Elecciones Generales 2016

El debate electoral a cuatro se celebrará el 13 de junio

Será en la Academia de Televisión, y será realizado por un consorcio formado por TVE, Atresmedia y Mediaset

Imagen del debate electoral a cuatro celebrado de cara al 20-D.
Imagen del debate electoral a cuatro celebrado de cara al 20-D.larazon

El debate 'a cuatro' entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno del PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos se celebrará el próximo lunes 13 de junio en la Academia de Televisión, y será realizado por un consorcio formado por TVE, Atresmedia y Mediaset.

Los partidos han cerrado de momento el acuerdo para que el debate a cuatro se celebre en la primera semana de la campaña electoral. Será en la noche del 13 de junio, tal y como anunció en un comunicado la propia Academia de Televisión. El «duelo» entre los cuatro candidatos marcará, sin duda, la evolución de la campaña. Y por eso todos los partidos apostaban por que ese posible punto de inflexión se anticipase a la primera semana para tener tiempo de remontar si no les va bien el «combate».

Ya estaba descartado –pero se confirmó– que el moderador sea de nuevo el presidente de la Academia, Manuel Campo Vidal. Y entre las opciones que se han puesto sobre la mesa figura la de que haya tres presentadores, en representación de Atresmedia, de Mediaset y de RTVE. Podemos, por ejemplo, no ve con malos ojos esa opción. Y los socialistas confirman que tampoco, aunque sí que ponen pegas a la fecha, al coincidir con el primer partido de España en la Eurocopa, porque habrá millones de espectadores pendientes del partido. Según Óscar López, vicecoordinador del Comité Electoral del PSOE, la fecha está «impuesta» por el PP para quitar «todo el foco que puedan» al debate. En cualquier caso, los cuatro jefes de campaña siguen trabajando con el fin de ponerse de acuerdo para conjugar los intereses de cada parte, de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Este debate a cuatro irrumpirá en una tensión electoral en la que la gran incógnita es cómo se resuelve la batalla entre Sánchez e Iglesias, y los pactos que pueden salir del nuevo reparto de escaños en el bloque de la izquierda.

En el comité de campaña del PP son conscientes de que la coalición de izquierdas puede alejar el objetivo de la mayoría absoluta para el centro-derecha por el reparto de escaños. Pero es posible que tampoco la suma de PSOE con Podemos e IU alcance la mayoría absoluta sin volver a depender del voto independentista. En ese escenario, en el PP confían en que «la debilidad» de los socialistas frente a Podemos ayude a que Ferraz, presionada por sus «barones», acepte abstenerse ante una investidura de Mariano Rajoy. Aunque el líder socialista volvió ayer a negar esa posibilidad.

Los partidos asumen sus dificultades para impedir que ésta sea una campaña previsible, incluso extremadamente aburrida. Con candidatos conocidos y propuestas también conocidas. Por eso los estrategas coinciden en conceder al debate a cuatro una gran importancia, aunque sólo sea porque es el elemento más original de estas elecciones. Sobre cómo puede influir, los expertos en estrategia electoral también comparten el criterio de que es muy difícil anticipar escenarios. Lo previsible es que los cuatro candidatos lo intenten jugar arriesgando lo menos posible, un poco a la defensiva. Y cabe prever que salvo que ocurra algo llamativo no tenga tanta importancia como se podía presuponer. Esta vez nadie duda de que en este formato de debate a cuatro tendrá inevitablemente menos fuerza el «todos contra Rajoy» de lo que habría sucedido de haberse celebrado en las elecciones de diciembre. Para el presidente del Gobierno en funciones no es fácil enfrentarse a tres candidatos más jóvenes y sin el peso del desgaste de gobernar y de los casos de corrupción que han afectado a su partido. Pero, en cualquier caso, es un debate más a su favor de lo que lo habría sido hace cinco meses. La competencia por el voto entre los bloques lleva a anticipar que es posible que PP y Podemos busquen la confrontación directa. Mientras que PSOE y Ciudadanos tienen, en principio, un papel intermedio más complicado. A Podemos no le interesa el combate directo con el PSOE. Sí a la inversa, a Sánchez le puede venir bien polemizar con Iglesias, pero no es un objetivo sencillo. Y lo mismo le sucede a Rivera con Rajoy. Para el líder de Ciudadanos, es cómodo buscar la confrontación con el líder del PP cuando su discurso va por libre, pero con él enfrente se convierte en una tarea más complicada porque la posición de Rivera en cuestiones sustanciales, como la política fiscal o la posición de España en Europa, están inevitablemente mucho más cerca del PP que del PSOE.

El rol de cada candidato dependerá también del formato y de los bloques que se fijen. Hasta ahora, la tradición de debates en España confirma que se ha apostado siempre por modelos muy rígidos, con tiempos tasados, que limitan el margen para la sorpresa y para que los contendientes se salgan del argumentario que traen estudiado y preparado de casa. Este debate a cuatro será el único significativo de esta campaña electoral. Sin «cara a cara» entre Rajoy y Sánchez, las cuatro principales fuerzas parlamentarias se medirán en un solo duelo, que será la única ocasión en la que crecerá el margen para que los candidatos rompan con el guión de campaña diseñado por sus respectivos comités electorales. El excesivo protagonismo de Venezuela confirma, por ejemplo, que los partidos están faltos de noticias y de originalidad, dentro de un esquema en el que la impresión es que el PSOE es el más débil de todos y Ciudadanos el que tiene un electorado más inestable.