Andalucía

De la okupación a la chirigota

Cañamero, ayer, durante la marcha en La Línea, que apenas logró reunir a 400 personas
Cañamero, ayer, durante la marcha en La Línea, que apenas logró reunir a 400 personaslarazon

El carnaval también puede ocurrir en agosto. Así se vivió ayer por la tarde en La Línea de la Concepción, donde la fiesta se hace en el mes que sea. Disfraces, colores, ocurrencias y reivindicación en forma de coplas o de eslóganes, justo el tono de la fiesta gaditana por excelencia que, ayer, al abrigo de una protesta de la comarca que aunó la vertiente local y la global, lo propio y lo ajeno, lo de andar por casa y lo de cambiar el mundo. «Dar la vuelta a la tortilla», gritaban los manifestantes. «Esto es Cádiz y aquí hay que mamar», que es lo que se dice.

Claro que ése no era el plan. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), en julio, había anunciado un acto que iba a consistir en la ocupación del territorio del Peñón de Gibraltar. Como en anteriores ocasiones se hizo con la ocupación de fincas en Andalucía, pero en territorio británico. Finalmente, la pelea se hizo en casa, no sea que al «bobby» llanito le diera por no comprender qué es el SAT o la justicia universal. La fuerza se fue con la dirección del viento del Estrecho, que ayer rolaba a chirigota. «Contra el paro, lucha obrera», coreaban los cerca de 400 manifestantes, según las estimaciones de la Policía Local.

La manifestación se convocó a las 19:30 en la plaza de toros del pueblo. Hora laboral, naturalmente. La lucha obrera no entiende de horarios. «¿Qué queremos?, ¡Trabajar!», se desgañitaba el oficiador de la congregación a la altura de la calle Clavel, pues la rosa no es tendencia en este fulgor contestatario de colorido chirigotero. Las calles de La Línea fueron atravesadas ayer por la marea verde, por los cegetistas, la marea amarilla, Podemos, comunistas andaluces y el SAT, entre otras heráldicas de la reivindicación. Tanto color, llega a confundir. «Yo era comunista, luego me hice sindicalista, más tarde fui de la CNT. Ahora soy anarcorrepublicano», explica Manolo, un linense de 59 años que porta la bandera republicana y se confiesa simpatizante de Podemos.

En la manifestación se acumulaban múltiples protestas. La chirigota da para todo. De la parte de casa –un hospital nuevo, no al cierre del aparcamiento público, la no existencia de la frontera– y de la parte de fuera –pobreza, paro, no al pago de la deuda...–. «La crisis que la paguen los banqueros», «un bote, dos botes, Rajoy el que no bote», se oía por la arteria urbana que haría llegar el reguero de manifestantes a la Plaza de la Constitución. Esa era precisamente la que muchos querrían cambiar. «No hacen falta más leyes, sino que se cumplan las que están», gritaba desde un megáfono el animador, que no se cortaba a la hora de conminar a los vecinos a que se unieran al clamor. «Trabajo y vivienda para todos, ¡eso dice la Constitución!», defendía un portavoz al que seguro oían desde el otro lado de la verja.

El mundo es ancho y ajeno. La okupación de Gibraltar para otra ocasión. «Ha sido por un simple propósito de consenso», se justificaba Diego Cañamero con los medios, portavoz ayer del SAT. «Queríamos que la protesta fuera algo compartido por toda las asociaciones sociales, políticas y sindicales que nos hemos reunido hoy aquí».

Para Cañamero, la manifestación no está vinculada a la cercanía de las elecciones municipales, pero es evidente que lo que se pretende es conformar un «frente popular. Queremos acabar con este bipartidismo», dijo, idea que coincidía con la del portavoz del círculo de Podemos linense. «No excluiremos a nadie, también Izquierda Unida», declaró a título personal el portavoz de esta joven plataforma política, Javier Casas, con cuatro meses de existencia y 160 simpatizantes en este municipio gaditano.

Era ya la Plaza de la Constitución, punto de llegada. En un barco, un grupo de sindicalistas y miembros de Podemos, enfundados en las caretas de Rajoy, Susana Díaz y Diego Valderas, bailaban en jolgorio sobre un barco de cartón piedra que lideraba la comitiva. La fiesta continuaba, justo antes de los mítines. La Constitución, cartón piedra, como musa mitinera. Hay que darle la vuelta a la tortilla. Andalucía libre. Pan, trabajo y soberanía, gritaban por doquier. Y dos huevos duros, que dijo aquél.