Elecciones catalanas

Ciudadanos: La esperanza del cambio

El gran éxito del partido radica en Cataluña, donde Rivera empezó fuerte hace una década con un discurso valeroso contra la independencia, que le ha dado sus mejores réditos

Ciudadanos: La esperanza del cambio
Ciudadanos: La esperanza del cambiolarazon

El gran éxito del partido radica en Cataluña, donde Rivera empezó fuerte hace una década con un discurso valeroso contra la independencia, que le ha dado sus mejores réditos.

Son sin duda la marca de la gran revelación. Con tan solo diez años de vida política, Ciudadanos puede dar un vuelco histórico en Cataluña. Si su candidata Inés Arrimadas es la más votada el 21-D sería todo un hito contra el soberanismo. El partido tiene su origen en la plataforma Ciudadanos de Cataluña impulsada por prestigiosos intelectuales como Francesc de Carreras, Félix de Azúa, Arcadi Espada, Xavier Pericay o Albert Boadella, con el objetivo de recoger el hartazgo hacia las formaciones tradicionales. El balance no ha podido ser mejor desde aquel siete de junio de 2005 en que lanzaron su primer manifiesto y, un año después, su puesta de largo en el teatro Tívoli de Barcelona. Con una profunda ideología de centro puro, libertad e igualdad, bilingüismo y Constitución, Cs se extiende a todo el territorio nacional e irrumpe en Cataluña con dos líderes jóvenes y carismáticos: Albert Rivera e Inés Arrimadas.

¿Qué tiene Ciudadanos para convertirse en un fenómeno político?, ¿cuál es la clave de su éxito? Tal vez el secreto sea ese primer mensaje lanzado por Rivera el día que fue elegido presidente: «Ha nacido tu partido. Nos importa España». Ello provocó las iras del separatismo catalán, pero Albert Rivera no se achantó. Con una imagen joven y aseada, erigido en el cambio sensato, obsesionado con la figura de Adolfo Suárez y con un defensa de la unidad de España, este joven barcelonés se convirtió en el líder de una formación emergente, Ciudadanos. Tras algunos coqueteos con el PP, e incluso con el PSC y UGT, sindicato dónde militó en su etapa como letrado en la Asesoría Jurídica de La Caixa, cimentó su ideología por influencia de algunos de sus profesores en la Facultad de Derecho de la Universidad Ramón Llull. Entre ellos, el peruano Juan Carlos Remotti, que le adiestró en la oratoria y, sobre todo, Francesc de Carreras, un catalanista moderado impulsor de la plataforma cívica Ciudadanos de Cataluña, germen de la actual formación naranja.

Rivera se rodeó de un equipo de buenas cabezas, entre ellos José Manuel Villegas, Miguel Gutiérrez y Juan Carlos Girauta. En Cataluña, descubrió a Inés Arrimadas y Carlos Carrizosa. La primera acudió un día con una amiga a un mitin de Rivera en el teatro Romea de Barcelona, se conocieron, hablaron y se prendaron mutuamente. «Inés es un diamante en bruto, solo hay que pulirlo», dijo el líder naranja. Desde entonces, el partido no ha dejado de crecer y Arrimadas se convirtió en la jefa de la oposición en Cataluña. Cs tiene un discurso valiente sobre la unidad de España, capitaliza el desgaste generacional del PP, encarna unos valores sin complejos que le llevan a la atracción de un sector de izquierdas moderado y, sobre todo, se hace grande a costa del independentismo, la corrupción y la crisis económica. Es un partido transversal y aquí radica su éxito. Su imagen fresca y limpia, no contaminada por el poder, es un incentivo electoral.

Hace unos años sería impensable que una chica moderna y atractiva de treinta y seis años, nacida en Jérez de la Frontera, que aprendió catalán cuando su padre fue destinado a un bufete de abogados en Barcelona, acaricie el sillón de La Generalitat. Puede que la envenenada aritmética y los pactos postelectoral se lo impidan, pero nadie duda que Arrimadas será la candidata más votada del bloque constitucional. Tiene talento para la comunicación política, con su voz melosa, su melena al viento y su discurso bien amueblado, el viento sopla a su favor. ¿Qué tiene Ciudadanos para haber logrado ser un partido de moda?, se preguntan muchos. El principal factor y su gran mérito radica en precisamente en Cataluña, dónde Albert Rivera empezó fuerte hace una década con un discurso valeroso contra la independencia, que le ha dado sus mejores réditos.

¡Cataluña por fin reacciona!, exclaman muchos en esta campaña. Inés es un cañón, opinan quienes la conocen de cerca. Toda una expectativa hacia un partido que nació desde una plataforma cívica y amenaza hoy le hegemonía de los tradicionales colosos PP y PSOE. Mientras Podemos se derrumba, Ciudadanos se agiganta. Los naranjas obtuvieron veinticinco escaños en las elecciones autonómicas de 2015, un resultado magnífico para un partido que se estrenó con tres diputados en 2006. Gran beneficiario de la corrupción del tres por ciento, el adoctrinamiento soberanista y la fuga de empresas por la asfixia económica, los genes de esta formación política atraen a un electorado joven de centro, a caballo entre liberales y socialdemócratas. Hay quien dice con sorna que Ciudadanos es siempre campeón en las encuestas y derrotado en las urnas. Pero lo cierto es que, pase lo que pase el 21-D, representa la esperanza de un cambio histórico.