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Santamaría exhibe economía frente al ataque del «tripartito» por la corrupción

Santamaría hizo valer la gestión de Gobierno en una contienda de «todos contra todos» donde hubo más críticas que propuestas

Los cuatro protagonistas en A3
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Máxima expectación por el debate de Atresmedia en el que los candidatos respondieron a las preguntas de los periodistas y que pudieron interrumpirse en varias ocasiones. El momento más tenso fue cuando se abordó la corrupción y PSOE, Podemos y Ciudadanos se unieron contra el PP.

Los temas que importan centraron el debate: Economía y empleo, Política fiscal, Educación, Violencia de género, Amenaza yihadista, Corrupción, Desafío soberanista y los Pactos postelectorales

Generar confianza en el espectador era el principal objetivo de los cuatro políticos que ayer se enfrentaron en el debate electoral que organizó Atresmedia. Los cuatro era conscientes de que de sus actuaciones podían derivarse trasvases de votos decisivos en una campaña tan abierta como la de 20-D y dentro de la beligerancia, todos evitaron enfangar el rifirrafe dialéctico. El choque más duro fue por la corrupción.

El que gobierna es siempre el que más tiene que perder, y por eso es el que se quiere exponer menos. La representante de Mariano Rajoy, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, optó por utilizar como arma su experiencia. Su perfil, mujer, de una edad similar a los demás, con experiencia de gobierno, le facilitó enfrentarse a sus rivales políticos. Y su argumento central fue que el PP representa la seguridad, la seriedad y la estabilidad, en coherencia con el eslogan del PP «España en serio». Su defensa de los ataques por la ausencia de Rajoy fue que el PP es un equipo y un proyecto compacto, no un proyecto personalista. Traía los datos aprendidos y se fajó en defender las cifras, como las de creación de empleo, 600.000 puestos de trabajo en este año, las reformas y las políticas en apoyo del crecimiento que lleva su partido en su programa.

El líder socialista, Pedro Sánchez, buscó con codazos a derecha e izquierda el sitio que hasta ahora no ha sido capaz de encontrar, según dictan la mayoría de las encuestas, en su competencia con Ciudadanos y Podemos por el voto del cambio. Y para ello insistió en identificar al partido de Albert Rivera con el PP y en dar por hecho que estas dos fuerzas pactarán un acuerdo de gobierno si suman en escaños. Su baza fue jugar el discurso del miedo a la derecha, no sólo al PP, sino también a los de Rivera. En cuestiones como el modelo laboral, Sánchez y Rivera se enfrentaron con dureza ante propuestas de futuro como el contrato único, que el líder socialista utilizó para lanzarse contra el «número uno» de Ciudadanos.

Por su parte, el representante de Ciudadanos se atrincheró en el centro para intentar que ni Sánchez ni Pablo Iglesias le tocaran por ahí, y volvió a negar que vaya a apoyar un Gobierno del PP o del PSOE para liberarse de la presión sobre cuál será su posición tras las elecciones. Pero no negó que si se queda segundo opte a gobernar. Rivera golpeó contra el PP, pero también al PSOE, porque en los dos tiene aún abierto su caladero según sus datos electorales. E Iglesias, que partía del cuarto puesto en las encuestas, intentó la remontada bajo el discurso del coste social de la crisis y vendiéndose como la única alternativa de cambios fuertes, pero sin revoluciones como prometía en el pasado. Buscó minar la imagen de Sánchez. Sáenz de Santamaría tuvo que batirse con los otros tres candidatos en política económica y social, por ejemplo, y en defensa del Gobierno les afeó que sólo critiquen sin haber tenido que gestionar ni tomar decisiones para hacer frente a la recesión y evitar el rescate. «Cómo se nota que no estaban ustedes aquí hace cuatro años. Hablar es muy fácil, gobernar es muy difícil». Intentó que su fortaleza fueran los datos de la recuperación económica. Pero el debate no quedó convertido en un todos contra ella porque en muchos otros momentos el ataque de los partidos emergentes se dirigió contra el representante socialista, especialmente por parte de Iglesias.

Los cuatro intentaron utilizar mensajes sencillos, emocionales, con revisión del pasado en el caso de la oposición, y con soluciones de futuro. Iglesias jugó a acercarse a las propuestas de «Pedro», pero cuestionando su capacidad de renovación y lo que hace de verdad el PSOE cuando llega al Gobierno en política impositiva, social o de reducción del déficit. «No te pongas nervioso, Pedro» o «calma, Pedro» fue su eslogan machacón. Iglesias ganó a Sánchez en imagen de naturalidad y de tranquilidad. Y también la vicepresidenta pareció más cómoda en su puesta en escena que Rivera, con el que buscó en muchas ocasiones el cuerpo a cuerpo. Aunque también le ofreció «trabajar juntos».

Uno de los momentos más intensos fue el rifirrafe en política impositiva. El líder socialista negó que se puedan rebajar, mientras que la representante del PP argumentó que las rebajas fiscales se pagan gracias a que España está creciendo. «No vamos a subir el IVA ni habrá más recortes», alegó ante las críticas de sus rivales. Pero lo que mas incendió el debate fue el choque por la corrupción. Ahí Iglesias también tomó la delantera. «Sé fuerte, Bárcenas», le echó en cara el líder de Podemos a Santamaría, en ausencia de Rajoy. Y la réplica de ella: «Paga, señor Monedero». Sánchez siguió: «Rajoy tendría que haber dimitido por el SMS a Bárcenas». Los representantes de los partidos emergentes se movieron con más comodidad, pero la vicepresidenta, ajena a los casos de corrupción que afectan al PP, se mostró muy beligerante. Rivera cortó el choque con la jugada de proclamarse «harto del y tú más».

Sáenz de Santamaría

«Cómo se nota que no estaban aquí hace cuatro años. Hablar es muy fácil, gobernar muy difícil»

Pedro Sánchez

«Ciudadanos busca el despido libre con el contrato único. Insisto en derogar la reforma laboral»

Albert Rivera

«No voy a estar ni en el proyecto de Rajoy ni el de Sánchez. Vamos a debatir quién gana. Salgo a ganar y a formar gobierno»

Pablo Iglesias

«Rajoy nos estará viendo desde Doñana. Es una pena que no nos acompañe, pero seguro que le va a interesar»