Barcelona

Cataluña, nido del salafismo radical

Más de ochenta de los cien centros de culto vinculados al yihadismo en España operan en esta comunidad. Empresarios de Qatar financian el adoctrinamiento en sus mezquitas, que aumentan año tras año

Imagen de la mezquita de Granollers, una de las más de 200 que hay en Cataluña
Imagen de la mezquita de Granollers, una de las más de 200 que hay en Cataluñalarazon

Más de ochenta de los cien centros de culto vinculados al yihadismo en España operan en esta comunidad. Empresarios de Qatar financian el adoctrinamiento en sus mezquitas, que aumentan año tras año.

Las mezquitas salafistas radicales llevan varios años en el punto de mira de las Fuerzas de Seguridad, sobre todo en Cataluña, donde no han dejado de crecer. Y es que, la situación y las comunicaciones de esta autonomía no pasaron desapercibidas para los yihadistas en su intento de implantar en esta región sus estructuras criminales.

La comunidad musulmana allí suma casi medio millón de personas dividida en dos grandes bloques: los marroquíes y los españoles nacionalizados. Tras estos grupos hay musulmanes provenientes de Pakistán, Gambia, Argelia o Senegal. Y entre ellos han ido surgiendo de focos y grupos que simpatizan con organizaciones islamistas radicales. Sólo en Cataluña hay cerca de 256 mezquitas, según fuentes de la lucha antiterrorista y son muchas las que están adscritas a organizaciones como Justicia y Caridad, Hermanos Musulmanes Tabligh Wal Dawa y Dawa’t Islami, cuyos ideales chocan en muchas ocasiones con los valores democráticos y las normas del sistema español y occidental.

Un movimiento que crece poco a poco en Cataluña es el salafismo, una de las corrientes más radicales del Islam. Sus seguidores abogan por la instauración del califato único y por implantar la Sharía –la Ley islámica– de manera estricta. Se trata de un movimiento favorable a la yihad, la guerra santa contra los que consideran infieles. De los algo más de 1.260 centros de culto islámico que hay en España, más de cien están vinculados con el salafismo. Y de éstos, 80 están en dicha comunidad.

Uno de los focos importantes se sitúa en la Comunidad Islámica y Pastoral del Tarragonés, cuyo foco más importante es la mezquita de Reus (Tarragona). En Lérida, la Unión y Cooperación Islámica de Lleida y Comarca cuenta con la mezquita Ibn Hazem. Allí, sus dirigentes se encargaban de distribuir los libros de ideología salafista en las carnicerías. Un tercer foco que está bajo sospecha es la Comunidad Islámica de Salt, dentro de la que se engloba la Asociación Cultural Al Hilal, que está expandiendo la doctrina por Gerona. De hecho, es el municipio catalán con mayor porcentaje de inmigrantes de Cataluña.

La corriente rigorista del islam crece en España mes a mes. Muchos jóvenes creen ver en esta interpretación de su religión las soluciones a los problemas que les rodean, derivados de la crisis económica y la falta de integración social. En otros casos, se trata del primer paso para acceder a la yihad, esa «guerra santa» contra los infieles, los «cruzados» (cristianos), culpables de todos sus males.

Y son los países del Golfo Pérsico, en especial Qatar, a través de acaudalados hombres de negocios, los que financian las mezquitas de carácter salafista que existen en Cataluña. De hecho, un informe elaborado por expertos policiales españoles ya advertía el pasado año de que una de las fuentes de financiación para la expansión del Daesh llegaba de países como Arabia Saudí, Qatar y Kuwait. Se beneficiaban de las donaciones de millonarios del mundo musulmán, mayoritariamente de países del Golfo, por medio de organizaciones benéficas suníes y donaciones particulares.

Pero otro de los problemas que se encuentran las Fuerzas de Seguridad en Cataluña es la existencia de otros lugares de culto que nada tienen que ver con las mezquitas tradicionales, sino centros que se esconden en viviendas o naves comerciales, por lo que su control es todavía más difícil.

Una de las últimas operaciones contra el yihadismo en Cataluña tuvo lugar a finales del pasado mes de abril. En la dominada «operación Apolo» se detuvo a tres personas que podrían estar vinculadas con los atentados de Bruselas de 2016. Las dentenciones se llevaron a cabo en Barcelona y se trataba de personas que residían allí desde hace más de 20 años.