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Ni cambios en el Gobierno ni en el PP

El presidente plantea tras el varapalo electoral que hay que explicar mejor sus políticas. Asume que no está satisfecho, pero que el PP está en condiciones de ganar las generales

Mariano Rajoy, ayer, en la sede del partido en Madrid
Mariano Rajoy, ayer, en la sede del partido en Madridlarazon

El presidente plantea tras el varapalo electoral que hay que explicar mejor sus políticas. Asume que no está satisfecho, pero que el PP está en condiciones de ganar las generales. Por ello, ha asegurado que no tiene previsto hacer ningún cambio «en el Gobierno ni en el partido».

Artículos de: Francisco Marhuenda , Pilar Ferrer, Toni Bolaño, Martín Prieto y Ely del valle

«Gobernar en un momento de crisis tan duro no es tarea fácil ni gratificante». Así se explicó ayer Mariano Rajoy en una comparecencia en Génova para valorar los resultados de las elecciones autonómicas y municipales. El balance es que su partido ha sufrido las consecuencias de gestionar una crisis económica y social muy grave y el desgaste de los casos de corrupción que han saltado ahora, «aunque vengan de tiempos muy atrás». Admitió que el resultado no es para estar satisfechos, porque han retrocedido con respecto a las elecciones de 2011, pero también resaltó que su partido ha sido el que, pese a todo, ha ganado de nuevo las elecciones.

Rajoy hizo un balance amable de los resultados y trató de suavizar la pérdida de 2,5 millones de votos y de cuota de poder territorial al colocar el acento en los elementos más positivos del examen en las urnas, como que el PP sigue siendo la primera fuerza en votos, la que tiene más concejales, la que ha conseguido más mayorías absolutas y relativas. Ahora bien, también advirtió de que no va a refugiarse en el lema de que es el partido más votado. «Aspiramos a mucho más. Hay que ser más próximos, más cercanos y comunicar más», sentenció. Él mismo se implicará a fondo en este objetivo, según anunció.

Su discurso lo dirigió a imponer la templanza sobre el pesimismo en que las bases tienen la tentación de caer, y a avalar su decisión de no dar giros en su rumbo. El presidente certificó que considera que el objetivo tiene que seguir siendo el mismo: afianzar la recuperación económica y la creación de empleo. «Hemos perdido una parte importante de apoyos. No podemos estar satisfechos. Sería absurdo negarlo», reconoció.

Ayer Rajoy tomó la iniciativa y compareció tras la reunión del Comité Ejecutivo para dejar claro que no va a cambiar su estrategia. Que no va a hacer cambios ni en el Gobierno ni en el partido, y que en lo único que ha decidido moverse, tras una primera reflexión, es en lo que afecta a la política de comunicación. La misma conclusión que sacó la dirección del PP tras las elecciones europeas de junio. «Hay que explicar mejor las cosas. No ha sido fácil en estos tres años. Siempre que hay crisis económicas y sociales los gobiernos sufren y se resienten», sentenció.

En su estrategia de amortiguar las posibles consecuencias negativas del resultado, el presidente cerró filas con la dirección del PP frente a las críticas que surgen desde dentro. Y también respaldó generosamente a los candidatos autonómicos y municipales; a los ganadores y a los perdedores, a todos los elogió por haber gobernado con eficacia y responsabilidad. El jefe del Ejecutivo presentó a su partido como la víctima del desgaste que conlleva una gestión responsable y con sentido de Estado «en la etapa más difícil que le ha tocado nunca a un Gobierno en la historia de la democracia». «España estaba a punto de ser rescatada», recordó de nuevo.

A partir de ahí, Rajoy dio a entender que este golpe que recibe su partido en las urnas era natural que se produjese, como ha ocurrido en otros escenarios internacionales con gobiernos que también han lidiado con la crisis. Pero no es causa, sin embargo, para que deje de confiar en que los españoles le darán mayoritariamente su apoyo en las elecciones generales. «Cuando se está en el Gobierno tienes más posibilidades de ser castigado. Lo complicado es que estando en la oposición, el PSOE baje en votos», sentenció.

Con respecto a la política de pactos de su partido, indicó que estarán condicionados por la estabilidad, condición básica para mantener la recuperación económica; por la transparencia, y por una política al servicio del crecimiento, del empleo y de que se mantenga un control adecuado de las cuentas públicas. Éstas son sus líneas rojas, aunque ayer, en un gesto con el que fue fiel a sí mismo, precisó que «hoy no es día para hablar de pactos, sino para valorar los resultados».

«El PP va a seguir trabajando desde el Gobierno y desde la oposición por la recuperación económica. Y la recuperación económica necesita de estabilidad política», defendió. Rajoy insistió con firmeza en que en democracia debe marcar el camino la lista más votada y, además de agradecer su apoyo a los seis millones de españoles que le han dado de nuevo su confianza, contra los malos augurios pronosticó que mejorarán de aquí a las generales.

«El PP sigue siendo la primera fuerza. Ganó las europeas y las municipales. Y ahora toca seguir trabajando para ganar las generales, crecer y crear empleo». Un mensaje para lectura interna en el PP. Él marca los tiempos y el camino y no quiere distracciones con ruido de sables o peleas sobre estrategias. Un mensaje tan claro como el que dejó antes de las elecciones, cuando certificó que quiere y está en condiciones de ser el candidato a las próximas generales. Ayer volvió a ratificarse en esa intención.