España

«Hay que perderle el miedo a los fondos de inversión»

De izquierda a derecha, Jaime Rodríguez, Gonzalo Rengifo, Carla Bergareche y Sebastián Velasco
De izquierda a derecha, Jaime Rodríguez, Gonzalo Rengifo, Carla Bergareche y Sebastián Velascolarazon

«El ahorro financiero comienza a crecer y los fondos de inversión están en un momento magnífico». Así de rotundo se mostró Sebastián Velasco, director general para España y Portugal de Fidelity, durante la mesa redonda sobre «Fondos de Inversión», organizada por el diario LA RAZÓN y celebrada en su sede el pasado 19 de junio. Y es que desde 2012, cuando el sector registró su mínimo histórico, el patrimonio de los fondos de inversión no ha dejado de crecer. En concreto, a lo largo de este periodo, las gestoras han recuperado casi 100.000 millones de euros hasta el punto de alcanzar, a finales del pasado mes de mayo, un patrimonio de 221.817 millones de euros, según los datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco). Además, el número de partícipes ha crecido un 64% respecto a hace tres años, hasta situarse, en estos momentos, en 7,3 millones de clientes.

Unos datos celebrados por todos los asistentes a este encuentro de debate y diálogo, en el que intervinieron, además del propio Velasco, otros destacados representantes del sector como Jaime Rodríguez Pato, director general para España y Latinoamérica de NN Investment Partners; Gonzalo Rengifo, director general de España y Latinoamérica de Pictet AM, y Carla Bergareche, directora general para España y Portugal de Schroders. Estos datos ponen de manifiesto, asimismo, la buena situación de un sector que cotiza al alza y de unos productos que se han ido convirtiendo, en un entorno de bajos tipos de interés como el actual, en el vehículo más eficiente para canalizar los ahorros a medio y largo plazo.

En estos tres años, el sector ha dado un paso de gigante, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Empezando por modificar los patrones de ahorro de las familias españolas. Unos patrones todavía muy apegados al ladrillo y en los que no se presta apenas atención al importante cambio demográfico que está gestándose en la sociedad. Se estima que en nuestro país un 70% del ahorro de las familias recae sobre la vivienda y apenas un 30% se destina a activos financieros, en su mayoría depósitos o inversiones a corto plazo. «En los mercados, los activos a corto plazo ya no ofrecen prácticamente ninguna rentabilidad y el sistema público de pensiones no es sostenible en el futuro», indicó rotundamente Jaime Rodríguez. Precisamente, a juicio del director general para España y Latinoamérica de NN Investment Partners, desembocará en «un cambio de mentalidad de los ahorradores».

Una opinión similar a la de Carla Bergareche, para quien la gran asignatura pendiente de los inversores españoles está en la planificación del ahorro a largo plazo. «Su horizonte temporal está entre uno y dos años, y es insuficiente», subrayó la directora general para España y Portugal de Schroders, sobre todo si se tiene en cuenta que «cada vez más contamos con una población envejecida y en el futuro será más difícil mantener el nivel de vida previo a la jubilación». Por su parte, Gonzalo Rengifo apostó por llevar a cabo un esfuerzo en dos planos, el de la formación y el asesoramiento a las nuevas generaciones que, en su opinión, serán las que más necesiten del ahorro en los años venideros. «Tenemos una oportunidad única para educar a los jóvenes, que no tienen, de momento, mucha capacidad de ahorro, pero sí que están mucho más abiertos al asesoramiento», destacó.

Desconocimiento

Pese al esfuerzo que han realizado desde el sector para profesionalizar sus redes de distribución y dar visibilidad a estos productos, todavía son muchos los inversores que no conocen las ventajas y oportunidades que ofrecen los fondos de inversión. Un desconocimiento, cuyo origen, en opinión de los ponentes, reside en la escasa preparación financiera de los españoles que hace que no desarrollen un interés por sus finanzas. «Ojalá algún día veamos una asignatura que les permita a los jóvenes ver lo que les espera, desde el punto de vista financiero, en su futuro.

