Barcelona

El proceso independentista, ni apoyo internacional, ni mayoría social, ni control del territorio

Según un informe del Real Instituto Elcano, el desafío soberanista catalán puede percibirse como egoísta y contrario a la solidaridad

El proceso independentista, ni apoyo internacional, ni mayoría social, ni control del territorio
El proceso independentista, ni apoyo internacional, ni mayoría social, ni control del territoriolarazon

El proceso independentista carece de apoyo internacional, no cuenta con mayoría social y no tiene capacidad para un control efectivo del territorio, según han coincidido hoy en señalar diversos expertos del Real Instituto Elcano.

Varios investigadores del centro han mantenido un encuentro con los medios para analizar la situación en Cataluña, en el que el director de la institución, Charles Powell, ha considerado que para ganar el "corazón y las mentes"de los catalanes que han pasado de "la aceptación"del Estado a "la desafección"debería reformarse el Estatuto de autonomía catalán y la Constitución para permitir un reconocimiento simbólico de la nación catalana.

La investigadora encargada de las áreas de opinión pública y de migraciones en la institución, Carmen González Enríquez, ha asegurado que el Govern ha recurrido a la "política étnica"para forjar en los catalanes una "identidad separada"y enfrentarla a la de los españoles a través del control en la educación y los medios de comunicación autonómicos.

En su opinión, la Generalitat ha estado "vendiendo sólo una parte de la verdad", "adoctrinando"a la población a través del relato de "David frente a Golliat"y "alimentando con falsedades"el futuro de una hipotética Cataluña independiente.

Un problema al que se ha sumado, a su juicio, que "la calle esté dominada por una mitad"y que sea "menos espectacular hablar de la legalidad que de manifestaciones y violencia".

Ignacio Molina, investigador sobre política exterior y europea de España, ha compartido esta reflexión para señalar que el Gobierno, frente a esa estrategia de la Generalitat, ha sido "muy eficaz"en la parte diplomática, aunque "no ha tenido proyección pública y ahora quizá pueda arrepentirse de ello".

También se ha referido a este asunto Andrés Ortega, director del Observatorio de las Ideas, que ha dicho que el esfuerzo diplomático del Ejecutivo se ha traducido en que Europa apoye "sin fisuras"su postura y, mientras, el Govern ha cometido un "gran error"al celebrar el referéndum "sin un apoyo internacional mínimo".

Según Ortega, Europa tiene ahora una manera "activa y positiva"de apostar por una Cataluña integrada en España, que es establecer la sede de la Agencia Europea del Medicamento en Barcelona.

Por otro lado, Federico Steinberg, experto en economía política internacional, ha advertido de que la salida de empresas de Cataluña, que ya supera las 1.300, tiene una connotación simbólica importante y ha considerado que el impacto de la crisis catalana dependerá "de cuánto dure la inestabilidad".

Aun así, cree que la cuestión secesionista no debería impactar en la previsión de crecimiento de España del año que viene, que "seguiría alrededor de los 3 puntos".

Una opinión que comparte Carmen González Enríquez, quien considera que las empresas están mandando a la Generalitat con su marcha el mensaje de que no van a poder mantener un gobierno independentista con sus impuestos.

Según el informe del Real Instituto Elcano, “el proceso independentista catalán no ha recibido hasta ahora ningún apoyo exterior: Merkel, Hollande, Obama, Cameron, May, Macron, Trump, Juncker, Tusk y todos los líderes internacionales, con la excepción del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, apoyan expresamente la unidad de España y el respeto a la Constitución. Además, es extremadamente improbable un cambio de posición en los líderes internacionales dada su fuerte resistencia a apoyar o aceptar pragmáticamente una secesión basada en un proceso unilateral, sin que además exista mayoría clara de las fuerzas independentistas y teniendo en cuenta los recelos de la sociedad catalana”.

Se explica que dada la fuerte correlación existente entre identidad o usos lingüísticos y preferencias sobre la independencia, “un referéndum se convertiría en un mecanismo de división suma cero, en el que una mayoría pequeña —y probablemente inestable— imponga sus preferencias de un modo difícilmente reversible”.

Ante esta situación, un bloqueo tan divisivo, cree que podría superarse si se concibe una nueva forma de acomodo en España. “Un reciente sondeo muestra que el porcentaje de catalanes favorables a una solución de reforma constitucional y mejora del autogobierno es de casi el 70% (incluso mayoritario entre los independentistas).”

También se refiere al estudio al tipo de apoyo social del independentismo. Así, asegura, “a diferencia de Escocia, que es menos próspera que la media británica y donde el independentismo tiene una fuerte base en la clase trabajadora, Cataluña no es sólo una de las regiones más ricas de España sino que el nacionalismo catalán tiene más apoyo entre rentas altas. Puede percibirse como egoísta y contrario a la solidaridad”. Además, mientras que el independentismo escocés es un fenómeno con más éxito en las grandes ciudades, en Cataluña la división territorial es inversa: en el medio rural hay una mayoría a favor de la secesión y en el medio urbano una mayoría en contra