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«El pacto de la tortilla» o cómo Podemos quiere comerse al PSOE

Iglesias dice que sólo apoyará a Oltra para la Generalitat y Sánchez le advierte de un acuerdo con C’s

«El pacto de la tortilla» o cómo Podemos quiere comerse al PSOE
«El pacto de la tortilla» o cómo Podemos quiere comerse al PSOElarazon

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llegaron el miércoles a su primer acuerdo: pedir una ensalada para compartir. Éste fue el único pacto que firmaron sobre la mesa y mantel de la cena «informal» y secreta de la que todavía no ha trascendido el lugar. Lejos de la «luz y taquígrafos» que Sánchez defendía en la rueda de prensa anterior al encuentro, el escenario escogido fue un reservado en el restaurante de un hotel, para estar «más cómodos y tranquilos». «Era raro hacerlo en casa, en las sedes de nuestros partidos», defendía Iglesias. Como si de un cortejo sentimental se tratase, «la primera vez hay que ir poquito a poco», bromeaba el líder de Podemos para explicar el oscurantismo que ha rodeado su primer encuentro con Sánchez.

Además de la tortilla y el pescado que pidieron los comensales, hubo otro plato fuerte: la Comunidad Valenciana. El secretario general de Podemos explicó a su homólogo socialista que su formación sólo apostará por un gobierno de Mónica Oltra al frente de la Generalitat y no entrará en un Ejecutivo presidido por el socialista Ximo Puig. Un requerimiento al que Sánchez respondió, como ya adelantó LA RAZÓN, con la intención de impulsar un acuerdo con Ciudadanos, en caso de que el frente de izquierdas no prospere. El único hándicap de esta fórmula es que el PSOE deberá contar, además, con la abstención del PP de Alberto Fabra, que no considera –por el momento– esta opción. A pesar de esta injerencia, ambos líderes acordaron dar libertad a sus dirigentes regionales, para que sean los territorios quienes piloten la política de pactos, atendiendo a las características de cada autonomía.

Desde Podemos ya señalaron que no formarían parte de los gobiernos socialistas, sino que sólo permitirían –a partir de acuerdos de investidura– que gobernase la primera fuerza de la izquierda, para desalojar al PP de las instituciones. Sólo en el caso de la Comunidad Valenciana, donde sí sería necesario forjar un pacto de gobierno, Iglesias ha sido un poco más explícito al asegurar que su partido no estará en un gobierno presidido por un socialista y que apuesta abiertamente por la presidencia de la dirigente de Compromís. Esta discrepancia se engloba en los «puntos de vista diferentes» que fuentes socialistas reconocieron tras el encuentro, en el que reinó un «clima de cordialidad» y en el que intercambiaron sus impresiones sobre aficiones comunes: las finales de la NBA que se celebrarán en los próximos días, así como sus recuerdos «de los partidos de la NBA y del Estudiantes en los años 80».

Disensiones aparte, Iglesias reconocía ayer que Sánchez le pareció «un tipo majo y cordial» y que se sintió «muy a gusto», superando la sensación de «excepcionalidad» que había experimentado en sus encuentros con José Luis Rodríguez Zapatero, Susana Díaz y José Bono. Ahora ya tiene abierto un canal de comunicación con el secretario general socialista a través del que concertarán otra reunión tras la formación de los procesos regionales.

El líder del PSOE, que no ha valorado todavía la cita, reafirmó ante el líder de Podemos su compromiso de que no pactará con el Partido Popular. «Eso está por ver», señaló escéptico Iglesias ante el escenario que se abre en Andalucía, donde Susana Díaz podría favorecer un gobierno del PP en Cádiz, cercenando las opciones de José María González, «Kichi», al consistorio.