«A fecha de hoy, la mayoría de la población tiene poco interés en este tipo de temas», lamentó Velasco. «En Inglaterra, la educación financiera es una asignatura obligatoria, esto sería clave para que los jóvenes entendieran lo que supone la planificación y el ahorro para su futuro», subrayó, por su parte, Jaime Rodríguez.

Otro de los frenos que impide el despegue definitivo de los fondos de inversión es el miedo. Un miedo infundado, sobre todo si se tienen en cuenta la seguridad y transparencia que rodea al sector. Y es que, como explicaron los ponentes, un cliente de fondos de inversión puede conocer incluso el margen de ganancia que conlleva la gestión que le ha realizado su asesor, algo que no sucede prácticamente en ningún otro ámbito. «Lo desconocido da miedo y los fondos de inversión han sido unos grandes desconocidos, pero hay que perderles el miedo. Son productos líquidos, muy regulados y que están fuera de balance», explicó Bergareche.

Y un miedo, también, asociado al descrédito de las entidades bancarias, el canal de distribución más habitual de este tipo de productos. «Es cierto que las entidades han perdido mucha credibilidad y tienen la necesidad de mejorar su imagen entre los ciudadanos», aseguró Gonzalo Rengifo, y para ese fin, añadió, «están utilizando los fondos de inversión como vehículos para ganar esa confianza».

Inversor conservador

En lo que respecta al perfil del inversor español, los ponentes coincidieron en señalar su marcado carácter conservador, su aversión al riesgo y el cortoplazismo de sus inversiones como sus principales características. Para Sebastián Velasco, la causa de ese conservadurismo financiero reside en el interés de «las entidades bancarias por proteger su relación con el cliente reduciendo su exposición al riesgo». De ahí que el director general para España y Portugal de Fidelity no considere que «el ADN de los españoles sea más conservador que el de los británicos, pese a que en España los activos de riesgo sean menores que en Reino Unido». Sin embargo, en un entorno de bajos tipos como el actual es necesario que los inversores asuman ciertos riesgos si quieren obtener alguna rentabilidad. Por este motivo, Gonzalo Rengifo animó al inversor a entender qué es el riesgo porque «la percepción del riesgo del español no tiene nada que ver con la realidad».

Otro aspecto que destacaron los participantes en esta mesa redonda fue la escasa cintura que tienen los inversores en nuestro país y que les lleva, en el momento en que sus carteras se tiñen de rojo, a remover sus inversiones e incluso a liquidarlas. En este sentido, los expertos reclamaron acabar con el concepto del corto plazo, ya que el horizonte temporal es muy importante y, como explicó Carla Bergareche, «no es lo mismo invertir a uno o dos años que hacerlo a diez, donde las rentabilidades son mucho mayores».

A la pregunta de cómo ha de ser una buena cartera de fondos, los expertos recomendaron, en primer lugar, que el inversor se tiene que conocer a sí mismo y, en segundo término, que se delimiten con total claridad cuáles son los objetivo y el horizonte temporal de dicha inversión. «La mejor cartera es la que más se ajusta al objetivo de riesgo del inversor», apuntó Jaime Rodríguez. Y es que, cada vez más, la industria está adaptándose a los diferentes perfiles, desde los inversores que sólo pueden dedicar 50 euros a los que destinan miles, y poniendo a disposición de sus clientes múltiples herramientas de asesoramiento.

Unas herramientas que van más allá del consejo de los asesores tradicionales y que se pueden encontrar en cualquier soporte gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. En este sentido, los ponentes reivindicaron la importancia de no dejar el dinero en manos de cualquiera y de recurrir a un profesional que les asesore a la hora de invertir. «Elaborar una cartera es un proceso muy complejo y lo tiene que hacer un profesional. Hay que elegir entre distintos tipos de activos optimizando siempre riesgo y rentabilidad», indicó Velasco. «Es un proceso que tiene muchas variables y que necesita de un estudio pormenorizado de las necesidades de cada persona», concluyó Bergareche.