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Chantaje de Tsipras: «No nos echarán, el coste es enorme»

Chantaje de Tsipras: «No nos echarán, el coste es enorme»
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El «premier» afirma que hay un complot de la troika. Miles de griegos se agolpan en los cajeros para sacar los 60 euros que permite el corralito

Tsipras cree que aún guarda un as en la manga y así se lo hizo saber ayer a sus compatriotas. La cuestión es si éstos le creen o no ante el órdago lanzado con la convocatoria del referéndum el próximo domingo. Las encuestas dicen que la mayoría de griegos no confía en su órdago, que ayer reiteró ante las cámaras en una entrevista televisada. Ante las cámaras, el primer ministro griego descartó que Grecia pueda salir del euro empujada por sus acreedores internacionales (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) porque «el coste es demasiado grande». En este sentido, Tsipras se enrocó en su teoría del complot al asegurar que lo que pretende la antigua troika es más bien «acabar con la esperanza de que pueda haber políticas diferentes en Europa».

Durante la entrevista, el líder de Syriza desveló que «las respuestas iniciales a la petición helena para extender (el programa de ayuda financiera a Grecia) no fueron negativas». «La decisión del Eurogrupo (de no hacerlo) fue una sorpresa», admitió.

Así, «aunque la propuesta final de Grecia había sido aceptada, las instituciones la rechazaron socavando con ello la perspectiva de un acuerdo». «Su propuesta, además, venía con una exigencia: teníamos que aceptarla en 48 horas», explicó.

Mientras Tsipras hablaba, las palabras más repetidas en las calles de toda Grecia no eran «sí» o «no» sino «60 euros». Ése es el máximo de efectivo que pueden retirar los griegos por día debido a la imposición del control de capitales. En los cajeros del centro de Atenas casi todas las personas que acudían a sacar su dinero intentaban extraer una cifra superior a la permitida, pero el mensaje que aparecía en la pantalla se lo impedía: «Operación no permitida».

«Por probar no se pierde nada», aseguraba Amanda Afrodakis, que al despegarse del cajero se dirigía al resto de la cola para avisar de que «era verdad, sólo se pueden 60 euros». Con los tres billetes de 20 euros en la mano, la mujer griega de 42 años explicaba que este fin de semana ya había retirado gran parte de sus ahorros, pero que no dudaba en acercarse a un cajero «cada día a partir de ahora para retirar el máximo permitido» ante el temor de quedarse sin sus ahorros.

Tal y como comunicó el domingo el Gobierno griego, los bancos no abrieron ayer y los cajeros empezaron a funcionar a media mañana, doce horas después del anuncio del control de capitales, el tiempo necesario para rellenar con billetes las máquinas. Según el diario heleno «Kathimerini», un 60% de los cajeros –un total de 7.000 en todo el país– se quedaron sin efectivo el domingo.

Algunos intentaron incluso sacar dos veces, por si acaso los dejaban, pero no tuvieron éxito. El límite eran 60 euros, pero, según fuentes gubernamentales, se podría ampliar en los próximos días si el Banco Central Europeo (BCE) aumenta la asistencia a la liquidez –congelada el lunes– para el sector bancario heleno.

Según la agencia anglosajona Reuters, Atenas ha solicitado al BCE un incremento de 6.000 millones del techo de ese crédito de urgencia a la liquidez. Las últimas filtraciones apuntaban que el organismo presidido por Mario Draghi mantendrá un colchón de liquidez para los bancos griegos hasta el día del referéndum, pero rechaza conceder la cantidad requerida por Atenas.

Las restricciones, sin embargo, no afectaron a los turistas. Con una tarjeta de crédito extranjera era posible sacar más de 60 euros, como este periodista comprobó. Hasta dos comunicados envió la oficina de prensa del Gobierno griego a los corresponsales extranjeros para insistir sobre esa particularidad. El turismo representa alrededor del 20% del PIB del país y, por tanto, las autoridades no dudaron en protegerlo en este comienzo de la temporada turística alta.

No obstante, la mayoría de los turistas preguntados señalaban que son mucho más cautelosos a la hora de consumir, sobre todo porque en muchos establecimientos no se puede pagar con tarjeta como algo habitual. «Me pienso dos veces antes de comprar un agua o tomarme algo», afirma la canadiense Louila. En vista de las últimas noticias, «hemos traído más dinero de lo previsto en metálico», explica sobre una precaución que las propias agencias de viajes están trasladando a sus clientes.

Según el anuncio del Gobierno heleno, el control de capitales se alargará hasta el lunes –un día después del referéndum–, aunque en el decreto oficial se deja abierta la posibilidad de extender ese intervalo a decisión del Ministerio de Finanzas. Por eso, la mayoría de los griegos optan por la precaución y prefieren retirar todo el dinero que puedan, así como pagar con tarjeta de crédito en los negocios que lo permitan.

Según la Prensa local, la fuga de depósitos durante el fin de semana alcanzó los 2.100 millones de euros. Cuando se tomó la decisión de imponer el control de capitales, apenas quedaban apenas 150 millones en los cajeros del país. Una cantidad ridícula teniendo en cuenta que en estos últimos cinco meses el «colchón» de efectivo ascendía a los 3.000 millones de euros y ya se consideraba como un «problema financiero».