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Cifuentes reta a Rajoy al pedir primarias

Génova da por hecho que el Congreso del PP tumbará en votación la enmienda madrileña a los Estatutos que pide que en segunda vuelta voten también los militantes.

Cristina Cifuentes
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Génova da por hecho que el Congreso del PP tumbará en votación la enmienda madrileña a los Estatutos que pide que en segunda vuelta voten también los militantes.

El Partido Popular de Madrid hizo ayer un guiño a su acuerdo con Ciudadanos (C’s), del que depende la gobernabilidad de la Comunidad, y anunció la presentación de una enmienda a la ponencia política y de Estatutos que el PP debatirá en el Congreso Nacional de febrero. Después de todas las filtraciones sobre si la intención era colocarse a la cabeza del debate a favor de la regeneración y de la democracia interna, la enmienda afecta sólo a las primarias, y elude otros temas controvertidos como la limitación de mandatos o la incompatibilidad de cargos. Èste último es el debate más abierto y que más guerra puede dar en el cónclave, según, al menos, las previsiones que maneja en estos momentos la cúpula popular. Si bien habrá que ver qué posición adopta la secretaria general, María Dolores de Cospedal, sobre las enmiendas en esta materia, y que la afectan a ella directamente.

El PP de Madrid, en el que existe división sobre todos estos temas, sólo ha dado un paso al frente en relación a las primarias. La presidenta de la Comunidad madrileña tiene, precisamente, una buena relación con la números dos del partido y también ministra de Defensa.

En cualquier caso, el movimiento de la gestora que en estos momentos dirige al PP madrileño, a la espera de que Cifuentes asuma oficialmente el cargo de presidenta regional en el próximo congreso, no preocupa en Génova. La presión de los afiliados para tener una mayor presencia en las decisiones la resolvieron por la vía de establecer un mecanismo de doble vuelta, en el que en la primera votación deciden los afiliados y, superado un porcentaje, la decisión es de los compromisarios. Y según los cálculos de la dirección nacional del PP, la enmienda en favor de las primarias será tumbada en votación en el cónclave. En principio se votará en comisión, y en el caso de la ponencia de Estatutos en ella participan todos los compromisarios, por lo que el Pleno y la comisión es lo mismo. Es decir, que participarán los más de 3.000 compromisarios representados en el Congreso. En Génova no hay dudas al respecto. «Esta enmienda no prosperará. No tiene apoyos internos. Se quedará en un gesto».

El PP de Madrid tendrá que votar el próximo jueves la enmienda a la Ponencia Política y de Estatutos que los populares debatirán en su XVIII Congreso, donde apuestan por el sistema de elección directa por los afiliados del presidente del partido tanto a nivel nacional como regional y provincial; es decir, «un militante, un voto».

Esta enmienda, indican desde el PP de Madrid, responde al compromiso de Cristina Cifuentes, presidenta de la gestora, de «avanzar en la regeneración democrática y devolver el protagonismo del partido a los afiliados, como elemento clave para la revitalización del PP».

El PP de Madrid valora de manera positiva la incorporación que el coordinador de la Ponencia de Estatutos, Fernando Martínez-Maillo hace en el texto mediante el mecanismo de la doble vuelta, pero «en el marco de la regeneración democrática», quieren ir un paso más y dar a los militantes el máximo protagonismo y capacidad de decisión, algo que consideran es «el sentir» de la mayoría. La propuesta que el PP de Madrid plantea y que tendrá que negociar aún con Maillo, hace en la segunda vuelta una diferencia sustancial con respecto a lo establecido en la Ponencia de Estatutos, dado que, en el proceso de elección final, en esa segunda vuelta, serán nuevamente todos los militantes los que con su voto decidan quién será presidente nacional, regional o provincial. De acuerdo a este modelo, la función de los compromisarios que resulten elegidos al inicio del proceso quedaría limitado a un grupo de trabajo destinada a la presentación de enmiendas a los Estatutos y resto de ponencias, así como la votación y aprobación de las mismas. Con este sistema, consideran, se pondría fin al dedazo y a las «insinuaciones de sucesión».