AENA

La recuperación, verdadera palanca del despegue de AENA

El aumento del tráfico ligado al ciclo económico impulsa sus resultados n Su dirección achaca ahora el éxito a su gestión, pero culpaba a la crisis cuando los números no salían

La recuperación, verdadera palanca del despegue de AENA
La recuperación, verdadera palanca del despegue de AENAlarazon

La revalorización de AENA –en torno al 80% desde su salida a bolsa el pasado 11 de febrero– no tiene nada que ver con que fuese mal valorada, sino que obedece a una buena gestión. Son palabras del secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, el miércoles de la semana pasada en el Congreso. Durante la presentación de los presupuestos de Fomento, el número dos del departamento se encontró con un inesperado y espinoso asunto sobre la mesa: la vertiginosa revalorización de las acciones del gestor aeroportuario, que ha llevado al PSOE a calificar de «regalo» el precio, 58 euros, al que se vendieron los títulos del 49% de la compañía privatizado a través de una oferta pública de venta (OPV).

Aunque el equipo directivo de AENA defienda su gestión como la principal razón del rally alcista bursátil y de sus resultados, y con independencia de si la valoración de la compañía para salir a bolsa fue la adecuada, sus cuentas no habrían mejorado sin la aportación fundamental de un aspecto que escapa casi por completo a su control: la recuperación económica. La recesión frenó en seco la progresión de una industria fundamental para España, el turismo, del que dependen en buena medida la marcha de los aeropuertos españoles. Ocho de cada diez visitantes extranjeros llegan a nuestro país por vía aérea. Con la recuperación de la economía vino la del turismo y la de los aeropuertos. Hasta julio, España ha recibido 38 millones de turistas internacionales, un 4,7% más que en el mismo periodo de 2014. En paralelo, la red de aeropuertos de AENA incrementó su cifra de pasajeros casi en idéntica proporción, un 5,3%, en el mismo periodo, hasta los 116,1 millones de euros. En una comparecencia en el Congreso en octubre de 2013, año en que AENA tocó fondo en la crisis en términos de tráfico, con 187,4 millones de pasajeros, el propio presidente de la compañía, José Manual Vargas, aseguró que sin recuperación económica sería difícil ver incrementos de tráfico aéreo en el aeropuerto de Barajas, que el año pasado sumó más del 21% de los pasajeros que totalizó la red. «El crecimiento del tráfico está muy ligado al ciclo económico», dijo entonces.

Aunque la compañía volvió a dar beneficios en 2013, lo hizo a costa de un duro ajuste. En 2012, la dirección de AENA acometió un severo plan de reestructuración. En el marco del mismo, se aplicó un plan de eficiencia aeroportuaria que redujo las horas en que permanecían abiertos los aeródromos de menos de 500.000 pasajeros. También se incluyó un ajuste de plantilla que supuso la salida de 1.250 trabajadores a través de un ERE, recortes salariales de altos cargos y la nueva política comercial antes citada. El plan surtió efecto al año siguiente, cuando la compañía volvió a ganar dinero tras reducir en 320 millones de euros sus gastos de explotación. Sin embargo, según las propias cuentas de AENA, este año sus gastos operativos se han vuelto a incrementar en 103 millones –13 millones si se excluye el aeropuerto de Luton– y son los ingresos aeronáuticos, los ligados a los pasajeros y operaciones en los aeropuertos, los que tiran de su beneficio, que alcanzó los 276 millones. De los 1.597 millones de euros que ingresó la compañía en el primer semestre del año, 1.091 millones fueron de carácter aeronáutico, achacables directamente al tráfico. La otra gran fuente de ingresos fueron los comerciales, 330,8 millones. Aunque el equipo de José Manuel Vargas ha incrementado las superficies comerciales de los aeropuertos y subastó por algo más de 1.900 millones la explotación hasta 2020 de las tiendas «duty free», no dejan de ser establecimientos cuya dependencia del tráfico es absoluta.

A la mejora de los resultados de AENA también ha contribuido otro factor ajeno al control de la empresa: Iberia. La otrora compañía de bandera española ha estado inmersa en los últimos años en un duro proceso de reestructuración que incluyó el cierre de rutas no rentables, lo que impactó de forma notable en la actividad de la red de aeropuertos de AENA. Superado el bache, la aerolínea ha vuelto a alimentar a estas infraestructuras con vuelos y, por añadidura, las cuentas del gestor. Iberia ha abierto 13 nuevas rutas con vuelos directos desde Madrid a Florencia, Nápoles, Palermo, Catania, Verona, Manchester, Edimburgo, Hamburgo, Funchal y Budapest, así como al aeropuerto parisino Charles de Gaulle y al londinense de Gatwick. Asimismo, ha ampliado con 65 frecuencias adicionales los viajes en 24 rutas ya consolidadas, que incluyen destinos como México o Nueva York, París Orly o Berlín. Antes, la compañía ya había recuperado rutas canceladas como La Habana o Montevideo.