Mariano Rajoy

El Gobierno defenderá los Presupuestos como antídoto a la deriva griega

Montoro avala hoy en el Congreso las cuentas ante las enmiendas a la totalidad de toda la oposición

Mariano Rajoy presidió ayer la reunión del Comité de Dirección del PP
Mariano Rajoy presidió ayer la reunión del Comité de Dirección del PPlarazon

El debate de los Presupuestos Generales del Estado que arranca hoy en el Pleno del Congreso escenificará el primer episodio de la contienda electoral que librarán PP y PSOE hasta desembocar en las urnas en diciembre. El PP blandirá la espada de la recuperación y el empleo y el PSOE la de los recortes y privatizaciones de un Ejecutivo «agotado». Al frente del pelotón socialista se colocará su secretario general, Pedro Sánchez, que reta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a hacer lo propio y ser él quien defienda las cuentas para 2016 –en lugar del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro– atendiendo a la «excepcionalidad» de las mismas.

El Ejecutivo de Rajoy defiende la tramitación de los Presupuestos «por responsabilidad» y los concibe como la «mayor garantía para seguir en la buena dirección». Fuentes populares reconocen, además, que la aprobación de las cuentas es el mejor acicate para «consolidar y fortalecer la recuperación económica» y un valor de estabilidad para la economía , que ha logrado repuntar después de superar serias dificultades. Calificados como «los Presupuestos más sociales de la democracia», el PP exhibirá el esfuerzo del Gobierno por reconducir la situación heredada de los socialistas y cómo, a través de las nuevas cuentas, se continúa «la senda de crecimiento» trazada en los cuatro años de legislatura. Un valor de estabilidad en un contexto convulso en el que la irrupción del populismo ha logrado desestabilizar gobiernos y economías como la griega.

«Se van a bajar los impuestos al conjunto de los ciudadanos y se va a dar un apoyo muy importante a colectivos sensibles, como los jóvenes y los parados», reconoce a LA RAZÓN el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, que considera que las cuentas no tienen tan poca vida como le augura la oposición, porque su partido luchará por lograr una mayoría suficiente en las urnas que les permita defenderlos en la próxima legislatura.

En el PP no recogen el guante que les lanza el PSOE para que sea Rajoy quien defienda las cuentas, sentencian que será Montoro, como corresponde, «en nombre del conjunto de un Gobierno presidido por Rajoy», que es de quien ha partido la iniciativa de presentar los Presupuestos para que sean debatidos y aprobados, en contraposición a lo que hizo el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero en 2011, cuando «ante una situación difícil en la que había que tomar medidas, lo que hizo fue huir, mirar para otro lado y convocar elecciones anticipadas», critica el secretario del Grupo Popular, José Antonio Bermúdez de Castro.

Diez meses después, Pedro Sánchez volverá a subir a la tribuna del hemiciclo para defender la postura socialista ante unos Presupuestos que considera «antidemocráticos» y «electoralistas». Entonces, su réplica a Montoro supuso su primer examen económico ante el Congreso, hoy buscará, sin embargo, consolidarse como alternativa de Gobierno, en la que será su última puesta de largo parlamentaria antes de las elecciones. Consciente de la trascendencia de su alocución, lleva preparando su intervención desde que se presentaron las cuentas a principios de mes. Lo ha hecho ayudado por su «núcleo duro»: sus más estrechos colaboradores y los responsables de su gabinete económico, comandado por Jordi Sevilla. Un equipo ganador, pues fueron los artífices del último gran discurso que se le recuerda a Sánchez, el del Debate Sobre el Estado de la Nación, en el que trasladó la imagen de líder consolidado que necesita transmitir a la ciudadanía y a su propio partido de cara a las elecciones.

La línea argumental del PSOE será la misma que la del resto de la oposición: «una enmienda a la totalidad» de las cuentas y un compromiso de rehacerlos cuando lleguen al Gobierno. Para Sánchez, suponen un «abuso democrático» porque el presidente del Gobierno va a imponerlos «sin conocer la opinión de los españoles» en las urnas. El eje central del discurso de Sánchez residirá en la ruptura del pacto entre generaciones y en una enumeración de los efectos nocivos que ha provocado la reforma laboral en el sistema de la Seguridad Social.

Sánchez no comparte el discurso del Gobierno y entiende que estos Presupuestos no favorecen la recuperación sino que la ponen en riesgo, pues «cercenan las oportunidades de la clase media y trabajadora». «Lo que les falta –reconocen fuentes de su entorno– es un modelo de país, ambición por modernizar nuestra estructura productiva y poner el foco en la clase media, la gran olvidada».