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Aviso a Sánchez: «Si las cosas van mal deberá asumir responsabilidades»

Pedro Sánchez , Susana Díaz y el candidato socialista a la Alcaldía de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limón
Pedro Sánchez , Susana Díaz y el candidato socialista a la Alcaldía de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limónlarazon

Los susanistas advierten de que será inevitable comparar los resultados con Andalucía. Ferraz da por hecho que habrá «guerra» si el PSOE no es la primera fuerza de la izquierda

En la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz, se trabaja a buen ritmo en las últimas horas de la campaña. Sin embargo, nadie menta el día después. Nadie menta la soga en casa del ahorcado. Nadie quiere contemplar la posibilidad de que unos malos resultados hagan saltar por los aires la frágil estabilidad conseguida después del congreso de julio del año pasado que encumbró a Pedro Sánchez a la Secretaría General.

La frialdad entre Sánchez y la líder del PSOE andaluz es un secreto a voces. Su relación es inexistente y sus hombres de confianza mantienen activo el cordón umbilical para evitar más roces de los necesarios. Ayer compartieron mitin, pero poco más. Las formas se están manteniendo, a duras penas, primero por las autonómicas andaluzas y después por la cita del 24-M. Pero, ¿qué sucederá a partir del domingo si los resultados son malos para el PSOE? ¿Será capaz Sánchez de mantener su liderazgo? ¿Cuál es el resultado mínimo que debe alcanzar para mantener la estabilidad en la atribulada familia socialista?

Las fuentes consultadas mantienen la prudencia. «En estos comicios no hay un resultado, hay muchos, y pueden ser heterogéneos», apunta un ex líder socialista muy activo en esta campaña. A su juicio, el principal objetivo a conseguir es ser «la primera fuerza de la izquierda, como mínimo», porque si no, «vendrá la zozobra. Si somos tercera o cuarta fuerza la moral de nuestra gente se vendrá abajo».

Con este criterio, se vislumbra debate –eso al menos– en el PSOE a partir del domingo, porque las previsiones no son buenas en las capitales más importantes. En Madrid, Sevilla o Málaga, el PSOE puede ser segundo, pero en Zaragoza, Bilbao, Barcelona o Valencia puede ser relegado a una posición menor.

Para contrarrestar este argumento, la posición oficial se refugia en los resultados de las comunidades autonómas, descartando las capitales más importantes. «Parece que las dan por perdidas», apunta con resignación un colaborador de Antonio Miguel Carmona, alcaldable por Madrid. En Ferraz dan por bueno un resultado en las comunidades que sitúe como mínimo al PSOE como segunda fuerza. Asimismo, los estrategas socialistas ven más que factible la victoria en Extremadura, Asturias y Castilla-La Mancha, en esta última «porque hay una fuerte animadversión hacia el PP y, sobre todo, a Cospedal».

Punto y aparte merece el análisis sobre la Comunidad de Madrid. La oficialidad socialista afirma que un 20% de votos en la región sería un buen resultado «porque se ha producido un cambio de escenario político». Esta versión es rechazada por varias fuentes consultadas, ya que «Tomás Gómez fue cesado precisamente porque el PSOE se situaría en el 20% de los votos». De alguna forma, desde Ferraz se trata de minimizar la derrota de Ángel Gabilondo para evitar que «Pedro tenga que ligar su futuro a esta derrota».

Para otros dirigentes socialistas, los argumentos oficiales no son más que «una justificación del golpe de mano contra Gómez. En ese momento decían que el fin justificaba los medios y ahora tratan de justificar el fin».

Otros dirigentes socialistas –sobre todo, los andaluces– son menos permisivos con el mínimo resultado a conseguir. «Será un rotundo fracaso si el PSOE no es primera fuerza en más de una comunidad y en más de un ayuntamiento importante», afirman tajantes. Algunos van más allá y apuntan que «será inevitable un efecto comparativo de los resultados en Andalucía y en el resto de España», para añadir que «al secretario general no le servirá derivar su derrota a los candidatos. Si las cosas no van bien deberá asumir su responsabilidad y no podrá culpar a los derrotados». En Ferraz hay quien afirma que, tras las elecciones, será un buen momento para «afrontar una profunda renovación del partido para coger impulso tras la derrota». Una afirmación que otros interpretan como un intento de acallar voces críticas desde la dirección federal.

En este galimatías con tambores de guerra de fondo muchas miradas se dirigen a Cataluña. Miquel Iceta, el primer secretario del PSC, lleva días haciendo campaña en zona «sioux», la menos proclive al PSC, como Girona, Berga, Osona o Solsona. «Esta campaña nos ha vuelto a unir y el PSC resistirá y bien, en Lleida, Tarragona y en el cinturón rojo de Barcelona», apunta Iceta, que se muestra convencido de «recuperar algún ayuntamiento metropolitano y ganar en Sant Vicenç dels Horts –donde es alcalde el líder de ERC, Oriol Junqueras– y en el Valle de Aran». Iceta tiene puesta su mirada también en Castelldefels y Vilanova i la Geltrú pero, sobre todo, aspira a que el PSC «sea la segunda fuerza en votos en Cataluña». El líder de los socialistas catalanes sabe que tiene un reto difícil por delante pero, «pase lo que pase, seré el candidato en las elecciones autonómicas y seguiré hasta el congreso». Por contra, en el PSOE las primarias estarán encima de la mesa y si son o no un revuelo se sabrá la próxima semana. De momento, hay varias varas de medir los resultados. Puertas afuera, confianza, aunque la procesión va por dentro.