Casa Real

El mayor asesor de su hijo en el 1-O

Desde un segundo plano, Don Juan Carlos contempla una Cataluña rota y una sociedad con poco espíritu patriótico que le preocupa

Don Juan Carlos, en el interior del Palacio Real, donde tiene actualmente su despacho, antes de la cena de gala en honor al presidente de México, Enrique Peña Nieto, en visita de Estado en 2014
Don Juan Carlos, en el interior del Palacio Real, donde tiene actualmente su despacho, antes de la cena de gala en honor al presidente de México, Enrique Peña Nieto, en visita de Estado en 2014larazon

El Monarca que contribuyó de manera fundamental a la Transición y a la implantación de la democracia sigue, aunque desde un segundo plano, trabajando por España.

La situación de un Rey que ha abdicado es muy distinta a la de un presidente que deja su cargo. Es decir, Felipe González o José María Aznar pueden valorar la forma de gobernar de sus sucesores, pero ¿puede hacer eso públicamente Don Juan Carlos? ¿Qué piensa realmente de la España que dejó, del reinado que afronta su hijo?

A un Rey le rodea un hermetismo difícil de franquear: debe representar a todos los españoles y ser un símbolo de estabilidad. Don Juan Carlos tiene muy presente que el mejor servicio que puede hacer a la Corona y a su país es mantenerse en un segundo plano y sólo manifestarse cuando se le necesite, pero 38 años al frente de un periodo decisivo para la historia de España no permite una desconexión radical, sería como si a un padre se le impidiese tener contacto con su hijo por mucho que éste se hubiera casado. A Don Juan Carlos le duele España. Lideró un periodo de transición decisivo, heredó todos los poderes de Franco pero instauró una Monarquía parlamentaria porque veía que la democracia era el único camino posible y firmó la Constitución de 1978 que rige nuestro funcionamiento institucional. Y, por encima de todo, se erigió como Rey de todos los españoles. De todos. Un año después de tomar la decisión de legar su reinado a su hijo en aras de un «relevo generacional», concedió una entrevista a un medio internacional en el que aseguró que lo más duro para él a lo largo de casi 40 años como máximo representante del país habían sido los asesinatos terroristas perpetrados en España, mayoritariamente a manos de ETA.

Actualmente, con el «desarme» anunciado por la banda terrorista, la principal preocupación del ex Jefe del Estado ha variado de escenario y de actores hacia Cataluña, y a los artífices del «procés». La última reacción pública de Don Juan Carlos a la ofensiva secesionista iniciada por Artur Mas en 2012 fue a través de una cibercarta, en la que pidió que «no alienten disensiones ni persigan quimeras», ya que aseguró «no son tiempos buenos para escudriñar las esencias». Ya desde su nuevo despacho ubicado en el interior del Palacio Real, el padre de Felipe VI considera que el espíritu independentista se ha mantenido vivo durante demasiado tiempo en la España constitucional. Meses antes de que se produjera el referéndum del pasado 1 de octubre, Don Juan Carlos ya veía que no habría medias tintas, sino que la escenificación de poder de los secesionistas quedaría patente, y que ningún miembro del entonces «govern» se echaría atrás. El mensaje de Felipe VI a la Nación, en el que instó a los poderes del Estado a tomar las «medidas necesarias para garantizar el orden constitucional» contenía las mismas palabras que utilizó Don Juan Carlos cuando se dirigió a la Nación tras el golpe de Estado del 23-F. Fuentes cercanas al padre del Rey aseguran que Felipe VI pidió asesoramiento a su padre a la hora de afrontar un mensaje inédito en su reinado como determinante por las consecuencias que acarreraría en cuanto a opiniones y críticas.

El padre de Felipe VI –no está nada a favor del tratamiento de Emérito– percibe que a lo largo de la historia de España se ha ido construyendo un sentimiento de desapego, en el que cualquier persona que esté orgullosa de los méritos alcanzados ya se le tilda de fascista o se le critica, lo que no sucede en otros países europeos, en los que el sentimiento de unidad y de reconocimiento a la patria no generan rechazo dentro de las propias fronteras. El ex Jefe del Estado siempre intenta viajar para estar al lado de los deportistas que sitúan a España en el mapa, no en vano, a lo largo de su reinado ha concedido numerosos títulos nobiliarios a aquellas personas que han ayudado a mejorar la «marca» del país en el exterior. Otro de los motivos de sus viajes para representar a España –aunque en este caso sí dentro de la actividad oficial– es asistir a las tomas de representación de los nuevos presidentes electos. Misión de la que se encargaba Don Felipe siendo Príncipe de Asturias, y que asumió Don Juan Carlos tras la abdicación. Durante el año pasado asistió a las de la República Dominicana, Guatemala, Perú, Argentina, Uruguay y Colombia. También fue el encargado de representar a España durante el acto en memoria del ex presidente de Cuba, Fidel Castro.

La reducción de actos oficiales en su agenda –desde la proclamación de Don Felipe en junio de 2014 ha realizado 75 actos públicos, ocho viajes oficiales y 21 discursos– le ha permitido realizar diversas rutas por el mapa español, principalmente gastronómicas. En ellas, el padre de Felipe VI siempre intenta ayudar al comercio español. No es casualidad que su bastón, de fibra y muy ligero –lo cual agradece– se haya hecho en un pueblo de Guadalajara, y afirma que es fundamental para el crecimiento del país apostar por nuestros propios productos.

Otro hecho relevante que ha estado, y está, en el punto de mira del Rey Juan Carlos, en conjunto con el resto de la Casa del Rey, es escenificar la unidad en el núcleo central –cuatro Reyes, Princesa Leonor e Infanta Sofía– para alejar la imagen de familia dividida, y que la debilita, que ha causado tanto la imputación del matrimonio Urdangarín por el «caso Nóos» como la vida separadada entre él y la Reina Sofía. El 40 aniversario de la Fundación Reina Sofía el año pasado fue el punto de partida, ya que hubo «póker» de Reyes y Don Juan Carlos estuvo muy receptivo con la labor desempeñada por su mujer en la lucha contra el alzheimer.

A lo largo del año 2017 ha coincidido en 15 actos con Doña Sofía, y la última vez que se les vio juntos fue el pasado 16 de diciembre con motivo del funeral del Rey Miguel I de Rumanía. Este 5 de enero tiene previsto celebrar su cumpleaños en un almuerzo en Zarzuela, junto con los Reyes, hermanas, primos y sobrinos. Poco proclive a grandes fastos, en su 70 cumpleaños, por el contrario, sí organizó una cena familiar en los salones del Palacio de El Pardo a la que asistieron alrededor de 500 personas. Por su 79 aniversario decidió pasar unos días en Los Ángeles, hospedado en el Hotel Beverly Wilshire, y el año anterior cenó en el restaurante The Ivi, también en la ciudad californiana. Pese a estos destinos, el lugar en que el padre del Jefe del Estado se siente más a gusto es en la costa de Sanxenxo (Galicia), donde pasa la mayor parte del año. Un paraíso para el ex jefe del Estado: come bien, está alejado de los focos y disfruta de los amigos de toda la vida.

Ya lo comentó el propio Don Juan Carlos en verano del año pasado, en el club náutico de la ciudad, antes de poner rumbo a Canadá y competir en el campeonato del mundo de la clase 6mR a bordo del Bribón XVI: «Estaría aquí de marzo a noviembre».