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Cargos del PP piden debatir una "abstención de Estado"

Alcaldes y líderes territoriales avalan diferenciarse de Vox con un pacto con condiciones. La Ejecutiva cerrará filas con Casado a la espera de qué hace Sánchez.

La Ejecutiva del PP analizará hoy los resultados y cerrará filas con Casado
La Ejecutiva del PP analizará hoy los resultados y cerrará filas con Casadolarazon

Alcaldes y líderes territoriales avalan diferenciarse de Vox con un pacto con condiciones. La Ejecutiva cerrará filas con Casado a la espera de qué hace Sánchez.

En el PP sí hay debate sobre la abstención a Pedro Sánchez. Génova tuvo ayer que moverse y contactar con algunos dirigentes territoriales para pedir prudencia en la política de declaraciones. El objetivo es que no se abra en público la discusión ni trasciendan las voces que discrepan con la posición oficial fijada, otro «no» a Pedro Sánchez. «Inamovible», según sostienen en estos momentos en Génova. La prudencia exige esperar a ver qué hace Sánchez, pero si falla su opción de desbloqueo, «no nos quedará más remedio que movernos», reflexiona uno de sus más veteranos dirigentes en activo.

El debate está ahí, macerándose desde antes de que se celebrasen las nuevas elecciones y hasta un referente con tanto peso interno como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, lo alimentó. Los resultados del domingo no lo cierran, sino que lo han reabierto, aunque ahora se imponga la disciplina requerida por Madrid. Hasta la constitución de las Cortes, que es cuando empezará ya la negociación en serio del nuevo gobierno y que es cuando puede estallar en público el debate interno del PP.

Pablo Casado sabe que dentro de su partido existe esta discusión; de hecho, le ha llegado directamente. Todo gira sobre la idea de si deben imponer el sentido de Estado y su condición de partido de gobierno frente a la tentación de competir con Vox y derechizar la estrategia para cubrir el flanco por el que se ha disparado el partido de Santiago Abascal. Dirigentes de primer nivel, alcaldes, la mayoría de los cargos institucionales consideran que el PP debe valorar dar un paso al frente, aunque no tenga respuesta por parte de Sánchez, y plantear una oferta seria y creíble de desbloqueo con un documento con condiciones en política económica, territorial y regeneración. La propuesta debe ser «contundente», no quedarse «en la banalidad» de reducirlo a exigir la cabeza de Sánchez, consideran.

Quienes están en esta tesis advierten de que el PP debe tomar nota de lo que le ha ocurrido a Ciudadanos y de las consecuencias de enconarse en el «no es no». «Ahora le ha tocado a Rivera, pero mañana podemos ser nosotros los que estemos en el foco y paguemos la factura». Ahí está el ejemplo de cómo ha terminado Ciudadanos y el coste de las contradicciones. Y el PP podría caer en ellas si se equivoca en su decisión frente al dilema de si lo que toca es mantenerse en el centro y consolidarlo o virar hacia la derecha para responder al auge de Vox.

Hoy hay reunión de la Ejecutiva del PP, pero no es todavía momento de que se fracture la línea oficial. El órgano de dirección hará un análisis de los resultados y cerrará filas con la puesta en escena de la lectura complaciente que Casado y su equipo hacen de los mismos. Aunque de puertas adentro esa lectura deje más dudas, menos satisfacción y hasta cierta crítica contra el exceso de entusiasmo de las previsiones de Génova por subir el listón en campaña hasta los 110 escaños.

Es indiscutible que la presión de Vox por la derecha acorta el margen de Casado en el juego político y le obliga, además, a no dejar espacios vacíos en el liderazgo de la oposición que puedan ser ocupados por Abascal. «La política siempre es estrategia y los movimientos de tus adversarios te afectan, como a ellos los tuyos. Éste es el juego», resaltan fuentes populares.

Génova subraya que para el PP la situación es más cómoda ahora que antes. No sólo por la subida, sino también porque la diferencia con Vox es de casi 40 escaños y es mucho más fácil recuperar el voto de Vox que el de Cs, plantean. También se escucha decir que la ultraderecha no nace de la derecha ni la sustituye. El problema es que igual que el 10-N debilita al futuro Gobierno, también ha debilitado a la oposición. Vox se mantendrá en una postura anti-todo, con la que el PP tendrá mucho más difícil unir fuerzas que con la formación naranja, por grandes que fueran las diferencias con Rivera.