Andalucía

Díaz: «Quiero decirle a mi hijo que tiene una tierra mejor»

Acto de apertura de campaña del PSOE A en Almería
Acto de apertura de campaña del PSOE A en Almeríalarazon

El PSOE, desde anoche, ya es indivisible como un número primo. De aquí al 22M –puede que incluso desde antes y puede que por durante mucho tiempo– el socialista es ya el «Partido Susanista Obrero Español». En las últimas elecciones europeas, Almería fue la única provincia andaluza en la que no ganaron. El CIS vaticina que los socialistas crecerán en un escaño en el comanche territorio almeriense, feudo popular y que acoge a Javier Arenas como número 4 de su lista. Susana Díaz eligió el Teatro Cervantes, con un aforo de 500 personas y los gallineros vacíos, para la apertura de campaña. Un sitio recogido, con aires de city hall. A la entrada, una decena de manifestantes con batas blancas protestaron por el retraso del Hospital de Loja. «Vamos a ganar de manera amplia, de manera clara. No me conformo con ganar», defendió la candidata socialista. Cinco minutos de abrazos y besos. Chaqueta roja. Flanqueada por Juan Carlos Pérez Navas y José Luis Sánchez Teruel, cuyas alocuciones dieron paso a 35 minutos de mitin de la presidenta andaluza, algo ronca. Susana Díaz realizó un compendio de su programa, incidiendo en la Sanidad, la Dependencia y la Educación y repitió como eslogan «un paso adelante».

Susana Díaz es una líder consciente del valor simbólico en las comunidades grupales. Desde que en julio de 2013 en Antequera escenificara su nuevo rol como líder nacional, apenas ha variado su hoja de ruta. Todo calculado al milímetro. Madrid, antes o después, es el kilómetro cero. Fuera de las intrigas partidistas, Susana Díaz es una mujer a destiempo. En estas tesituras, está en su salsa. «Canijo, vámonos». Ayer en Almería arrancó su «Gran noche», a lo Raphael, desde las tablas de un teatro. Con aspiraciones de clásico sempiterno. Las encuestas dicen que ganará pero no alcanzará la mayoría absoluta. El calambre de las calles le susurra lo contrario. Y la presidenta andaluza conoce bien cómo respiran los adoquines. Mucho más que el aspirante de la oposición, al que no nombra en sus mítines –ella sólo se dirige a Rajoy; tres veces anoche–, vestido de un halo de inocencia color chicle. Susana Díaz sabe que «nació para...», que fue lo que Florentino Pérez le puso a Zidane en la servilleta antes de «raptarlo» desde Turín igual que un día a Paris le raptaron a Helena. Entonces, y ahora, ardió Troya.

La diferencia fundamental entre un buen jugador y uno excepcional suele estar marcada por la ambición y la inteligencia. Las preguntas de Susana Díaz antes de un mitin, de la mascletá electoral son distintas. ¿A quién se parece cuando se mira en el espejo? Tiene un algo de Felipe, sin llegar a ese nivel de fenómeno fan. Otro poco «del Guerra», como cuando puso en pie al respetable para acabar. «Estos años van a ser muy buenos», vaticinó. «Voy a ser la primera mujer que va a ganar las elecciones en Andalucía. Quiero mirar a los ojos a mi hijo y decirle que tiene una tierra mejor que la de sus padres».

Susana se dice roja, católica y sentimental; pero sabe que el capitalismo admite esfuerzo y azar. La existencia misma. El capitalismo es realista. El comunismo es onírico e idealista. Y los idealistas sólo se abren paso con la violencia. Susana Díaz prefiere la sutileza del sistema, como un buen botijo de barro poroso que en el mismo infierno mantiene el agua fría. Los demonios y los gatos le salen de muy adentro. «Si el sistema es inviable, cambiad a los expertos»; como decía El Roto. Cuatro de cada diez andaluces aún no sabe a quién votar. Del «Killing me softly» de Zapatero al «Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche». Estando en esas, el «Partido Susanista Obrero Español» se aferra a Susana Díaz. En la hoja de ruta trazada, el verdadero oponente no es Juanma Moreno, sino Mariano Rajoy. La campaña se está convirtiendo en un apéndice de la estrategia de la confrontación de los tres años de bipartito. Díaz sacó la libreta de las reclamaciones. Pidió al presidente del Gobierno que aumente las transferencias en Dependencia porque la está financiando «a pulmón» la Junta; además de la eliminación de las cláusulas suelo. La caravana enfila hoy con dirección a Sevilla.