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Censura a Errejón

El círculo del ex número dos secunda con tibieza la moción al Gobierno y la encuadra en la «cadena de errores» en los que ha caído Podemos desde que fueron relevados de la secretaría política.

Íñigo Errejón, el pasado mes de enero tras los premios «Impulsa» que celebró Podemos en el teatro Alfil de Madrid
Íñigo Errejón, el pasado mes de enero tras los premios «Impulsa» que celebró Podemos en el teatro Alfil de Madridlarazon

El círculo del ex número dos secunda con tibieza la moción al Gobierno y la encuadra en la «cadena de errores» en los que ha caído Podemos desde que fueron relevados de la secretaría política.

El errejonismo ha secundado con tibieza la iniciativa de Podemos de presentar una moción de censura contra Rajoy llegando fuentes de esta corriente crítica a situar la propuesta junto a otros errores de comunicación protagonizados por el partido recientemente –veto al ex número dos en medios, fiasco de convocatoria del «Tramabús» en Sol–, un cúmulo de fallos de cálculo que, para ellos, habla a las claras de la deriva estrategia del partido desde que Íñigo Errejón dejó la secretaría política. El ex número dos del partido centró su actividad en redes en las denuncias a la corrupción y no publicó el video de la rueda de prensa en el Congreso donde el partido presento la moción. Tampoco dio recorrido a los contactos de Iglesias con otros sectores sociales y se limitó a publicar un escueto mensaje y a grabar un vídeo en el que explicaba la iniciativa sin sumarse al concepto de «trama» utilizado por la nueva dirección. Su distanciamiento se ha hecho patente también en el escepticismo con el que ha contemplado la iniciativa del «Tramabús», a la que ha evitado hacer referencia. Una actitud de cauto respeto a la que no se sumaron otros errejonistas que han llegado incluso, en algunos casos, a criticarla abiertamente en redes calificándola de «ridícula» y de una copia desafortunada del autobús fletado por HazteOir.org. La cúpula surgida de Vistalegre II ha respondido abriendo aún más la brecha y evidenciando el ostracismo de la otrora central figura de Errejón, al que no se le ha visto acompañar a Iglesias en ninguno de los principales actos programados por Podemos en las últimas semanas.

La reuniones preparatorias para el ciclo electoral municipal y autonómico en Madrid presididas por Iglesias y a las que no se invitó a ningún errejonistas completan un cuadro en el que no parece aventurado hablar de dos partidos políticos distintos operando bajo un mismo logotipo.

A todo ello hay que añadir que Errejón ha visto como esta semana se ha consumado su capitidisminución en el partido que ayudó a fundar: a la humillación de verse relegado a la segunda fila del Hemiciclo y ser sustituido en la portavocía por Irene Montero sumó que se le prohibiera asistir a la tertulia «Hora 25», de la Cadena SER, uno de los pocos escaparates que le permitía mantener la presencia mediática de antaño. Desde las filas errejonistas, confirman fuentes de la corriente afín al secretario de Análisis Político, son conscientes de que el «silenciamiento mediático va a ir a más» y no sólo con Errejón sino con los demás portavoces de la corriente.

Sin embargo la actitud del ex número dos de Podemos fue –como días mas tarde en el asunto de la moción– mostrarse de acuerdo con la nueva dirección del partido mediante un breve mensaje en Twitter y no añadir más leña al fuego. «Era importante no transmitir imagen de víctima», confiesan desde las filas de «Recuperar la ilusión» en referencia a la manera que tuvo Errejón de zanjar la polémica surgida. Experimentado en cuestiones de comunicación política, el ex número dos se mostró leal a la dirección y dejó a las bases del partido que saquen sus propias conclusiones. Esta será previsiblemente también su actitud en el futuro. Una estrategia diametralmente opuesta a la que ha llevado a cabo el binomio Iglesias-Montero, que ha intentado «darle la vuelta a la tortilla» y «presentarse como víctima vetada en vez de como quien en realidad prohibió a Errejón participar», explican las fuentes consultadas. Escenificaciones como la realizada por Montero desde la puerta del Museo Reina Sofía, desde dónde se estaba emitiendo «Hora 25», erosionan según los errejonistas al partido y limitan su recorrido electoral. Los foros en redes y en los comentarios a las noticias en los medios afines a Podemos hablan por sí solas, en este sentido, de cómo están siendo recibidas estas polémicas entre los votantes de Podamos que se sitúan fuera del núcleo duro de seguidores acérrimos de Iglesias. «Existe la percepción de que han creado su propia burbuja y están perdiendo el contacto con la realidad. Reacciones como la de acusar a la SER de revanchista porque Cebrián aparecía en el Tramabús son tics precisamente de la vieja política», comentan desde las filas de «Recuperar la Ilusión».

Además, explican las mismas fuentes, el mandato dado por las bases en Vistalegre II fue el de la unidad y no el de la «purga» de una corriente del partido que tuvo un apoyo muy significativo en las votaciones. La actitud de la nueva dirección –que se ha caracterizado por apartar a errejonistas de los puestos clave y, ahora, por apartar a Errejón de los medios– choca con lo que votaron los militantes. Prueba de ello es el escaso poder de convocatoria que ha demostrado el nuevo equipo directivo en sus últimas campañas, señaladamente la llegada del «Tramabús» a la Puerta del Sol, donde apenas algunos cientos de personas se congregaron para escuchar a Pablo Iglesias y los suyos. El escenario del evento, la emblemática Puerta del Sol del 15-M, hizo más doloroso un fiasco que fue destapado por fotos distribuidas en redes sociales en las que se podían ver grandes espacios vacíos en la plaza madrileña.