Cataluña

Arran: Los chicos de Anna Gabriel

Los jóvenes de la CUP son herederos de Maulets, la histórica organización independentista que resistió la «operación Garzón»

La diputada de la CUP Anna Gabriel, el pasado 31 de julio, protestando ante la Comandancia de la Guardia Civil en Barcelona
La diputada de la CUP Anna Gabriel, el pasado 31 de julio, protestando ante la Comandancia de la Guardia Civil en Barcelonalarazon

Los jóvenes de la CUP son herederos de Maulets, la histórica organización independentista que resistió la «operación Garzón»

La consigna era mantener un perfil bajo durante este mes de agosto. Junts pel Sí y el Govern se habían conjurado para bajar el tono «porque ya llegará el momento de elevarlo». Los pilotos del proceso soberanista querían aumentar el cuerpo a cuerpo con el Estado a partir del 15 de agosto. La estrategia de la CUP ha dado al traste con este intento. Por un lado, los cuperos quieren que la Ley de Ruptura sea aprobada en el Parlament antes del 1-0, porque así la «ley de transitoriedad es lo que hace vinculante al referéndum» y para que los catalanes sepan cuáles son las consecuencias de la consulta. Ante las dudas de Junts pel Sí, la CUP amaga con tramitarla de forma unilateral.

Por otro lado, la organización Arran, la rama juvenil de las CUP, que se ha alzado con el protagonismo político en las últimas semanas por sus acciones contra el turismo. Ambos movimientos no han sido bien recibidos en el soberanismo mayoritario porque «aumenta la confrontación con el Estado» y da al traste con la estrategia de ERC y PDeCAT de bajar el suflé por unos días.

La reacción pública del independentismo se ha limitado a separar los actos de los cachorros del independentismo radical del referéndum de octubre. En el ámbito privado, a Arran, y a la CUP, las críticas les caen por todos los lados. «Tienen un afán desmedido de protagonismo y sus acciones son infantiles», afirma con dureza un alto cargo de un partido soberanista. «Se miran en el espejo de Jarrai –movimiento juvenil abertzale en la época de Herri Batasuna– y quieren ser como ellos, y la situación no es la misma», añade otra fuente gubernamental. También fuentes cercanas a la CUP dejan entrever que sus decisiones no han sido bien acogidas en el seno de la organización, pero han cerrado filas porque «existe un problema con el turismo». Al enfado en las filas soberanistas se une la incertidumbre y la desconfianza. «Seguro que hay infiltrados, Arran no puede tomar una decisión así», asegura un dirigente de un partido soberanista. El mundo independentista debate sobre esta cuestión en las redes. No se descarta porque «no sería la primera vez que ocurre», apunta un cargo del Gobierno. «Aunque creo que son tan descabelladas que salen de ellos mismos», añade. Ésta es la temperatura.

Arran, una pequeña organización
–dicen que con 500 militantes en los «Països Catalans», una cifra cuestionable– ha roto la estrategia del Gobierno y de Junts pel Sí, de cara al 1-0. Y los ha puesto en jaque. El Govern se ha limitado a anunciar, vía su consejero de Empresa, Santi Vila, que la Generalitat se personará en la causa, que se abrió tras la denuncia del alcalde accidental, el socialista, Jaume Collbony, por el sabotaje a un autobús turístico, a pesar de las reticencias de Barcelona en Comú, el grupo de Ada Colau.

Pero, ¿qué es Arran? Los jóvenes de la CUP son herederos de Maulets, la histórica organización independentista que, fundada en 1988, resistió la «operación Garzón» contra la organización terrorista Terra Lliure, y la OPA que lanzó ERC sobre el independentismo radical, que acabó con una buena parte de ellos en las filas republicanas. Una de las dirigentes más conocidas de Maulets fue Núria Cadenes, detenida y condenada por un frustrado atentando de Terra Lliure en 1988.

En estos años, Maulets agudiza su perfil antisistema en paralelo al reforzamiento de su perfil nacional, y aglutina a la juventud independentista, logrando la unidad orgánica. En 2007, Maulets se fusiona con el movimiento estudiantil de CAJEI, alumbrando a Arran, que ha mantenido la unidad de la juventud independentista, que no se responde entre los mayores que se dividen en varias organizaciones que se refugian bajo el paraguas de la CUP.

«Hasta nunca Mas». Con esta pintada en la sede de Convergència, Arran saltó a la actualidad política en Cataluña, situándose claramente a favor de la renuncia de Mas en 2015. Su posición, a la postre, fue determinante en la decisión final de la CUP en el defenestramiento de Mas y la llegada de Puigdemont. Se ha dicho en estos días que Arran tiene un funcionamiento autónomo de la CUP y, siendo cierto, no lo es menos que Anna Gabriel, la dirigente más destacada de la CUP, tiene gran influencia a través de la corriente mayoritaria de Arran, que se sitúa alrededor del partido mayoritario de la CUP: Endavant, dirigido por Anna Gabriel.

Arran defiende los «Països Catalans» y sus principios son el independentismo, siendo el sujeto revolucionario el pueblo trabajador catalán, el socialismo, de inspiración marxista y leninista, y el feminismo. En tres conceptos, son independentistas, revolucionarios y antisistema. Hasta ahora el independentismo les reía las gracias: el escrache a la sede del Partido Popular, su participación en los incidentes de Can Víes y Gràcia, las pintadas... Pero ahora sus acciones contra el turismo han aireado las diferentes posiciones del independentismo, poniendo en evidencia quiénes son los socios de Esquerra Republicana y el PDeCAT en el «procés».