Estados Unidos

La Reserva Federal enfría la subida de tipos tras la desaceleración de EE UU

MHEl presidente de los Estados Unidos, Barack Obama
MHEl presidente de los Estados Unidos, Barack Obamalarazon

La Reserva Federal (Fed) de EE UU confirmó ayer la desaceleración de la economía norteamericana, aunque justificó esta situación en factores «temporales y transitorios». Por esta razón descartó, de momento, cambios en su modelo de política monetaria, aunque no mostró especial voluntad en subir los tipos de interés en el corto plazo. Los analistas no descartan, aun así, un aumento del precio del dinero en el próximo mes de junio tras la fuerte caída de la actividad registrada en el inicio del ejercicio.

«La información recibida de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés)en marzo sugiere que el crecimiento económico se ralentizó durante los meses de invierno, reflejando en parte factores transitorios. El ritmo de mejora del empleo se moderó y la tasa de paro se mantuvo estable», dijo la institución presidida por Janet Yellen en un comunicado.

En este contexto, la Fed señaló que será apropiado elevar los tipos de interés –actualmente en su mínimo histórico, entre el 0% y el 0,25%– cuando se hayan visto nuevas mejoras en el mercado laboral y se tenga una «certeza razonable» de que la inflación volverá a su objetivo del 2% en el medio plazo. El organismo señaló que los precios «siguen por debajo de nuestro nivel deseado», pero el consenso de los miembros del FOMC mostró su convencimiento de que la inflación subirá conforme la economía recupere la senda alcista perdida en el primer trimestre.

Un trimestre «congelado»

La atonía del consumo privado limitó al 0,2% la subida del Producto Interior Bruto (PIB) norteamericano en el primer trimestre del año, muy por debajo de las previsiones, que apuntaban a un crecimiento del 1%. La economía de EE UU despidió el pasado ejercicio con un incremento del 2,2% en tasa ineranual (diez veces superior), mientras que en el conjunto del año logró un incremento del 2,4% frente a los doce meses precedentes.

La razón de esta desaceleración económica, según informó ayer el Departamento de Estadística norteamericano, se encuentra en el descenso del consumo privado –que representa las dos terceras partes del PIB–. Por un efecto combinado de la fortaleza del dólar, las nevadas y la peor evolución de la economía internacional, esta variable aumentó sólo un 1,9%, frente al 4,4% registrado al cierre de 2014.

Además, en una situación provocada también por las variables anteriores, las empresas recortaron un 23% la inversión. Ésta se hundió fundamentalmente en el sector energético por la caída en los precios del petróleo en todo el mundo. La fortaleza del dólar y el menor crecimiento en el resto de las grandes economías, por otra parte, fueron los factores que hicieron descender un 7,2% las exportaciones de EE UU.

El mal dato de crecimiento de EE UU lastró las bolsas de todo el planeta y tiñó de rojo los principales mercados. El Ibex 35 se dejó un 1,97% y perdió los 11.400 puntos después de mantenerse toda la mañana por encima del soporte de los 11.600 enteros. Así, despidió la jornada en los 11.378,9 enteros –las ganancias anuales cayeron al 10,7%– y BBVA fue el valor más bajista entre los grandes del selectivo. En el conjunto del índice, sólo Jazztel pudo mantenerte en terreno positivo.

El bono se dispara al 1,47%

El descenso medio de las principales plazas europeas fue del 2,2%, con fuertes caídas como la del 3,27% del Dax germano y del 2,59% en el caso del Cac 40 francés. En el mercado secundario de deuda soberana, el interés del bono español a diez años se disparó un 10,9% y se situó en el 1,468%, mientras que su homólogo italiano creció hasta el 1,507%, ambos lastrados por una fuerte pérdida de demanda.

El «bund» germano, que estaba en zona de mínimos históricos, también sufrió fuertes ventas y su rentabilidad creció al 0,285%. La prima de riesgo de nuestro país, por tanto, sólo aumentó hasta los 118 puntos básicos, cuando en condiciones similares lo habría hecho mucho más. Los inversores vendieron todo lo que tuviese cualquier activo con mínimo perfil de riesgo en los mercados.

El euro superó los 1,11 dólares en el mercado de divisas, mientras que el petróleo Brent mantuvo la senda alcista y superó los 65 dólares por barril.