Guerra en Siria

El EI cierra la frontera entre Irak y Siria

Los yihadistas se hacen con el último paso que controlaban las tropas de Al Asad. Tras tomar Palmira, avanzan con rapidez en los dos países sin encontrar apenas resistencia

Palmira, considerada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, ahora está en manos del Estado Islámico
Palmira, considerada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, ahora está en manos del Estado Islámicolarazon

El Estado Islámico controla la mitad del territorio sirio tras conquistar la histórica Palmira.

El Estado Islámico no parece dispuesto a perder ni un minuto de su buena racha y ayer se apoderó de Al Walid , el último paso fronterizo entre Siria e Irak. «Damasco ha perdido el último paso con el país vecino, después de que las fuerzas gubernamentales se retiraran del área», anunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Con la toma de Al Walid y la planta de gas T3, también en la provincia de Homs, los yihadistas han consolidado su control sobre la mitad del territorio sirio, tras conquistar el jueves la monumental ciudad de Palmira. Estas victorias en Siria se suman a la caída de la urbe de Ramadi el pasado fin de semana.

La superioridad militar del EI se ha puesto en evidencia en la última semana con las conquistas de la tercera ciudad de Irak y de la monumental ciudad de Palmira en Siria. El pasado día 13, el EI inició una ofensiva en la parte oriental de Homs, donde ha tomado los pueblos de Al Sujna y Al Ameriya, así como los yacimientos de gas de Al Arak y Al Hil y Palmira. Ayer apenas llegaron informaciones de qué puede estar pasando en la ciudad, y existe preocupación por el futuro del bimilenario yacimiento arqueológico, dado el historial de destrucción de los radicales en Siria e Irak. El activista Samer al Homsi, de la opositora Red Sham informó ayer a Efe de que las comunicaciones telefónicas y terrestres están cortadas con esa población, así como internet. Lo único que ha salido a la luz es que el EI puede haber «peinado» la localidad en busca de leales a Asad y que habría ejecutado a decenas de ellos.

Los yihadistas no sólo han atacado el este de Homs, sino también el norte, donde hay presencia de grupos rebeldes que fueron evacuados hace un año del casco antiguo de su capital. Dominan ya más de la mitad del territorio sirio, lo que equivale a 95.000 kilómetros cuadrados, gracias a su avance por el este de la ciudad, informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. El control de esa zona permite al EI conectar con el centro del país sus dominios en la provincia siria de Deir al Zur, en el noreste, y en la iraquí de Al Anbar. En esa provincia del Estado vecino, las fuerzas iraquíes libraron ayer duros choques con los radicales, que perpetraron atentados con coches bomba contra posiciones del Ejército en los alrededores de Hasiba, tomada por los extremistas.

Estas nuevas victorias no sólo han levantado el ánimo a los combatientes yihadistas, que sufrieron hace un mes su mayor derrota en Tikrit, en la provincia de Saladino, sino que se han incautado de armamento pesado y municiones que han abandonado las fuerzas iraquíes. Las tropas gubernamentales dejaron atrás media docena de tanques, alrededor de cien camiones militares, incluidos una serie de piezas de artillería y docenas de vehículos blindados. La paradoja de todo esto es que la mayoría del material militar pertenece al renovado arsenal que las fuerzas iraquíes han recibido de Estados Unidos. Ahora esos mismos tanques y artillería serán utilizados contra los 3.000 combatientes de las milicias chiíes que se han concentrado en la base de Husaybah, a siete kilómetros al este de Ramadi, para lanzar una contraofensiva.

Para el analista militar Nizar Abdelkader hay otros factores que han influido en que Irak esté perdiendo la guerra contra el EI. Desde hace un año las Fuerzas de Seguridad habían conseguido asegurar Ramadi. El Ejército tenía como prioridad el control de la refinería de Biyi, por lo que la capacidad militar se había reducido en Ramadi», explica el coronel retirado. Además, insiste el analista libanés, hay una evidente «falta de liderazgo militar en Irak».

Los acontecimientos además han llevado a la Administración Obama a un callejón sin salida. Desde que empezó la campaña en agosto de 2014, los bombardeos han costado unos dos mil millones de euros a Washington, con un promedio de 8,6 millones de gasto diario. La Casa Blanca tiene que justificar ese presupuesto ante la opinión pública y enfrentarse a las presiones de los legisladores republicanos que insisten en enviar tropas terrestres. Washington se ha dado cuenta de que su estrategia, la que defendía la capacitación y entrenamiento de las Fuerzas de Seguridad locales, así como un mayor papel de las milicias suníes, no funciona sobre el terreno. Al igual que ocurrió en 2006 con los Consejos del Despertar, cuando milicias suníes se unieron a EE UU para luchar contra Al Qaeda, unos 10.000 combatientes suníes iban a ser entrenados y armados. «Pero las promesas de Al Abadi nunca llegaron y los suníes ven que el Ejecutivo sigue estando controlado por chiíes, bajo la influencia de Irán». A las tribus suníes de Al Anbar no les quedan demasiadas alternativas para defenderse por sí mismas. «O luchan junto a las milicias chiíes progubernamentales o se quedan con el EI», insiste.

En Siria la situación es diferente, ya que no hay una estrategia común entre el régimen y Estados Unidos ni cooperación entre rebeldes sirios y las tropas de Damasco. Precisamente, una de las razones por las que las fuerzas gubernamentales están perdiendo terreno ha sido por el fuerte apoyo militar –traducido en armas– que han recibido los grupos rebeldes suníes en la provincia de Idlib de los países del Golfo y Turquía. La nueva alianza, el Ejército de la Conquista, una amalgama de grupos salafistas, incluidos los Hermanos Musulmanes, ha logrado en un mes y medio expulsar prácticamente a las fuerzas del régimen de la mayoría de Idlib.