El desafío independentista

Día de fiesta

La cadena dio prioridad a la marcha «indepe» en Bruselas frente al acto de la Constitución

Día de fiesta
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La cadena dio prioridad a la marcha «indepe» en Bruselas frente al acto de la Constitución.

«Los periodistas vamos todo el día con una diana colgada del pecho». Declaraciones como ésta son las que TV3 difunde en sus noticias para atreverse a calificar como «grave injerencia en los contenidos» al hecho de que la Junta Electoral les prohíba mentir. Obviamente, vista la estremecedora lista de periodistas asesinados en España por el nacionalismo en tiempos recientes, tal afirmación, emitida en «prime time» por TV3, es una barbaridad intelectual y moral de dimensiones formidables. La dice una integrante del colegio de periodistas catalán, afín al nacionalismo, y al reportarlo TV3 omite este último adjetivo para que parezca que proviene de una especie de asociación mundial de periodistas y no de una minoría catalanista muy corta en todos los sentidos.

A pesar de tales precedentes, al ser día de fiesta, puede decirse que TV3 tuvo un día reposado. Se oyeron algunos exabruptos y las habituales manipulaciones y falsificaciones pero, como andaban todos de puente, no hubo tertulias matinales y las informaciones se repetían cíclicamente cada treinta minutos. De cara a la verdad, ese formato de retén tiene su ventajas y sus inconvenientes: se emiten menos falsedades, pero las cuatro que dan se repiten varias veces al día con la lógica machacadora de los robots. En estos casos de propaganda informativa manipulada, es tan importante y revelador lo que se dice como lo que se elude: TV3 dio ayer prioridad en su informaciones a la futura manifestación de nacionalistas en Bruselas antes que al aniversario de la Constitución. A medida que avanzaba el día, se veía que recurrir a temas como los preparativos de la manifestación no daban mucho de sí. Sólo cabía entrevistar al número dos de Ómnium Político (perdón, quería decir «cultural», lapsus perfectamente comprensible) quien únicamente era capaz de intentar convencernos desesperadamente que la excursión iba a ser muy chula.

A partir de las doce, dado que las figuras que desfilaban por el Congreso de los Diputados de la capital eran de primer orden, no quedó más remedio que emitir fragmentos de conexión en directo porque, al fin y al cabo, la mayoría de los catalanes, como los votos han expresado repetidamente, son constitucionales. En los comentarios de titulares se enfatizaba cualquier crítica que la Carta Magna pudiera recoger, por extravagante que fuera. Es destacable mencionar que cuando TV3 habla de los partidos constitucionales catalanes les pone delante el adjetivo «autoproclamados», cuando les llaman «unionistas», en cambio, no.

En resumen, un día plácido sin emociones fuertes. Al mediodía, por fin «Puchi» animó un poco el cotarro con su enésima comunicación belga, pero estaba dubitativo y confuso, con una dialéctica tipo Mariano Ozores, y todo el mundo andaba en otras cosas. Si uno desea reírse un rato con demencias intelectuales de fuste, debe esperar a la noche y a las tertulias de la «Brunete Butifarra», con sus debates de parte, que presentan la habitual proporción de tres independentistas contra un nacionalista tibio. En medio del pacífico aburrimiento festivo, tomó notoriedad la noticia del fallecimiento del rockero francés Johnny Halliday que, como es asunto que no compromete, la repitieron con mucho bombo. Eso sí, nada de mencionar que una de las últimas grabaciones de los últimos años del francés la hizo con el barcelonés Loquillo, cantante deportado de TV3 por sus opiniones. Para él, silencio invisible.