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«Hay un talento oculto en las grandes empresas originado por lo que llamamos “jefes tóxicos”»

Íñigo Manso
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Íñigo Manso es el fundador de Elite Business Club.

Elite Business Club es el último «hijo» empresarial de Íñigo Manso, quien ha fundado o cofundado siete empresas más, todas ellas con modelos de negocio innovadores. Es el caso de la agencia de viajes Nuba, Avalon o Ecosistema Impulsando. Desde marzo de 2011, codirige Manso&Malumbres, una consultoría especializada en recursos humanos y transformación de las organizaciones; forma parte de varios consejos de administración y participa en un puñado de compañías.

– De todas las caras de su poliédrica trayectoria profesional, ¿cuál es la que más le llena?

– Pues una que no he acabado de consumar y que es mi objetivo prioritario para cuando sea mayor: el emprendimiento social: ayudar, en concreto a Ashoka, la mayor red de emprendedores sociales del mundo. Lo que más me gusta es crear modelos de negocio nuevos, diferentes.

– Una de sus últimas iniciativas emprendedoras es la de Elite Business Club. ¿Qué le ha llevado a promover este club de negocios privado?

– Cubrir una necesidad. Un grupo de directivos y empresarios nos percatamos de que precisábamos un lugar virtual donde hacer negocios de forma segura, exclusiva y, además, segmentada.

– ¿Qué ofrece?

– Permite establecer una relación, digital primero y presencial después, en 22 países en tiempo real de forma rápida, segura y barata.

– ¿Quiénes están llamados a formar parte de Elite Business Club?

– Es muy interesante, sobre todo, para la pyme que, a veces, no tiene ni tiempo ni medios para buscar a empresas y empresarios con los que hacer negocios.

– El índice de mortandad de las «start-ups» es alto en los cinco primeros años de vida. ¿Se puede reducir o es la vida misma?

– No creo que resulte fácil mitigarlo. Recientemente, escuché a un gran empresario contar que él empezó a emprender con 40 años. No hay casi ningún caso de éxito en España protagonizado por una persona menor de 30 años. La gente se lanza sin haber acumulado experiencias positivas y negativas.

– ¿Tienen algo que envidiar las nuevas iniciativas empresariales españolas a las que surgen en el exterior?

– No. El ecosistema emprendedor, sí. Es una pena que no sepamos copiar modelos de éxito como el israelí. Israel es el país con mayor número de emprendedores y el más innovador del mundo. El secreto es que vive en situación de reto continuo.

– ¿De qué carecen los emprendedores españoles?

– Les falta contar con un entorno mejor y lanzarse cuando tengan claros los proyectos y no por razones de supervivencia. Hay mucha gente que ha optado por esta vía porque el mercado laboral la ha expulsado. Quizá sea gente sin alma emprendedora, que sólo busca el autoempleo y, lógicamente, esa circunstancia ha condicionado el nivel de los proyectos.

– ¿Cómo debe ser un buen ecosistema emprendedor?

– Ha de tener mucho respaldo público; las administraciones deben facilitar la burocracia y la financiación de las buenas iniciativas.

– ¿Facilitar o dar?

– Hay organismos fantásticos como la Empresa Nacional de Innovación (Enisa), pero sus recursos son muy limitados, ya que sólo tiene poco más de 100 millones de euros para dar préstamos participativos a todas las empresas en España. El Gobierno debería dotarle de un mayor presupuesto.

– ¿Faltan o sobran leyes y normas?

– Sobran bastantes y falta alguna que otra que facilite.

– ¿Por ejemplo?

– Se ha agilizado mucho el proceso de constitución de las empresas, pero debería de ser todo mucho más fácil. En 24 horas cualquier persona debería tener capacidad de crearla plenamente. Tampoco tenemos un foco de atracción de talento. Tenemos que especializarnos en cuatro o cinco áreas y apostar por ellas.

– Usted también apoya proyectos empresariales. ¿Falta una mayor sensibilización por parte de los inversores para que apuesten por ellos?

– Yo no creo en las modas. Y ahora está muy en boga el emprendimiento y las «start-ups» y este auge resulta perjudicial porque crea burbujas y retrae a gente con recursos porque se produce una sobrevaloración de las compañías. No basta una idea buena, también se requiere un equipo, un plan de viabilidad y, sobre todo, capacidad para hacerlo factible. Además, en España hay muy pocos entes que puedan financiar en el momento más importante de una «start-up», como es el del inicio del crecimiento. Falta «shadow banking».

– ¿Están muchas empresas españolas necesitadas de transformación?

– Debemos replantearnos continuamente la forma de hacer las cosas. No es bueno apoltronarse y vivir en zona de confort. Creo que no hay ninguna compañía, por exitosa que sea, cuyo modelo no vaya a cambiar. Los modelos de negocio tienen fecha de caducidad, y corta.

– ¿Sabemos descubrir el talento?

– Hay un talento oculto originado por lo que llamamos los «jefes tóxicos». Aún hay algunos directivos a los que les cuesta rodearse de gente mejor que ellos.

EL PERFIL

Íñigo Manso es un profesional polifacético. Se inició como consultor, labor que hoy en día –centrada en el desarrollo directivo y la transformación de organizaciones– compagina con su trabajo de empresario. Ha sido fundador o cofundador de ocho empresas. Participa en otras siete y forma parte de diversos consejos de administración. Su experiencia tan diversa le hacer tener una visión y un conocimiento envidiables del tejido productivo y de la economía españoles.