Gobierno de España

El encargo del Rey

Don Felipe, en Zarzuela, durante una de las audiencias de la semana pasada
Don Felipe, en Zarzuela, durante una de las audiencias de la semana pasadalarazon

Algún ingenuo podría pensar que Felipe VI encarga formar gobierno como quien manda a su hijo a comprar el pan. Y no. La experiencia nos dice –lo hemos conocido gracias a los distintos líderes que se han entrevistado con el Jefe del Estado– que las cosas no son así. Nuestro políticos «largan» bastante y han trasladado a la opinión publica los comentarios de Don Felipe –cuando los ha hecho– y también el silencio del Soberano cuando no ha sido así. Que de todo ha habido.

Pero las cosas han cambiado desde el viernes y el Rey encargará a Pedro Sánchez formar gobierno. Formar gobierno para gobernar España, no una comunidad autónoma ni un ayuntamiento: España. La precisión me parece necesaria, pues todos sabemos que el PSOE gobierna capitales y ciudades, y también comunidades, gracias a Podemos. A un pacto que llevaron a cabo sus barones y que ahora resulta ser una excusa para el secretario general del PSOE, y una limitación para aquellos que piden a Pedro Sánchez que pacte con Podemos, aunque ellos sí lo hicieron y siguen haciéndolo cada día.

Pero, como decía, las cosas cambiaron el viernes. Y no porque Rajoy decidiera no presentarse –se lo dijo al Rey y éste lo aceptó–, sino porque Podemos metió un órdago a su compañero de partida, Pedro Sánchez, sin que éste supiera nada. Rajoy comentó con el Soberano la rueda de prensa de Pablo Iglesias. También sus pretensiones –vicepresidencia, cinco ministerios y la colaboración en el plan de choque para los 100 primeros días de gobierno– y aquello, como reconoció el propio Rajoy, cambió su decisión: la suya y también la del Rey. Por eso las cosas se plantean ahora de una manera distinta. Pedro Sánchez intentará ser presidente con los apoyos que ya sabíamos que tenía, pero con unas condiciones o hipotecas que ni el mismo se esperaba.

Rajoy no sólo explicó su decisión al Rey, sino también su estrategia. Y a decir de Moncloa, Don Felipe la entendió. En el fondo y en la forma, y una vez más, Rajoy le hizo un nuevo favor al Rey. Evitó que el Jefe del Estado se equivocara en la designación del candidato. Un error que, aunque en menor medida habría salpicado al propio Monarca, por mucho que todos pensaran que la primera opción debía ser dejar que el ex presidente intentara la investidura. Así se lo había dicho ya Don Felipe al presidente del Congreso, pero el resultado de la votación –la pérdida de la misma– dejaría en mal lugar al Rey.

También hay quien pensaba que el siguiente paso estaba en trasladar a Patxi López el nombre de Pedro Sánchez y parar ahí. Pero no: Don Felipe ha anunciado una nueva ronda de conversaciones con todos los partidos. No está haciendo nada que exceda sus funciones, pero esas entrevistas aportan algo esencial en este momento, algo que ya señalé en estas mismas líneas: tiempo.

Se encuentra Pedro Sánchez en una encrucijada: o es presidente o se va a su casa. Por tanto no hay duda de lo que intentará, pero ese tiempo –y por supuesto, las disparatadas pretensiones de Podemos–pueden obligar a que el secretario general del PSOE mire a Ciudadanos y, por ende, al PP. Naturalmente, la primera consulta –o la segunda, dependerá de él, ya que con el PP no quiere hablar– será el partido de Albert Rivera. Y, como ya ocurrió en la constitución de la mesa del Congreso, el líder de Ciudadanos puede hacer de puente, de contacto, de negociador con el PP. Porque si Rajoy gana tiempo, y el Rey también, todo es para que Sánchez reflexione sobre su dramático presente y quizá peor futuro. No es una casualidad que Rivera se ofreciera a Don Felipe como mediador entre PP y PSOE. Es algo que, hasta donde sabemos, el Rey no criticó, sino todo lo contrario. Por lo tanto, el próximo movimiento será de Rivera, aunque Rajoy también sabe ya cuál será el suyo: no convertir al PP en comparsa de un gobierno a dos. Quiere sentido común. La única duda es si Pedro Sánchez lo tendrá.