Cataluña

El ala dura de ERC se reúne con Junqueras y pide la salida de Mas por la corrupción

Rovira, Bosch y Tardà le instaron a separarse del president en un tenso encuentro el viernes. El líder del partido se vio obligado a pedir a CDC que demuestre «con hechos que no es corrupta»

El líder de ERC, Oriol Junqueras, en un acto de Juntos por el Sí
El líder de ERC, Oriol Junqueras, en un acto de Juntos por el Sílarazon

Rovira, Bosch y Tardà le instaron a separarse del president en un tenso encuentro el viernes. El líder del partido se vio obligado a pedir a CDC que demuestre «con hechos que no es corrupta»

Una falsa unidad, consternación absoluta, la procesión va por dentro. A pesar de las apariencias y una forzada escenificación en su primer acto de campaña, éste es el sentimiento que anida en la lista Juntos por el sí, golpeada fuertemente por la operación de la Fiscalía Anticorrupción y la Guardia Civil contra Convergència. En la mañana del viernes las alarmas saltaron, sobre todo en la sede de Esquerra Republicana, muy críticos hacia Artur Mas. Su líder, Oriol Junqueras, mantuvo una reunión con la cúpula del partido y se topó con una clara exigencia del ala dura encabezada por la número dos, Marta Rovira, el concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, Alfred Bosch, y el portavoz en el Congreso, Joan Tardá. «Si esto no se aclara, Mas debe salir de la candidatura», reclamaron. El fogoso diputado Tardá, autor de salvajes diatribas dialécticas como las patadas en el trasero contra España, fue tajante: «La patada en el culo nos la van a dar a nosotros». Vuelve a por otra.

Al tiempo, el cabeza de lista, el comunista Raúl Romeva, era también rotundo en la TV3, cuna del más puro sectarismo informativo que se recuerda. «Hay que llegar hasta el final y si se demuestran responsabilidades habrá que ajustar la candidatura», aseguró. Por su parte, las llamadas «catalinas», Carme Forcadell y Muriel Casals, mantuvieron silencio, conscientes de que Artur Mas es un puro títere en sus manos, mucho más manejable que Junqueras. Pero en el seno de la lista separatista las fricciones son ya enormes y cunde la opinión de que el presidente de La Generalitat les ha utilizado para tapar la corrupción que salpica a su partido. Los dirigentes secesionistas llegaron a la avenida barcelonesa de Lluis Companys «tragando saliva», según los asistentes. El camino hacia la independencia se avecina «un camino de espinas», reconocen muchos de ellos tras este nuevo golpe judicial.

Todas las miradas están puestas en la comparecencia de Artur Mas el próximo día dos en el Parlamento de Cataluña. «Quiso venir a explicar por qué convoca elecciones y ahora tendrá que hablar de comisiones ilegales», dicen dirigentes de los partidos constitucionalistas. El PSC, Ciudadanos y el PP se han lanzado en tromba a exigir aclaraciones al presidente. Para el socialista Miquel Iceta, «va camuflado en la lista del tres por ciento». La dirigente de C’s, Inés Arrimadas, reclama «transparencia sobre posibles irregularidades». Y el líder popular Xavier García Albiol, con gran mejora en las encuestas, va más lejos: «Han pasado del España nos roba, a cómo España comprueba que quienes roban son ellos». En las filas de Unió Democrática, el antiguo socio de tantos años, se mantuvo una elegante prudencia. «Respeto a las decisiones judiciales y la presunción de inocencia», afirmó Durán Lleida.

Según fuentes de ERC, su líder es el más enojado de todos, tanto que ha tenido que pedir a CDC que demuestre «con hechos que no es corrupta». «Mas y Junqueras siempre se han mirado de reojo, pero ahora la aversión es total», aseguran. Una vez que el republicano hubo de tragar con la lista única, le colocó a Raúl Romeva como cabeza de lista «para fastidiar a Mas». Ahora comprueba que la disolución de las siglas convergentes era pura estrategia para ocultar la corrupción que atenaza al partido fundado por Jordi Pujol. «La tenaza de la corrupción es sólo suya», ha dicho Junqueras al núcleo duro de ERC, un partido asambleario donde las críticas a Mas y CDC son ahora feroces y cualquier resolución es posible. «Ha fagocitado su partido, se carga la independencia y nos arrastra», dicen con pavor. Pese a la forzada imagen de unidad de la candidatura y el victimismo de Convergència contra «la mano negra y cloacas del estado español», el mensaje ya no cuela. Un veterano convergente, ahora en pleno trasvase a las filas de Unió, lo advierte: «No todos los días entran dos fiscales en la sede de un partido». El golpe ha sido muy fuerte y el escenario hasta el 27-S deja muy tocada a la lista separatista. «Juntos, pero divididos y acusados», ironizan los críticos de ERC.

Los partidos del bloque constitucionalista admiten que el ambiente «está enrarecido». Además, existe un enorme enfado con la Corporación que incluye TV3 y Cataluña Radio. «Un basura de manipulación informativa», reconocen, ante una cobertura absoluta de los secesionistas y un despilfarro económico. La Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), le ha costado a las arcas de La Generalitat 1.257 millones de euros desde que Artur Mas es presidente, según fuentes del propio ente. Los cinco años de su mandato han estado salpicados por numerosos conflictos con la plantilla y medidas de ajuste. Pero nunca hasta ahora se habían alcanzado tales cotas de sectarismo, afirman dirigentes contrarios a la independencia.

A la espera de la presencia de Artur Mas el miércoles en el Parlamento, la estrategia de Convergència y la candidatura independentista está clara: desafío al Estado, discurso del miedo, urnas frente a querellas y desprecios, victimismo exacerbado hacia Madrid. Hacer también del separatismo una marca comercial, como se vio en el primer acto de campaña con camisetas, bolígrafos y relojes con la hora catalana. «Nos quieren hacer tragar un supermercado independentista, pero no nos vamos a dejar», afirma Albiol, quien, partiendo de una situación complicada, está superando favorablemente las expectativas de voto del PP catalán.

Los nervios en CDC están a flor de piel. Según fuentes jurídicas, los dos fiscales anticorrupción que realizaron los registros, José Grinda y Fernando Bermejo, son dos profesionales rigurosos y acumulan mucha información sobre prácticas ilegales del partido. Especialmente preocupan a la cúpula convergente los que afectan al ayuntamiento de Figueras, cuyo alcalde fue el actual consejero de Territorio, Santi Vila, y el de San Cugat, con Mercé Conesa al frente, portavoz y una de las mujeres actualmente más emblemáticas del partido. Diez años después de aquel famoso «tres por ciento» invocado por Maragall, sectores políticos y empresariales de Cataluña coinciden: «Artur Mas se ha envuelto en esteladas para tapar sus vergüenzas». Una huída hacia adelante para encubrir incompetencia, corrupción y mala gestión.

Fernández Díaz dice a CDC que «se mire dentro» en lugar de acusar

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, exigió ayer a Convergència Democràtica de Catalunya que «mire dentro de sus filas» y no critique a la Guardia Civil por la operación contra la supuesta corrupción en ayuntamientos catalanes. «Convergència debería mirar dentro de sus filas y no buscar fuera la vergüenza», dijo tajante Fernández Díaz, quien calificó de «falta de respeto absoluta al poder judicial, a la Fiscalía Anticorrupción y por supuesto a la Guardia Civil» las acusaciones contra la operación.