País Vasco

El PP vasco asume la marcha de Quiroga y Cospedal intenta pararla

La secretaria general del PP de Euskadi, Nerea Llanos (i), a su llegada hoy a la sede del partido en Vitoria
La secretaria general del PP de Euskadi, Nerea Llanos (i), a su llegada hoy a la sede del partido en Vitorialarazon

La presidenta del PP vasco, Arantxa Quiroga, siguió ayer alimentando el desconcierto entre las filas populares después de que se ausentara de la reunión de la Junta Directiva regional con la excusa de que estaba en Madrid.

La secretaria general de los populares vascos, Nerea Llanos, justificó esta nueva ausencia, después de días desaparecida, en que tenía una entrevista en la capital, aunque no aclaró con quién era ni para qué. El PP vasco vive una situación surrealista desde que la pasada semana su «número uno» tuviera que rectificar su decisión de apoyar una iniciativa con la que pretendía alcanzar un acuerdo sobre la convivencia con todas las fuerzas políticas, incluidos los «abertzales» de EH Bildu, pero sin que en ese documento apareciese el término «condena» de la violencia, que se sustituía por «rechazo» para facilitar los acuerdos.

Desde entonces el PP vasco está en la práctica, aunque no en la teoría, sin presidenta regional, ya que ha suspendido su agenda y ha evitado todas las comparecencias públicas. Mientras que en Madrid y en el País Vasco han ido a más los rumores sobre su dimisión. La incertidumbre y el desconcierto se imponen, aunque ayer por la mañana la secretaria general, María Dolores de Cospedal, volvió a negar su dimisión, antes de trasladarle su apoyo desde Bruselas. Cospedal aupó a Quiroga a la dirección del PP vasco y sigue siendo su principal valedora. Y ayer, para acallar la crisis interna, y las voces que han salido a la palestra a rectificar a la líder vasca y a exigirle que aclare su situación, Cospedal optó por destacar que sigue siendo la «presidenta» porque «no hay ningún problema ni crisis» en el PP vasco. También sostuvo que no ha sido desautorizada de ninguna manera, sino que «ha sido absolutamente respaldada», informa Servimedia. Cospedal añadió que el hecho de que «una persona no quiera estar en los medios durante cuatro días, eso no es una crisis». «¿O ustedes no descansan cuatro días nunca?», planteó a los periodistas. La falta de transparencia sobre el objeto de la visita de Quiroga a Madrid provocó que en el partido se diese por hecho que iba a reunirse con Cospedal para analizar su futuro político, e intentar parar su dimisión. Una cita que parece ser que se celebró a primera hora de la tarde.

Entretanto, el pasado lunes el presidente del PP de Guipúzcoa, Borja Sémper, reconocía que le producía «vergüenza ajena el espectáculo que está dando el PP vasco» en los últimos días. Y la enmienda le ha llegado de otras voces tan autorizadas como el ministro de Sanidad, presidente del PP de Álava y ex alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso. Quiroga se vio obligada a rectificar por la presión de algunos de sus compañeros de filas, y desde el pasado jueves hasta ayer a mediodía ni siquiera algunos de sus colaboradores más estrechos habían conseguido hablar con ella. Mutismo público y también con algunos de los miembros de su círculo de confianza. La dirección del PP vasco aseguró ayer que desconoce si Quiroga seguirá siendo la presidenta del partido, aunque espera que haga pública su decisión de forma «inmediata». Y advirtió de que esta formación «está por encima de las personas», todo un aviso a navegantes. La «número dos» de Quiroga señaló incluso que las personas «van y vienen» y que «relevos hay muchos». «En el PP vasco lo que sobran son activos», defendió Nerea Llanos, antes de reclamarle que «no tarde mucho» en aclarar su futuro. «La situación no es fácil», sentenció. Nerea Llanos forma parte del equipo que Quiroga promocionó al llegar a la dirección regional. Oficialmente el partido siguió sosteniendo el discurso del respaldo, en la línea marcada por la secretaria general. Aunque Quiroga ya estaba cuestionada desde antes de este incidente por la división interna y sus dificultades para ajustarse al nuevo escenario político.