximo Eurogrupo del 24 de abril en Riga, una fecha demasiado tardía para la urgencia financiera del país. Según fuentes del Banco Central heleno consultadas por este diario, Grecia ya no puede permitirse actuar a salto de mata, como hiciera en marzo, cuando el Estado utilizó todo tipo de fondos públicos como «préstamos» temporales. «Sacábamos dinero de donde podíamos, cada día era una contrarreloj por encontrar entidades que pudieran financiarnos», explica el funcionario, quien considera cercana una suspensión de pagos si se alarga el actual colapso político.

La historia se repetirá mes tras mes. El 8 de mayo el Gobierno deberá saldar vencimientos de Letras del Tesoro por valor de 1.400 millones de euros, mientras que el 12 de mayo se encontrará con el siguiente pago de 779 millones al FMI. Sin embargo, abril y mayo serán meses plácidos comparados con la cuesta que le espera hasta agosto. La fecha clave será el 20 de julio, cuando vencen 3.500 millones de euros en bonos griegos que posee el Banco Central Europeo (BCE). Ya lo avisó el propio Varufakis: «Los pagos del BCE están en otra liga, no creo que acepten aplazamientos».

Pese a que el Gobierno griego ha quitado hierro al asunto, el retraso en el pago de vencimientos de deuda o bonos puede provocar efectos indeseados. El profesor de Economía de la Universidad de Macedonia Stilianos Fountas opina que el incumplimiento de esos plazos conllevaría una rebaja de la calificación crediticia de Grecia, lo que produciría un aumento dramático de los intereses de los bonos griegos. «Un retraso en los pagos de la deuda sería considerado por los mercados como un «default» y para la población como una antesala del Grexit», aclara Fountas en una entrevista para este diario.

Según el economista, un control de capitales parece «inevitable», como sugiriera el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, hace unas semanas, aduciendo a los graves problemas de liquidez y la creciente fuga de depósitos. Teniendo en cuenta esa asfixiante tendencia de la economía helena y los compromisos de pago a los acreedores, para Fountas el escenario más probable será un tercer rescate a Grecia.

El Gobierno griego tendrá que hacer frente a desembolsos, que superan los 20.000 millones de euros tan sólo entre abril y agosto: 10.200 en vencimientos de Letras del Tesoro, 3.170 en devoluciones al FMI y 6.680 al BCE, según los cálculos de este diario cruzando datos del FMI, la Comisión Europea y el Eurobank Global Markets Research. Grecia fija sus necesidades financieras en 19.000 millones en 2015 y espera recaudar 7.100 millones con una lista de reformas que los socios europeos rechazaron esta semana.

Las cuentas ya no cuadran ni siquiera en Atenas, a expensas de la posible benevolencia de los acreedores. La condición para recibir dinero es clara desde el primer momento: firmar un paquete de medidas en la línea de los anteriores memorandos (con una mínima flexibilidad). De nuevo le toca hablar a Grecia, pero a cada mano que juega, le quedan menos fichas.