Elecciones catalanas

Cuatro días para medir la resistencia de la CUP a Mas

Juntos por el Sí y los antisistema prosiguen esta semana sus negociaciones para un pacto

El dirigente de la CUP Toni Baños
El dirigente de la CUP Toni Bañoslarazon

Juntos por el Sí y los antisistema prosiguen esta semana sus negociaciones para un pacto.

La CUP, centro de todas las miradas en la escena política catalana, despidió la semana pasada con inédito «aplazamiento informativo». La formación independentista y anticapitalista se dirigió a todos los medios para anunciar un apagón informativo con el propósito de quitar ruido a las conversaciones que mantiene con Juntos por el Sí para alcanzar un acuerdo de gobernabilidad. Aunque la ley del silencio de la CUP lleva en vigor desde el viernes por la tarde y se mantendrá hasta el jueves, hay suficientes pistas para pensar que existe margen para alcanzar un entendimiento entre CDC, ERC y la CUP sobre el grueso de la acción del nuevo Govern.

No hay dudas sobre la predisposición de Juntos por el Sí, por ejemplo, para aceptar medidas relacionadas con «la desobediencia», ya que CDC y ERC las traducirán a su lenguaje, el de «la desconexión». Tampoco hay inconvenientes con depurar al ala convergente que más incomoda a los republicanos y a la CUP.

El gran problema para alcanzar un acuerdo es Artur Mas. El líder de Convergència insiste en mantenerse al frente de la Generalitat porque ése es el acuerdo de Juntos por el Sí. La CUP, por su parte, se ha hartado de recordar todos estos días que su compromiso electoral es no prestar sus votos para investir como titular de la Generalitat a un Mas al que asocian a los recortes y a los escándalos de corrupción.

La salida para resolver el conflicto promete ser extravagante. Comenzó la CUP por proponer una «presidencia coral» sin que nadie acertara a explicar de qué se trataba exactamente. Siguió por poner sobre la mesa una «presidencia rotatoria» y acabó por sugerir «vicepresidencias poderosas» en el Govern con «tres o cuatro» pesos pesados. Todo ello con la intención de que CDC acepte degradar a Mas.

Los convergentes han tenido que apresurarse a recordar a la CUP que el Estatut prevé la elección de un único president, no de tres o cuatro. Nadie quiere romper la cuerda en estos momentos porque difícilmente se entendería que los catalanes volvieran a las urnas dentro de cinco o seis meses si persiste el bloqueo institucional.

La previsión de Mas es que su investidura pueda culminarse a finales de este mes. Se siente avalado por 1,6 millones de electores y por un acuerdo alcanzado por Juntos por el Sí (la suma de CDC, ERC y las entidades soberanistas). La CUP también reivindica sus votos, pero parece David contra Goliat.