Política

Elecciones 24-M

Claves de la nueva política

Las elecciones de hoy se leerán en clave nacional y marcarán la tendencia no sólo de las generales sino de la forma de hacer política

Claves de la nueva política
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1 Bipartidismo

De entre los puntos clave de estas elecciones, habrá que ver si a partir de mañana el sistema de partidos políticos sobrevive, aunque sea debilitado; si cambia completamente por hundimiento de los dos grandes partidos o si se transforma en otro con un único gran partido superviviente (el PP), frente a las dificultades de los socialistas para conservar su hegemonía en la izquierda. Pase lo que pase, es probable que el nuevo paisaje aparezca poblado por negociaciones a varias bandas, las opacidades, tránsfugas, dificultad para poner en marcha nuevas mayorías, convocatoria anticipada de elecciones... Es lo que una parte importante de la opinión pública llama, con una fe digna de admiración, apertura al diálogo y al pacto.

2 Centro

La inesperada irrupción de Ciudadanos ha desencadenado una competencia que parecía superada en el dominio del centro político, el espacio más codiciado por los partidos con ambición de gobernar. La llegada de Podemos no llevó al PSOE a centrarse, como parecía lógico que ocurriera, y en vista de la falta de reflejos del PP para afrontar debates como los de la corrupción o la desafección política (en particular de los jóvenes), la posición ha venido a ocuparla Ciudadanos. Lo ha hecho más con una actitud que con un programa concreto. La recuperación del PP en la campaña electoral indica que el centro sigue en liza, ante un electorado que ha tomado conciencia de la importancia de la estabilidad política para que prosiga el crecimiento económico. Ahí está el eje del centro, pero habrá que articularlo y volver a ocuparlo.

3 Ciudadanos

Ciudadanos nació como un partido antinacionalista, de izquierdas y de derechas. Al ampliar su campo de influencia a toda España, sus temas cambian: del antinacionalismo pasó a la corrupción y a la crisis de representación. Tres debates -conviene tomar nota- que ninguno de dos grandes partidos nacionales clásicos ha abordado con rapidez y claridad. Por eso Ciudadanos se instala en el centro y recoge votos de Podemos, al que frena, pero también de los populares. Habrá que ver si mantiene la posición y, una vez logrado esto, si articula una acción política consistente, no diluida entre la multitud de posibles pactos, y consigue al mismo tiempo la tarea de construir un partido estable. Y hacia dónde se inclina: más hacia el PSOE o hacia el PP.

4 Liderazgo

El relevo en la Corona ha traído nuevos líderes. No ha ocurrido así en UPyD, con muy malas predicciones, ni en el PP. Por eso en estas elecciones también está en juego, por lo menos en parte, la valoración del especial liderazgo de Mariano Rajoy. En tiempos que parecen requerir líderes fuertes, Rajoy ha optado por un minimalismo casi taoísta que ha apelado una y otra vez al sentido común, a la sensatez. Los nuevos líderes, todos jóvenes, optan por lo clásico y lo seguro: hiperliderazgo, espectáculo televisivo y personalismo. Va a ser interesante ver cómo los nuevos partidos, una vez instalados en el poder, gestionan a sus superestrellas. Veremos qué resultados obtiene la solución intermedia, empática y amable, de Pedro Sánchez.

5 Recuperación

Veremos si después del 24-M el fin del bipartidismo acabe con la estabilidad política que ha hecho posible el extraordinario crecimiento económico protagonizado por la sociedad española. No es obligatorio. Sin embargo, no es una opción descartable. Primero, por la señal que se enviará acerca del escaso pragmatismo de los españoles, que prefieren enzarzarse en disputas ideológico-políticas en vez de centrarse en la prosperidad. Y segundo, porque buena parte de las inversiones necesarias para que el crecimiento continúe dependen de decisiones que se toman en los municipios y en las Comunidades Autónomas. Los nuevos responsables tendrán que resistir la tentación de distinguirse de lo anterior mediante el recurso fácil de paralizar proyectos, obras e inversiones, en particular bajo la presión de las redes activistas que han contribuido a tejer estos años. Dirán que no es corrupción, claro está, pero algún nombre habrá que darle. ¿Puritanismo?

