Sociedad

Las empresas necesitan líderes más humanos

Un millar de empresarios y directivos participaron en la asamblea de antiguos alumnos del IESE. En la imagen, el nuevo campus de Múnich
Un millar de empresarios y directivos participaron en la asamblea de antiguos alumnos del IESE. En la imagen, el nuevo campus de Múnichlarazon

Las barreras se derrumban, las fronteras se achican y el mundo se globaliza. Pero no todas las empresas avanzan al compás. Lo digital invade el mundo físico y las compañías deben esforzarse en hacer bien la transición para no quedarse atrás. La tecnología disruptiva ha supuesto una revolución y los líderes del futuro necesitan adquirir nuevas habilidades y destrezas para competir en la búsqueda de la excelencia empresarial.

Alumnos europeos, norteamericanos, africanos o asiáticos. No importan sus lenguas, ni tan siquiera su nacionalidad. Tras el de Nueva York y Sao Paulo, y lejos de los de Madrid y Barcelona, el IESE decidió abrir un campus en Múnich, ciudad en la que lleva 10 años impartiendo programas propios. El «Volkswagen gate» o la insólita multa a Deutsche Bank ponen de manifiesto que hoy, más que nunca, la visión de la dirección de empresas debe estar basada en las personas, tener una vocación humanista. Jordi Canals, director general del IESE, aseguró en la antesala de la asamblea de antiguos alumnos –celebrada el pasado fin de semana en la capital bávara- que buscan crear un impacto en el campo del «management» ofreciendo una enseñanza de alta calidad a ejecutivos de todo el mundo «en una escuela global, con profesores globales y experiencias globales».

Formar líderes en quienes se pueda confiar constituye el principal objetivo para la escuela de negocios de la Universidad de Navarra. «Queremos ayudar a transformar el mundo académico». Canals considera que «en la educación, la personalización del modelo es básico», e indicó la relevancia de la capacidad de servicio a las comunidades locales de empresas y ciudadanos de cada país.

Bochornosos escándalos y nefastas políticas de responsabilidad social corporativa han hecho perder la confianza en un buen número de compañías, que ahora no saben cómo recuperar su prestigio. Las empresas del futuro nada tendrán que ver con las tradicionales. Menos manos y más cerebro requerirán. Además, apostar por la innovación y convertir cada producto en una óptima solución resultará de vital importancia, así como alentar una cultura creativa. Sin olvidar el valor añadido, donde siempre reside el secreto del éxito. Canals destacó la necesidad de «reinventarse continuamente. Cada año, cada mes».

El IESE ha invertido más de dos millones de euros en el nuevo campus de Múnich, convirtiéndose en la primera escuela de formación internacional de directivos en establecerse en Alemania con sede propia. Si bien ninguna universidad española aparece en el ranking de las mejores del mundo, nuestras escuelas de negocio gozan de un gran prestigio internacional. Juan José Toribio, profesor emérito del IESE, recuerda que las escuelas de negocio han tenido que competir para subsistir económicamente, lo que les ha permitido avanzar. En cambio, las universidades, sobre todo las públicas, nunca han competido entre ellas, ni han pretendido hacerlo en el exterior.

«Comparamos entidades competitivas con centros administrativos. Es necesario competir entre las instituciones y entre las personas que forman esas instituciones». Toribio resaltó que la competición sirve para acercarse a la excelencia, y agregó que el reto de las escuelas de negocio es formar líderes de los negocios. «Quizás si hubiera escuelas de gobierno, que además compitieran, tendríamos mejores líderes de gobierno. Seguramente la misión de las facultades de Bellas Artes no sea formar líderes, sino buenos artistas. Mediante la competencia, lo lograrían mucho mejor».

El profesor emérito del IESE no cree que en España estemos faltos de líderes empresariales. De hecho, muchos directivos han nadado a contracorriente y han cruzado fronteras, a la conquista del mundo. «Han sabido ir más allá de los límites territoriales. Y competir en un mercado global requiere una capacidad de liderazgo notable. Hace 20 o 30 años en España hubiera sido impensable. Ha sido posible gracias a que tenemos buenos líderes».