Elecciones generales

El PP europeo arropará a Rajoy al final de la campaña catalana

La Ejecutiva popular aprobará hoy que ayuntamientos y CC AA voten un texto en defensa de la unidad nacional

Oriol Junqueras, Raül Romeva y Artur Mas, ayer durante un acto de precampaña en Mollet del Vallès (Barcelona)
Oriol Junqueras, Raül Romeva y Artur Mas, ayer durante un acto de precampaña en Mollet del Vallès (Barcelona)larazon

La Ejecutiva popular aprobará hoy que ayuntamientos y CC AA voten un texto en defensa de la unidad nacional.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aprovechará hoy la reunión de su Comité Ejecutivo para animar al PP con una valoración «prudente», pero positiva, de las últimas encuestas sobre intención de voto, y que coinciden en confirmar una mejoría de su partido. El presidente hará un análisis también positivo de la situación económica y política y resaltará la importancia del valor social de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que, personalmente, se ha empeñado en aprobar antes de disolver las Cortes Generales. Esta tramitación condiciona notablemente la fecha de las elecciones generales.

Pero Cataluña será uno de los asuntos principales de su discurso. Las elecciones autonómicas catalanas están condicionando, de hecho, toda su estrategia. Y prueba de ello es que la campaña de las generales está paralizada hasta que pasen esos comicios. Los trabajos siguen en Génova, pero será después del 27-S cuando la dirección popular tomará las decisiones más relevantes, activará el comité de campaña y entrará de lleno en la elaboración del programa electoral.

Esta mañana el Comité Ejecutivo bendecirá la decisión de trasladar a todas las comunidades autónomas y ayuntamientos el debate sobre Cataluña y la respuesta frente al programa rupturista de la lista independiente que promueven CDC y ERC. Pero no es el único golpe de efecto que esconde la estrategia popular hasta el día 27. Para la recta final, en la última semana de campaña, desembarcará en Barcelona el Grupo Popular Europeo con el mismo mensaje que dejaron estos días de atrás la canciller alemana, Ángela Merkel, y el primer ministro británico, David Camerón: una Cataluña que declare la secesión se queda fuera de Europa, a la cola de los que ya han solicitado la adhesión al club comunitario. La plana mayor de los populares europeos recordará sobre el terreno las consecuencias de activar la «desconexión» con España que Artur Mas y Oriol Junqueras han incluido en su programa electoral. Será un mensaje más técnico que político, pero de inevitable lectura política. Y será más técnico porque se sostendrá en explicar las reglas internas de la Unión Europea (UE) y, en consecuencia, la respuesta obligada de Bruselas a una declaración unilateral de independencia por parte del nuevo Parlamento catalán. Con los efectos que esto tendría desde el punto de vista económico y político. Rajoy confía en que este discurso europeo llegue a los ciudadanos catalanes y ayude a limitar la mayoría a la que aspira la lista de Juntos por el Sí. La estrategia de su partido va a volcarse, asimismo, en quemar todas sus naves para intentar atraer el mayor número de «voto constitucionalista». Dicen que su candidato es más sólido que la «cabeza de lista» de Ciudadanos y en esa competencia con el partido de Albert Rivera entra la llamada al voto por encima de siglas y de ideología. Si Ciudadanos les superase en las urnas, el «golpe» tendría también una lectura nacional para Rajoy.

En cuanto a la moción que el PP someterá a votación en los parlamentos autonómicos y en los plenos municipales, el objetivo es que todos los poderes públicos y Administraciones declaren su compromiso con la cohesión y la unidad de España. La moción, que impulsa el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, reivindica también la convivencia y la concordia entre todos los españoles y la soberanía nacional. E insta a todas las instituciones y a la sociedad española a defender y poner en valor el Estado de Derecho, los valores constitucionales y el sistema de libertades.

Un texto de trazo grueso que, en principio, no debería plantear ningún problema para que sea suscrito por la mayoría del arco parlamentario. Pero el PP lo impulsa también con el objetivo implícito de colocar a la izquierda frente a sí misma y convencido de que en estas votaciones saldrán a la luz sus contradicciones. Aún resuena el mensaje del ex presidente del Gobierno Felipe González en la carta que publicó en El País. Y en la que defendía, por ejemplo, que no cabe equidistancias, por muchas que sean las diferencias políticas, ni tampoco cabe sentarse a dialogar con quien quiere vulnerar la Ley. El discurso de la dirección socialista no se ajusta estrictamente a este planteamiento porque por medio entra el juego político, del que también participa el PP, dentro de la lógica más de partido.

La moción del PP, que impulsarán todas las delegaciones territoriales, defiende la igualdad y la libertad de todos los españoles, la pluralidad y la singularidad de los territorios que la conforman, pero dentro de unas pautas de concordia y convivencia en las que se respete el principio de la cohesión y de la solidaridad, y en las que cada ciudadano, viva donde viva, tenga derecho a seguir siendo un español «libre e igual, con obligaciones y derechos fundamentales garantizados por la Constitución».