Elecciones 24-M

Cospedal: «Votar a Ciudadanos puede ser votar a Podemos con condiciones»

Durante la jornada se hace necesario un alto para reponer fuerzas. Allí también se acercan a Cospedal para cambiar impresiones
Durante la jornada se hace necesario un alto para reponer fuerzas. Allí también se acercan a Cospedal para cambiar impresioneslarazon

Los que mejor la conocen la definen como una mujer fuerte y que nunca ha faltado un día al trabajo en ocho años.

La caravana de María Dolores de Cospedal es madrugadora. Arranca al alba, a las ocho de la mañana, desde Toledo. Los fines de semana, el recorrido empieza desde Albacete. Por delante le esperan seis actos de campaña. Juan Pablo es su conductor, el mismo que hace cuatro años le llevó a recorrer los caminos de La Mancha. Pertenece a la misma empresa a la que ha contratado el candidato socialista para su caravana.

Una inmensa imagen de Cospedal sobre un fondo blanco decora el bus de la caravana y en los cristales figuran las tres palabras clave de la campaña del PP: «Trabajar, hacer, crecer». En él suelen viajar cuatro o cinco miembros de su equipo y algún político que le acompaña. En el interior, asientos con mesas, una cafetera, algunas galletas, una nevera con agua y una impresora. Al fondo, un pequeño reservado. Por delante 15 días y 8.000 kilómetros. Al paso del autobús algunos coches hacen sonar el claxon a modo de saludo.

Como mínimo realiza seis intervenciones diarias que va variando y siempre introduce algo nuevo en sus discursos. En el autobús suele repasar lo que va a decir, pero cuando llega a los actos no emplea guión y su discurso se centra en propuestas y en el balance de lo hecho estos cuatro años de gobierno. No entra en las críticas de la oposición y ya ha advertido a los votantes de que «si quieren que gobierne, tienen que votarnos».

Los que la conocen la definen como una mujer fuerte y, aseguran, que nunca ha faltado un día al trabajo en ocho años. Gana en las distancias cortas, se cree lo que hace y los vecinos de Carranque lo saben. La primera parada de un día de campaña es en el centro cultural de este municipio gobernado por el PP. Empiezan a volar los piropos: «Qué guapa te veo», «qué delgadita estás», le dice un señor mayor nada más llegar. «Qué cariñosa es siempre», comenta otro. Se interesa por el Parque Arqueológico de la localidad y el campamento de verano para jóvenes que ofertan. «Es una idea estupenda», comenta. No se cansa de repartir besos a todos los mayores que han ido hasta allí para verla. Un vecino ha horneado esa mañana los bollos con los que invitan a los participantes del primer acto de la mañana. Cospedal tira de naturalidad y se pone a servir cafés. Una señora se le acerca y le enseña emocionada una revista. En ella sale la fotografía de su padre, ya fallecido, con la presidenta castellano-manchega. «Es la última foto que se hizo contigo», le dice. Cospedal trata de consolarla. No para de posar para todos los que le piden una instantánea y las señoras cogen la vez para darle un beso: «Me toca a mí, me toca a mí». Algunos le piden que sea «muy positiva»; otros, que no les deje. «El Chicuelo», un vecino del municipio, la saluda: «Canto por Antonio Molina», pero no se atreve a entonar una sola nota. Cospedal asegura que los más mayores «te regalan sus experiencias, las más valiosas, porque valoran las cosas que realmente importan en la vida». Parece que nunca se cansa, anima a todo el que va con ella con un «venga, vamos» ,y es que tiene una máxima: «Cuanto tú vas a un sitio, para ti puede que sea el 30, pero para ellos es el único día».

El siguiente acto trata de educación y recuerda cómo un joven se acercó a ella y le dijo que estaba desencantado de todo y no pensaba seguir estudiando. Ella intentó motivarle para que siguiera formándose. Entiende que la juventud esté desencantada de los casos de corrupción y destaca que lo que no permite la gente es que se les engañe. Dice que vive pendiente del móvil, «como todas las madres». Hace poco fue el cumpleaños de su hijo Ricardo y, a la pregunta del niño sobre si era más importante para ella la campaña o su cumpleaños, ella, sin pensarlo, le reservó la tarde para estar con él y celebrarlo. «Un hijo sólo cumple nueve años un día».

Cospedal afirma que tiene «más ganas» que hace cuatro años; además, «tengo mucho más que contar». Está tranquila y sabe que sea el que sea el resultado de la campaña «habré hecho todo lo que estaba en mi mano». El autobús se detiene en el Conservatorio que hay en Guadalajara. Castilla-La Mancha es una tierra muy musical y el Gobierno del PP ha creado en estos años el observatorio de la música. Allí interviene en un acto sectorial sobre educación. Cuando el bus para, ella se preocupa por el tráfico. «No cortéis el tráfico, que se vaya ya el autobús, por favor». Y es que no quiere causar molestias a nadie. En la calle la temperatura ya llega a los 34 grados y dentro también se hace presente el calor. La presidenta manchega enseguida le ofrece su abanico a una de las asistentes. «¿Lo quieres?». Vuelve a repartir besos y abrazos. La siguiente parada es el municipio de Marchamalo, gobernado por el PSOE. Allí la espera un grupo de afiliados del PP. Al llegar le presentan al bebé de un concejal. Desde el balcón del Ayuntamiento, entre visillos, el alcalde socialista del municipio hace fotografías de todos los que acuden a apoyarla. No es un territorio fácil y ella lo sabe, por eso, cuando interviene en un acto en el Centro Social asegura que sabe que el alcalde lo hace para marcar a los vecinos con ese «yo sé que estuviste ahí». Después del acto se reúne en un bar frente a la plaza del municipio, entra a la barra a saludar a todos los camareros, uno por uno, y luego invita a los vecinos a un pincho de tortilla. Uno de ellos le regala una bolsa que él mismo ha impreso con su imagen a modo de souvernir y allí, en medio del bar, se cambia de zapatos, como una más. Saluda a todo el mundo y se repiten las escenas de afecto. Derrocha naturalidad, cercanía y sencillez. Al marcharse, el bar la aplaude.

Al bus de la caravana se incorpora la presidenta del partido en Guadalajara y candidata número uno por esta provincia, Ana Guarinos. La próxima parada es una comida-mitin en el polígono industrial de Cabanillas del Campo. Come de todo. Aunque en tres comidas le pongan el mismo menú nunca pone pegas. Allí se incorpora el secretario general del PP castellano manchego y responsable de la campaña, Vicente Tirado. El salón desborda «ganas de ganar» y Cospedal destaca a los asistentes que «cuando uno quiere una cosa hay que tener claro que es capaz de conseguirlo» por lo que «en esta vida uno no se puede ni conformar ni resignar». Lo dice por su tierra, y aprovecha para defender también las medidas acometidas por Rajoy. Vuelve a lanzar un aviso para navegantes: «Votar a Ciudadanos puede ser votar a Podemos con condiciones», y asegura que nunca pactará con Podemos.

El calor se sigue notando y, cambiando de provincia, va por el quinto acto en un restaurante, donde le esperan más afiliados. Tirado le había dicho en el bus que iba a tomarse un café con unos ocho, pero el sitio está abarrotado. Al llegar, un camarero efusivo la abraza y le pide una foto. Deseo concedido. Luego, sigue con su móvil sacándole instantáneas. Tras el acto, cambia el bus por el coche y se dirige al Parador de Toledo para dar un mitin con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Ha sido un día más de campaña, de posados, de emociones, de deseos de ganar. Dice que está acostumbrada a ese ritmo y a tener el despacho en la calle.