Barcelona

El Gobierno lanza una campaña para explicar el 1-O en Europa

Dastis y los embajadores se movilizan para relanzar la imagen del país tras el 1-O.

El titular de Exteriores llegó ayer al foro de diálogo entre España e Italia celebrado ayer en Roma
El titular de Exteriores llegó ayer al foro de diálogo entre España e Italia celebrado ayer en Romalarazon

Dastis y los embajadores se movilizan para relanzar la imagen del país tras el 1-O.

Los logros del trabajo de meses realizado fuera de nuestras fronteras por la diplomacia española sufrieron un serio revés durante los primeros minutos de la jornada dominical, cuando los principales medios de comunicación de Europa y del mundo empezaron a distribuir las impactantes imágenes que iban llegando de Barcelona. El Gobierno ya ha puesto en marcha una campaña especial para relanzar la imagen de España y explicar en las principales cancillerías europeas y en los pasillos de poder de Bruselas la realidad que se escondía detrás de las imágenes de las cargas policiales: la deriva de un bloque secesionista empeñado en forzar el Estado de Derecho para lograr la ansiada independencia, sea cual sea el coste para la convivencia en Cataluña.

Fuentes gubernamentales reconocen preocupación por el impacto en la opinión pública internacional de los sucesos del domingo. «Fuera de nuestras fronteras no existe simpatía por el independentismo catalán. Se les percibe como la región más rica de España que quiere separarse del resto para no tener que ser solidarios», explica una fuente diplomática a LA RAZÓN. Sin embargo, esa percepción puede haber sufrido un dramático vuelco tras el remedo de referéndum del domingo ya que, confirman las mismas fuentes, «los independentistas tendrán más fácil ahora asumir el papel de víctima y una pretendida superioridad moral». «Una fría sentencia del Tribunal Constitucional es más difícil de ‘‘vender’’ que personas mayores sangrando en un colegio electoral, aunque sea ilegal», explican.

Pero sea más o menos fácil, el departamento de Exteriores empezó ayer mismo con los esfuerzos para «limpiar» la imagen del país, una tarea que se solapará en el tiempo a la campaña de información de especial intensidad que el departamento dirigido por Alfonso Dastis puso en marcha las dos semanas anteriores al primero de octubre. Aunque en este sentido prima la prudencia, existe optimismo sobre el resultado de la campaña por diversos motivos. En primer lugar está el hecho de que el secesionismo catalán no es el único en Europa. La Liga Norte en Italia, los nacionalismos en Baviera, Tirol, Córcega y Flandes –actualmente en estado de mayor o menor hibernación– podrían despertar y recobrar nuevos bríos si el experimento catalán tuviera éxitos parciales. «Eso es algo que aterra en Bruselas», explican fuentes conocedoras del asunto. Y además: «La recuperación económica de España es vital para que pueda ponerse encima de la mesa un replanteamiento de la Unión Europea tras el Brexit, toda». Es precisamente por esta razón que los pronunciamientos que, en el fragor de la jornada dominical, se produjeron en diversos puntos de Europa no preocupan excesivamente: salvo el caso el primer ministro belga se trató de representantes regionales como la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, o portavoces de partidos políticos como Guy Verhofstadt, presidente del grupo parlamentario de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa. Los pronunciamientos oficiales de países significativos se mantuvieron en la tónica habitual de considerar el referéndum inconstitucional y un asunto interno de España durante el 1-O pero ayer fueron contundentemente favorables al Gobierno las declaraciones de Rutte en Holanda, Macron en Francia, Merkel en Alemania y Juncker y Tusk en el marco de la Unión Europea.