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El Pacto de Sitges: desbloqueo institucional tras el 26-J

Empresarios catalanes dan por hecho que habrá acuerdo después de las elecciones tras el paso de los cuatro aspirantes a La Moncloa por el Círculo de Economía.

Mariano Rajoy, ayer en el Círculo de Economía de Sitges
Mariano Rajoy, ayer en el Círculo de Economía de Sitgeslarazon

Empresarios catalanes dan por hecho que habrá acuerdo después de las eleccionestras el paso de los cuatro aspirantes a La Moncloa por el Círculo de Economía.

Por vez primera acudieron los cuatro aspirantes a la Presidencia del Gobierno. Ello ha otorgado este año al Círculo de Economía categoría de altavoz político de primera. Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Mariano Rajoy, por este orden, explicaron su programa económico a los influyentes empresarios catalanes. Pero este año la política ha dominado todo.

El ambiente era de gran expectación y las conclusiones claras: a un mes de las elecciones generales Iglesias atemorizó, Sánchez tranquilizó, Rivera no entusiasmó y Rajoy convenció. Este es el análisis que hacen la mayoría de los asistentes a las jornadas de Sitges tras la advertencia previa de pedir a los partidos que dejen gobernar a la lista más votada. «Todo un papelón para el líder del PSOE», aseguran dirigentes empresariales que valoran, por encima de todo, la estabilidad y rechazan amenazas de un nuevo bloqueo electoral. Un Rajoy robustecido frente a los vetos de todos los demás. Los empresarios catalanes dan por hecho, después de haber pulsado a los aspirantes, que después del 26-J se pondrá fin al bloqueo institucional que ha marcado la vida política en España en los últimos cuatro meses.

Así llegó el presidente del gobierno en funciones al Círculo, con la satisfacción de haber escuchado a Pedro Sánchez que no habrá unas terceras elecciones. ¿Y para este viaje hemos perdido seis meses?, se preguntaban los financieros. En efecto, el documento elaborado por el Círculo, previo al encuentro, lanzaba una pequeña regañina a los políticos que han impedido formar gobierno a toda costa. Y no cabe duda de que el principal aludido es el líder socialista, enrocado en su no rotundo e inamovible a Rajoy. Pero meses después, Sánchez ha tenido que tragarse el sapo y, aunque advierte que será él quien gane las elecciones y forme gobierno, todos interpretan que ahora sí se permitirá salir al primero de la lista. Todo un triunfo para Mariano Rajoy si, como todas las encuestas pronostican, el PP es el partido más votado. Escoltado por Meritxel Batet y Miguel Iceta, con Narcís Serra sentado en primera fila, la cara de Pedro Sánchez reflejaba la reprimenda y el peso de la responsabilidad. «Ha dado usted la mano a quien ahora se la come», le espetó un destacado empresario al recordarle cómo ha facilitado los gobiernos municipales y autonómicos a Podemos. Justo el día que Ada Colau se paseaba flamante por el Círculo con su pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona bajo el brazo. Algo que ha caído como un jarro de agua fría en la sede federal de Ferraz cuando Sánchez refuerza su discurso alejado de los podemitas. Y mucho más, cuando Colau atraviesa su peor momento político con la violencia okupa en la Ciudad Condal. Para algunos empresarios el drama de este socialismo es haber perdido su centralidad, su sentido de Estado y las esencias que le hicieron un partido de gobierno. Por ello, Sánchez se esforzó en dar un mensaje de tranquilidad y destacó el referéndum catalán como línea roja para no pactar con Podemos. Pablo Iglesias debutaba en el Círculo y generó expectación. Quiso revestirse de un tono mesurado bajo el disfraz de un nuevo socialdemócrata, pero asusta. Su propio perfil físico, su mirada vitriólica y su voz radical hicieron pensar a los empresarios que no es un griego Tsipras dócil ante Europa. A tenor del numeroso auditorio que le escuchó, algunos rostros de la más pura élite empresarial catalana, puede decirse que triunfó aunque despertó temor. Nadie entiende cómo Pedro Sánchez le ha entregado el poder local cuando sólo ha recibido humillaciones. «Ha hecho usted un sumo sacrificio para nada», le dijo un asistente al líder socialista en una conversación informal tras su intervención. En efecto, en medio de la tormenta política del 26-J parece que Pedro Sánchez tendrá el gran papelón de decidir qué hace: si actúa como un «amateur» o como un líder responsable.

Albert Rivera comprueba ahora eso de que es difícil ser profeta en tu tierra. Intentó transmitir un mensaje moderado y ubicarse como decisivo para formar gobierno, pero dejó bastante frío al auditorio. El líder de Ciudadanos es un hombre tímido, se le nota y muchos empresarios no acaban de entender su pacto con el PSOE y su tremenda agresividad contra Rajoy. Sin embargo, también ahora varió algo su discurso, rebajó los ataques al PP y trató de vender una política centrista de reformas. Consciente del mensaje del Círculo, aseguró dejar a un lado toda ambición, sillones o ministerios con tal de que haya gobierno tras las próximas elecciones. Como catalán, defendió el diálogo pero sin la consulta soberanista. Y lanzó una advertencia sobre los cambios radicales extremistas que azotan Europa con un mensaje claro: cuidado con Pablo Iglesias, líder de Podemos.

De manera que el lema de todos contra Rajoy queda ahora diluido con la esperanza de formar gobierno. «Hemos perdido un tiempo precioso», comentó el presidente en funciones a su llegada a Sitges. Los empresarios valoran y les convencen sus reformas, en especial la laboral que Pedro Sánchez quiere derogar. En el eterno conflicto entre España y Cataluña reclaman un diálogo pactado. «Ni la vía unilateral de independencia, ni el quietismo», le aconsejaron algunos. El presidente insistió en su disposición a dialogar, pero siempre bajo el amparo de la ley. Los empresarios catalanes están muy preocupados por la deriva radical de la CUP, que exige la desconexión inmediata con España para aprobar los Presupuestos de la Generalitat. De lo contrario, podría haber nuevas elecciones en Cataluña, las cuartas en seis años, lo que ofrece un horizonte tenebroso de incertidumbre.

El desenlace sobre el futuro de Convergència, el reparto de papeles entre Artur Mas y Carles Puigdemont, y la ruptura de la coalición Junts pel Sí fue objeto de debate. El líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, intervino en calidad de vicepresidente económico de La Generalitat, pero no logró tranquilizar a los empresarios. La violencia de la CUP y el auge del movimiento okupa que asola estos días Barcelona les preocupa. El escenario de unas nuevas elecciones catalanas aviva aún más la urgencia de tener un gobierno fuerte y estable en Madrid. Falta un mes para las elecciones, los candidatos están en una situación límite tras seis meses fallidos y facilitar un Ejecutivo sólido con pactos de Estado ha sido la gran conclusión de este encuentro del Círculo de Economía. Le dijeron varios a Rajoy: «Presidente, el tiempo le ha dado la razón».