El desafío independentista

50.000 «indepen» para la rebelión

50.000 «indepen» para la rebelión
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La capacidad de movilización de los separatistas más radicales se cifra, según fuentes que siguen de cerca el conflicto, en unas 40.000 o 50.000 personas, aportadas fundamentalmente por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) y Omnium. Por lo que respecta a la CUP, se estima que cuenta con entre 5.000 y 7.000 militantes y su juventudes, Arran, con unos 1.500.

Serían, según las citadas fuentes, individuos pertenecientes a este últimos grupo los que, llegado el caso, protagonizarían, junto con otros pertenecientes a movimientos anti sistema, acciones de guerrilla urbana con el fin de crear un clima de miedo e inseguridad entre la población.

Sin embargo, las fuentes consultadas advierten de que se está sobrevalorando la capacidad de producir terrorismo callejero por parte de Arran y grupos que se le puedan sumar.

Ya se encargaron los Mossos D’Esquadra de demostrarlo en los incidentes del barrio de Gracia del año pasado, con una actuación profesional y proporcionada que redujo los incidentes a un mínimo frente a los que tenían proyectados los alborotadores.

Los «arraneros», afortunadamente, no tienen nada que ver con los proetarras de Jarrai (con todos los nombres que ha adoptado para tratar de esquivar la justicia) aunque han compartido con ellos «campamentos de verano», en los que se han intercambiado experiencias. Los del País Vasco terminaban, en gran número, integrados en «comandos» de ETA y algo sabían de clandestinidad, lo que no han aprendido los «borrokeros» catalanes. Consecuencia: son casi todos conocidos por las Fuerzas de Seguridad, incluidos los Mossos, lo que les resta operatividad.

Otra cosa, es cuando se sientan delante de un ordenador y le empiezan a dar al teclado: «hoy, más que nunca, la partida se juega en las calles. Del mismo modo que el referéndum fue posible gracias a un pueblo organizado y determinado a defender sus derechos, la independencia sólo será factible si el pueblo sigue en las calles».

Y agregan que no van a esperar a lo que «se decida en los despachos lo que en cada pueblo, ciudad, barrio o ciudad ya es manifiesto: que el Estado español ya no tiene ningún tipo de legitimidad y que la independencia es la única vía para defender de manera efectiva nuestros derechos civiles y como pueblo consideraciones de urgencia para afrontar la situación presente». Por amenazas que no quede.

Hace unos días la diputada de la CUP en el Parlament Anna Gabriel dijo que la independencia de Cataluña no llegará a través de ninguna medida parlamentaria, sino de un proceso de «desobediencia e insubordinación contra el poder constituido». Es decir, que lo de las declaraciones de Puigdemont, los debates institucionales y la firma de documentos, les sobraba antes de empezar el gigantesco fraude de ley que ha supuesto el proces y sus consecuencias para Cataluña.