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«España no tiene aún el respeto que se merecen sus vinos»

José Moro/ Presidente de Bodegas Emilio Moro
José Moro/ Presidente de Bodegas Emilio Morolarazon

La bodega patrocina «Coco Chanel y sus amigos», que acoge el Museo Casa Lis de Salamanca hasta el 1 de septiembre

Forma parte de la tercera generación familiar de la emblemática bodega, de Ribera del Duero, cuyos pilares son la tradición, la innovación y la responsabilidad social. De sus barricas surgen ejemplares con una personalidad única, lograda gracias a levaduras autóctonas y a unos viñedos de Tinta Fina.

–José, nos encontramos en El Txistu, un clásico de la buena mesa de Madrid, que le rinde tributo en uno de sus rincones. ¿Qué siente?

–Sí, nos encontramos en el espacio de Cepa 21, de Emilio Moro. Hace honor al trabajo de una bodega moderna, que es hija o hermana de Emilio Moro. Es la expresión de numerosos momentos de trabajo y de ilusión. Es un lugar tranquilo, que me inspira seguridad y confianza.

–¿Que significa para usted esta botella, Emilio Moro 2012, que nos estamos bebiendo?

–Emilio Moro es mi razón de ser, porque representa dos cosas: una, que lleva el nombre de mi familia, de mi padre y de mi abuelo, quienes me enseñaron a amar el vino. A partir de ahí, he sido capaz de construir una marca con un reconocimiento internacional. Cuando veo esta foto en la que aparecen ellos vendimiando en 1938 lo que veo es que hay que ir por la vida de una manera cabal.

–¿Qué transmitien sus etiquetas al consumidor?

–Tres adjetivos expresan nuestra filosofía: amalidad, personalidad y persistencia.

–¿Qué papel juega la innovación en la bodega?

–Es un pilar fundamental, así como la tradición y la responsabilidad social. La tradición se refleja en la foto de esta botella, pero no estamos anquilosados en el pasado. Seguimos creciendo, potenciado el conocimiento. La universidad es un embrión de éste, de ahí que entremos en ella para reforzar la tradición. Queremos conocer más aún nuestros campos, las viñas y los procesos, con el fin de que la personalidad del vino se muestre de la manera más auténtica posible. No usamos la innovación para inventar algo «fashion» o cosmopolita, sino para buscar la identidad del suelo y obtener lo mejor de Pesquera de Duero usando los más modernos conocimientos.

–Emilio Moro ha aumentado su facturacion en 2014. ¿Se empieza a mover el sector?

–Sí, la economía en general, pero nuestros resultados son positivos después de unos años de trabajo con mucha concienciación en numerosos campos, entre ellos, la calidad, el conocimiento y de imagen de marca. Hemos trabajado con esfuerzo en silencio, algo que el mercado percibe y agradece al consumir tus vinos.

–Vende en setenta países. ¿Qué mejor manera hay de hacer marca España?

–El año pasado estuve 200 días fuera y en ca da país que visito lo primero que hago es hablar de España, de los vinos de nuestro país. Me gustaría que la gente percibiera cómo viaja España a través de los vinos y de la gastronomía. Cómo florece fuera el concepto tapas y cómo los vinos van de la mano de ellas haciendo que nuestro país se conozca cada vez más.

–Gastronomía y vinos van de la mano. La primera es líder mundial. ¿Y la enología?

–España no tiene aún el respeto internacional que se merecen sus vinos.

–¿Qué falta?

–Comercialización y marketing, porque calidad de producto tenemos. Sin embargo, además de hacer las cosas bien, hay que saber venderlas. De ahí que resulte tan importante coger la botella, colocársela bajo el brazo, recorrerse el mundo tienda por tienda y hacer lobby con sumilleres y consumidores con el fin de que los vinos españoles obtengan el reconocimiento que se merecen. Y en eso hemos sido vagos, por eso estamos tardando en llegar. Las estanterías del mundo no están proporcionalmente colocadas de acuerdo a la importancia de los ejemplares. En el caso de España es injusto, porque éstas deberían ser más grandes. Sobre todo, cuando hablamos de relacion calidad-precio, el nuestro es el mejor país del mundo, pero hace falta saber vender lo que tenemos.

–¿Qué reivindica?

–Que mostremos la calidad, el «terroir» auténtico que tenemos. España tiene el más ideal para producir vinos de calidad. Se ha hecho muy buen trabajo durante la crisis, porque nos hemos visto forzados a salir de casa.

–¿La recesión ha puesto las cosas en su sitio, como ha ocurrido en la restauración?

–Sí, pero queda todo por hacer. El día en que en una pared haya el mismo sitio para los vinos franceses que para los españoles habremos dado un gran paso.

–Hace unos años se quejaban de que los españoles poseíamos una escasa cultura enológica. ¿Ha cambiado la cosa?

–Sí, afortunadamente la cultura del vino ha crecido. La gente entiende y sabe diferenciar cuál le gusta y cuál no. No es necesario descubrir los cien matices ni hablar en profundidad de ellos, algo de lo que el consumidor huye.

–Dígame, ¿qué vinos nos gustan?

–El ejemplar perfecto debe de hablar de la tierra de dónde viene, de las características de la región. Cada una debe vender su identidad. Por eso, hay tal diversidad de vinos.

–¿Hacia dónde evoluciona el mundo del vino?

–Hacia la búsqueda de la máxima identidad.

–¿Cuál es la filosofía de la Fundación Emilio Moro?

–La responsabilidad social es un pilar. Hace unos días, organizamos una cena en Zúrich en la que recaudamos más de 18.000 euros, dinero que irá destinado a la financiación de un proyecto social, cuyo principal objetivo es mejorar la formación de treinta estudiantes de la carrera de Gastronomía y Arte Culinario en Arequipa (Perú)

–¿Qué le pide a los gobernantes que ayer ganaron las elecciones?

–Humildad a la hora de gobernar, honestidad en la gestión y que empaticen con la gente para administrar soluciones.