6 Socialismo

Descartada cualquier posible repetición del escenario andaluz, es decir ganar las elecciones, los socialistas se enfrentan a una situación nueva. Tal vez logren mantenerse como segunda fuerza después del Partido Popular. O tal vez se vean relegados a la tercera plaza (o peor aún), si no en el conjunto, sí en plazas estratégicas como Madrid y Valencia. Esto no variará sustancialmente la necesidad de una renovación del discurso y de la actitud del PSOE, pero sí que determinará la forma en la que los socialistas la abordarán. Cuanto más debilitados estén, más difícil resultará el cambio y más oportunidades tendrán Podemos y Ciudadanos para adelantar posiciones.

7 Los viejos bisagra

Hoy se aclarará el futuro inmediato de estas dos organizaciones. IU parece salvarse en la medida en la que acepta el reto de Podemos: en la medida en que se «podemiza». UPyD, que no ha querido «ciudadanizarse», parece que se desploma. De ser así desaparecerán dos referencias absolutas en la vida política española: lo que queda del comunismo clásico y el único partido que presentaba una posición socialdemócrata de raíz, incluida una propuesta nacional española. Bien es cierto que nunca ha conseguido ir más allá de una cierta elite ilustrada. Ciudadanos triunfa ahora como una versión postmoderna y en red de UPyD. En el éxito, probable, lleva el aviso.

8 Jóvenes

Las elecciones de hoy permitirán medir la desafección política desde una perspectiva interesante: la participación de los jóvenes y el sentido de su voto. Lo primero, probablemente, demostrará que la sociedad no demanda más política. Demanda más, es decir más participación, un papel más activo, más intercambio y más comunicación. En cuanto a lo segundo, lo lógico -confirmado por las encuestas- es que el voto de los jóvenes no se dirija a los partidos clásicos, sino a los que parecen llegados a la vida política con esta nueva ciudadanía. La aparente no desafección de la política parece que va a tener, por tanto, un coste político inmediato, y serio.

9 Fin de la «casta»

Una de las cosas que están en juego en estas elecciones es el advenimiento de la nueva política, que se dispone a sustituir a la vieja. Allí donde la vieja política sólo entendía de intereses, de oligarquías, de manipulación, de ocultaciones y elites extractivas -vulgo «casta»- la nueva va a traer transparencia, participación ciudadana, sinceridad y una altruista y sincera obsesión por el bien público. En un registro menos ambicioso y polivalente, las elecciones parece que van a traer, ya que no una nueva política, una nueva manera de hacer política. Es una promesa de orden transversal, metapolítica, que casi todos menos el PP- comparten. Veremos dónde para tanta unanimidad. Por el momento, los nuevos políticos se van profesionalizando con rapidez.

10 Podemos

En detrimento de Izquierda Unida y, en parte, del PSOE, Podemos se convierte en la nueva referencia ideológica de la izquierda. De hecho, esta nueva izquierda tiene un origen ideológico (Podemos) o activista (Guanyem). Queda por ver cómo se trasladará esto a la política práctica, algo nada evidente por lo que se deduce de las irrealizables promesas programáticas. Además, la caída de Podemos a causa de la competencia de Ciudadanos y de los problemas internos parece haberse visto compensada, en el último tramo de la campaña, por el mayor voltaje demagógico que ha impuesto Pablo Iglesias. Está por ver si se inclinarán por esta versión dura y abandonan a los más tibios de sus posibles seguidores. Es posible que alguna gran ciudad, como Barcelona, se convierta en el laboratorio de la nueva política. De confirmarse, será una primicia que realzará la imagen vanguardista de la ciudad condal.