Elecciones catalanas

El PP ve a Iceta más presidente que a Arrimadas

Génova sostiene que sus últimos sondeos les dan una «mejora» y confía su remontada al 25 por ciento de indecisos

Miquel Iceta, líder del PSC
Miquel Iceta, líder del PSClarazon

Génova sostiene que sus últimos sondeos les dan una «mejora» y confía su remontada al 25 por ciento de indecisos.

El PP busca en el voto de los indecisos su tabla de salvación en Cataluña. Los «trackings» con los que intentan conocer las tendencias en los últimos días de campaña les dicen que la candidatura de Xavier García Albiol «mejora» en proyección de voto. Génova no precisa en qué se puede traducir esa «mejora» en escaños, y sí subraya que «hay un 25 por ciento de indecisos que pueden cambiar de voto dentro de los bloques».

Su estrategia para afrontar esta recta final se centra en apelar al voto útil para frenar al independentismo, y es el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien personalmente ha asumido la tarea de combatir en estas últimas horas el mantra de Ciudadanos (Cs) de que votar al PP es tanto como tirar la papeleta.

El porcentaje de indecisos junto con el voto oculto son la salida en la que se refugian los populares para negar que se crean las encuestas más pesimistas. De cumplirse, además de cobrarse a medio plazo, no de manera inmediata, el liderazgo de García Albiol, la situación también podría afectar a la proyección nacional del PP.

Pero ahora están en la pelea por arañar el último voto en un contexto muy difícil y marcado por el riesgo de que al menos tres escaños se decidan por un puñado de votos entre el PP y partidos que impulsan el proceso independentista en las circunscripciones de Lérida, Gerona y Tarragona, donde el PP libra un pulso con la CUP, ERC y Juntos por Cataluña.

La Ley Electoral beneficia a los independentistas en las provincias menos pobladas, especialmente Lérida y Gerona, donde tienen más apoyos y cuesta menos conseguir un diputado.

El mismo viernes, Rajoy presidirá el Comité Ejecutivo del PP. La convocatoria tiene como único punto del orden del día valorar los resultados de las elecciones catalanas y fijar posición ante el nuevo horizonte político. Si se hace caso de todas las encuestas publicadas, es muy posible que el viernes se conozca el partido que ha ganado las elecciones, en lo que parece que es una batalla entre ERC y Cs, pero dentro de un tablero político tan abierto que es también muy posible que no se pueda anticipar cuál será el nuevo Gobierno catalán.

En la dirección popular confían en que el día después de las elecciones su marca catalana haya «salvado los muebles» partiendo de los 11 escaños que tienen en el Parlament, su suelo electoral. Necesitan llegar a los 5 parlamentarios para poder formar grupo propio, y ésta sí que es la frontera entre lo que sería un fracaso irrecuperable.

A días de la cita con las urnas desde la dirección popular, por cierto, siguen dejando ver que entienden más viable que el líder del PSC, Miquel Iceta, pueda llegar a ser presidente de la Generalitat antes que la candidata de Cs, Inés Arrimadas, pese a que las encuestas dan un resultado mucho mejor a esta última que al dirigente socialista.

Su justificación es la misma que alega Iceta para reivindicarse como presidente, aunque no quede ni siquiera como segunda opción: que provoca menos rechazo que Arrimadas. Esto no sería ya una cuestión de votos, según la tesis que comparten PP y PSC, sino de quién puede generar menos vetos. Como ya informó este periódico, la cúpula popular siempre ha visto más factible, y más favorable además a sus intereses de partido, que de haber una opción para un gobierno constitucionalista, lo presidiera Iceta antes que Arrimadas.

La líder catalana de la formación naranja debería apoyar a Iceta antes que asumir la responsabilidad de que gobernaran los independentistas si se dieran las circunstancias, alegan en Génova siguiendo el discurso del PSC. Y si no, Iceta puede tener abierta la puerta de reeditar un tripartito con ERC y la candidatura de Xavier Doménech, siempre que los republicanos renuncien a la bilateralidad. Son especulaciones, no obstante, porque los sondeos dejan todo tan abierto que hace muy difícil hacer apuestas.