Medidas económicas

Aznar cuestiona la subida de impuestos y el acuerdo con Rivera

En su reaparición, mide el alcance de sus críticas y evita las cuestiones más polémicas.

José María Aznar durante su discurso en el almuerzo-coloquio con el pleno de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).
José María Aznar durante su discurso en el almuerzo-coloquio con el pleno de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE).larazon

En su reaparición, mide el alcance de sus críticas y evita las cuestiones más polémicas.

El ex presidente del Gobierno José María Aznar midió ayer sus palabras en el primer acto que protagonizó después de que el pasado día 20 anunciase que renunciaba a la Presidencia de honor del partido. El escenario era un acto coloquio con empresarios valenciano, en el que sus pullas a algunas de las decisiones del Gobierno de Rajoy fueron estrictamente económicas, y hubo que leerlas entre líneas.

Aunque desde su propio entorno alguno de sus colaboradores llevan semanas «calentando» el ambiente, en su primer movimiento Aznar apuntó contra algunas de las decisiones del Gobierno en minoría de Mariano Rajoy, pero sin hacer sangre. No fue directamente contra el presidente del Gobierno, e incluso centró la pelota bajo la enmienda de mostrarse incluso comprensivo con las dificultades de la gobernabilidad en una situación política como ésta.

El acto había sido cerrado con la Asociación Valenciana de Empresarios antes de que dejase la Presidencia de honor del PP, y el ex presidente optó por ajustarse a un análisis estrictamente económico de la actualidad. Pero colando alguna alusión crítica al contenido del acuerdo con Ciudadanos para la investidura de Rajoy y a algunas de las primeras decisiones del nuevo Ejecutivo: criticó las subidas de impuestos y los pactos que impliquen un aumento de gasto público por la falta de mayorías parlamentarias.

Aznar no se salió de la ortodoxia de su discurso, con el que ya en ocasiones anteriores, todavía como presidente de honor del partido, presionó a Rajoy y a la dirección de su organización, instruyéndoles sobre cuál debía ser el camino o sobre el error de alguna de sus decisiones. «No se trata de elegir entre acuerdos o reformas. Hacen falta las dos», advirtió ayer durante su intervención.

No obstante, y frente al clima alimentado desde su entorno, cabe decir que ante las expectativas generadas su mensaje fue casi de guante blanco. Aznar está enfrentado con la actual dirección del PP. Pero no puede buscar su espacio yendo contra su partido porque en ese caso posiblemente ni siquiera conseguiría el apoyo de la militancia, que en buena parte sigue escuchando sus palabras.

Ayer se ajustó al guión menos polémico y esquivó las preguntas más controvertidas, por ejemplo sobre el informe del Consejo de Estado respecto al Yak-42, accidente el que murieron 62 militares españoles cuando él era presidente del Gobierno, y sobre el que este órgano consultivo del Estado ha señalado la responsabilidad del Ministerio de Defensa. Prefirió hablar de la importancia de la estabilidad presupuestaria y de las reformas estructurales. E insistir en que éstas no pueden quedar limitadas por los acuerdos de gobernabilidad.

Entre los toques de atención a los suyos, también dejó la advertencia de que no es bueno que se instale la idea de que la única forma de reducir el déficit público consiste en subir los impuestos o que se vea el déficit como un elemento generador de crecimiento y empleo, y se acuda a la deuda como recurso indoloro para sostener el Estado del Bienestar. «Todo lo que se paga con deuda se paga más caro. Impuestos altos, déficit y deuda son lo contrario del círculo virtuoso en el que la economía española debe sostener su crecimiento», defendió.