Elecciones generales

Díaz intentará situar a «una de las suyas» como número dos por Madrid

La marcha por sorpresa de Chacón sitúa a Meritxell Batet como favorita para ser número uno por Barcelona

Susana Díaz, presidenta de la Junta
Susana Díaz, presidenta de la Juntalarazon

La marcha por sorpresa de Chacón sitúa a Meritxell Batet como favorita para ser número uno por Barcelona

El PSOE andaluz ha recibido la consigna de callar hasta el martes, cuando se celebrará, aunque aún no hay convocatoria oficial, el Comité Director en el que, probablemente, se confirmen las listas para el 26J. No se esperan cambios sustanciales en los puestos de salida de cara a una campaña que se prevé dura, porque el PP aspira a enjugar los dos puntos y el escaño de desventaja que obtuvo el 20D. Las dos defecciones de ayer han supuesto un terremoto en Ferraz y aunque es notorio que las relaciones entre las cúpulas federal y regional son gélidas, ni los más acérrimos partidarios de Susana Díaz desean que «la herencia de Pedro Sánchez sea un partido en ruinas».

La expresión pertenece a una fuente de la Junta que no ahorró críticas a Irene Lozano, con quien el PSOE-A mantiene cuentas pendientes desde sus tiempos de UPyD. La entonces diputada magenta calificó como «la dictadura perfecta» al gobierno autonómico que controlan los socialistas desde la Transición y Díaz jamás se lo ha perdonado. «Las ratas abandonan el barco», se escupió ayer sobre la número cuatro por Madrid que Pedro Sánchez eligió, contra el criterio del partido, para respaldarlo en diciembre. Estas fuentes dan por hecho también que la otra «paracaidista» que llegó de la mano de Lozano, la ex militar Zaida Cantero, tampoco repetirá en junio. «El secretario general debería escuchar más a la militancia madrileña», deslizan quienes consideran como un triunfo el fracaso de esta arriesgada apuesta del candidato.

El abandono de Carme Chacón tampoco ha caído bien entre los socialistas andaluces, que contaban con ella como contrapunto a la deriva nacionalista del PSC. La ex ministra y Susana Díaz son aliadas desde el congreso de Sevilla de 2012, cuando fracasó por un puñado de votos en su intento por suceder a Pérez Rubalcaba en la secretaría general. Ella y Eduardo Madina eran vistos por muchos como los pilares del «susanismo» en Cataluña y el País Vasco, dos territorios fieles al actual secretario general por su ambigüedad con el nacionalismo, incluso como las alternativas para presentar batalla a Pedro Sánchez en el caso de que la presidenta andaluza no se decidiese a dar el salto. Este nuevo paso en la yenka de Chacón se percibe como una rendición a las huestes, centrífugas y «pedristas», de Miquel Iceta.

Pero Susana Díaz, siempre pragmática, podría aprovechar el efecto dominó de esta salida, con Meritxell Batet camino de Barcelona, para intentar colocar en la capital a una número dos de su cuerda. «Es verdad que sin Batet ni Lozano, la lista queda huérfana de mujeres pero iniciar una batalla por los puestos de salida en Madrid, que en el fondo es una prerrogativa de Sánchez, sería abrir el partido en canal», reflexiona una fuente del PSOE de Andalucía que, además, tampoco es que ande sobrado de candidatas con tirón para tan importante ubicación. Acaso la presidenta del partido, Micaela Navarro, pero debería abandonar la cabecera del cartel en su circunscripción, Jaén, donde un puñado de votos le dio a los socialistas el diputado que les permitió ganar al Partido Popular en Andalucía.